Pedro Echeverría V.
1. López Obrador, el futuro presidente de México, será acusado por la derecha y los empresarios de autoritario y déspota si los obliga a bajar sus ganancias, si les pide que contribuyan al desarrollo del país, pero sobre todo si obliga a los 50 más grandes empresarios que no pagan impuestos a que ahora sí cumplan. Pero si por el contrario, se reúne permanentemente con ellos, si les pide su opinión y si camina por la ruta trazada por las organizaciones empresariales, entonces siempre recibirá halagos y los medios de información estarán de manera continua hablando bien de él.
2. Por lo contrario: si cede AMLO ante la reducción de salarios, en las propuestas de aeropuerto, en Bartlett, Nestora, Gómez Urrutia, Mireles, Sansores, entonces por la izquierda lo acusaremos de blandengue o papanatas. Si adopta una posición firme, los panistas, priístas, derechistas, empresarios, dirán que no escucha, que es terco como una mula, que es tan autoritario como el venezolano Maduro. Lo anterior nos permite entender lo difícil que es gobernar, sobre todo si se adopta una posición claudicante, imparcial, ante problemas que sufre el pueblo desde hace más de un siglo.
3. Cuando la derecha y sus seguidores dicen que “los técnicos deben decidir” esconden que los pobres “técnicos” –por la limitación de sus concepciones y carácter de su obra- siempre hacen lo que los políticos determinan. Cuando se usa la frase de “La técnica al servicio de la patria”, no es otra cosa que al servicio de los empresarios, de los políticos, de quien les ordena. Lo que sucede es que López Obrador, Bartlett, Noroña, poseen convicciones políticas muy cercanas a la mayoría de la gente, a los trabajadores, y eso incomoda a la derecha. Por ello se dice que es un asunto de clases sociales.
4. López Obrador, de ninguna manera puede acusársele de ser de izquierda, tampoco a Bartlett, Muñoz Ledo, Monreal, Cárdenas y de muchos más partidarios de lo electoral. Todos ellos vienen del PRI, pero con su comportamiento de más de siete años, se puede decir que lavaron sus culpas. Y los que vienen del PAN –también con mil funestas acciones y pensamientos- todavía deben cumplir ocho o 10 años en la lucha social de centro-izquierda para que paguen sus culpas de despreciar o no hacer nada por los trabajadores. Así que los expanistas tienen que hacer méritos.
5. Así que los hijos de Manuel Clouthier -que fue un flamante dirigente empresarial, defensor de los banqueros, así como candidato presidencial del derechista pro empresarial (PAN)- tendrán que hacer muchos más méritos para que sean aceptados por el pueblo. Porque Morena, aunque no se quiera, es un partido de centro-izquierda o de la línea socialdemócrata que si quiere vivir tiene que hacer un limpia de dirigentes. Los tiene que vigilar para que en el primer mal comportamiento caminen hacia fuera. Vigilar a expriístas, expanistas, experredistas y demás con pésimas costumbres.
6. López Obrador le abrió las puertas a todos con el fin de ganar la elección, pero ya adentro todos. Como diría López Obrador: “hay que cuidar la cartera”. Hay mucha gente más que probada en 20, 30, 40, años, en la lucha social junto a los trabajadores; pero hay funcionarios de Morena con unos meses y no más de dos años que deben ser vigilados y, en caso necesario denunciados para que regresen de donde vinieron. Cuando nació el PRI en 1929 era un partido honesto; cuando nación el PAN en 1939 también lo era. Cuando nació el PRD en 1989 era lo mejor; hoy son basura pestilente. ¿Eso mismo queremos de Morena? (2/VIII/18)
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