Utopía
Eduardo Ibarra Aguirre
La expedición por parte de la Fiscalía General de la República de 20 órdenes de aprehensión en contra de elementos que pertenecen –o bien pertenecieron– al Ejército en los batallones 27 y 41 de Infantería, mismos que se encontraban de guardia durante la noche de Iguala, Guerrero, el 26-27 de septiembre de 2014, son harto indicativas de los nuevos tiempos que vive la institución castrense a partir del cambio de comandante supremo de las fuerzas armadas, operado el 1 de diciembre de 2018.
Durante más de cuatro años los cuarteles y sus mandos, también la élite de la sociedad vestida de verde, estuvieron herméticamente cerrados y enmudecidos ante los requerimientos informativos y cuando más tarde el Grupo Interdisciplinario de Expertas y Expertos Independientes invitado oficialmente a coadyuvar a la investigación, solicitaron entrevistarse con los mílites, el rechazo de Miguel Ángel Osorio Chong, secretario de Gobernación de Enrique Peña, fue intransigente, categórico, envuelto demagógicamente en la bandera de la soberanía nacional. Los expertos deberían entregar sus preguntas al Ministerio Público para que éste las presentara a los soldados.
Otro pretexto argüido con mucho ruido mediático por una mediocracia oligopólica que hasta hoy protege la denominada verdad histórica del entonces procurador Jesús Murillo, fue que se dañaba la imagen y la autoridad de la Secretaría de la Defensa Nacional.
Es el presidente Andrés Manuel quien colocó el tema en su justa dimensión, el lunes 23. “Nada de que se actúa así para proteger el prestigio de las fuerzas armadas. No, el prestigio se obtiene actuando con rectitud, no ocultando las cosas. Las fuerzas armadas como institución son una cosa y la actitud de ciertos miembros es otra, no es lo mismo. ‘Es que se va a dañar, se va a manchar el Ejército o las fuerzas armadas’. No. Sí se manchan si hay complicidad, si no se actúa con la verdad; si no, no tienen por qué mancharse, se castiga a los responsables y se limpia”, argumentó en Palacio Nacional.
“Yo no sé qué pensaron. Estamos hablando de dos momentos, ¿no? Ya habían cometido esta atrocidad. ¿Por qué ocultar los hechos? ¿A quién protegieron? ¿Quién puede ser más importante que la justicia y que la verdad?” Son preguntas hechas por Obrador que apuntan al corazón de la masacre estudiantil –tardíamente reconocida– y que quizás la investigación ministerial y los veredictos judiciales lleguen a contestar algún día, aunque las oposiciones mediática, empresarial y partidista se niegan a valorarlas porque ponen en entredicho su obcecado papel de “contreras” de todo lo que haga o deje de hacer la 4T.
Mas existen observaciones que no pueden ser colocadas en el mismo costal, que formarán parte del debate de los próximos meses y años, además de que no es saludable descalificar porque sus portadores son fulano o mengano, quienes legítimamente formulan la pregunta de si es dable la existencia de un “crimen de estado” sin “jefe de Estado” que lo autorice, encubre o proteja a los autores.
La respuesta de AMLO forma parte del debate, como una opinión más, la presidencial mas no por ello certera en automático. Ante la insistencia de colegas que cubrieron la mañanera del lunes 22 sobre la posible responsabilidad de Peña Nieto, dado que debió conocer el sentido de las investigaciones, dijo que, en su caso, sería potestad del juez determinar si el expresidente estaría involucrado. “Si la fiscalía o los jueces determinan que hay otros implicados, ellos lo van a decidir en absoluta libertad”. Veremos.
Acuse de recibo
La II convención nacional de Morena acordó “desconocer” a la dirigencia partidista y emprender “acciones contundentes” para retomar el control del partido “desde abajo”, expuso John Ackerman. Pero de los 5 000 militantes procedentes de las 32 entidades sólo 1 000 firmaron el “juicio madre” que se presentó ante el Tribunal Electoral con el que se solicita anular el proceso de elección de consejeros a los congresos estatales (20 y 31-VII), y posteriormente al Congreso Nacional que se celebrará en septiembre… Muy poco asimiló Ackerman la sólida explicación que le dio Juan Carlos Monedero sobre el papel del partido en los gobiernos progresistas... Aquí consignamos el 15 de agosto: Primitivo Rodríguez sostiene que “El despido de Irma Eréndira Sandoval de la Secretaría de la Función Pública en junio de 2021 y haber pasado de largo a Pablo Amílcar Sandoval para la gubernatura de Guerrero, causaron a John Ackerman un fuerte resentimiento contra el presidente Andrés Manuel López Obrador. Ambos sucesos afectaron seriamente la carrera política de su esposa, de su cuñado y de él mismo. Los tres veían como parte natural de su futuro gobernar Guerrero, dirigir Morena y alcanzar la Presidencia de la República”… Ahora agrega: “Gracias, Eduardo, por incluirme en su Acuse de recibo. Que siga usted adelante en el valioso trabajo que realiza para bien de la ciudadanía y de México. Primitivo Rodríguez Oceguera”.
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