Pedro Echeverría V.
1. Bastaría que Carlos Slim y dos a tres de sus amigos multimillonarios que figuran en la lista de Forbes, intervengan con regaños, torciéndoles la orejas al presidente López Obrador, al tal X González, a los panistas y priístas, para que las chismosas confrontaciones bajen de tono y se firmen acuerdos. “En México de la alta política –les recuerdan- nadie debe acelerarse porque la paz es primero”. Claro, aunque miles o millones de personas estén exigiendo la desaparición del INE, de los jueces corruptos, que los legisladores se reduzcan a la mitad; que el dinero al INE, a los partidos y a los jueces, bajen; no puede esperar hasta que se enfríe la confrontación.
2. Se acercan los procesos electorales y el ambiente se está calentando, pero en México –donde la población no interviene o lo hace poco, los acuerdos siempre han ocupado el primer lugar. El INE como árbitro ha sido muy corrupto porque sus consejeros obedecen directa o indirectamente a intereses de los partidos políticos. Durante casi 30 años –además de dilapidar junto a los partidos- muchos miles de millones del presupuesto público cada año, se mueven para favorecer a partidos y personajes con los que acuerdan. Este último argumento es esencialmente el motivo por la mucha desconfianza que tiene población desde que fue creado.
3. Pero otro problema duro de eliminar es casi todo el personal que pertenece al poder judicial. Estuvo en las manos de López Obrador en los primeros meses de su gobierno, tal como lo hizo el presidente Bukele en El Salvador provocando incluso la renuncia de la embajadora yanqui. Pero AMLO –tal como perdonó a los cinco expresidentes vivos con grandes pruebas de corrupción y asesinatos y lo ha hecho con más de mil súper corruptos- dejará que los jueces, incluso su fiscal general acusado por la población de ineficiente- sigan ocupando sus cargos. Por ello digo arriba que nada sucederá porque todo se ha convertido en farsa y demagogia.
4. AMLO tiene un miedo terrorífico a los grandes empresarios, al ejército, a los jueces, sobre todo a los EEUU. Quiere conservar su gobierno aunque termine siendo más de lo mismo, igualito a los que diario critica, al PRI y al PAN. Hace algunas pequeñísimas reformas –como también sus antecesores hicieron para congraciarse- las propaga ampliamente, pero las cosas importantes como elevar el salario mínimo a 500 pesos diarios, frenar el desplome educativo y de la salud, acabar con la delincuencia, obligar a los súper millonarios a entregar parte de su capital en forma de impuestos y reducir a la mitad al ejército, las deja a un lado.
5. “Primero los pobres” se convirtió en una frase de campaña porque estando al fin de su sexenio los pobres –según números- siguen igual o quizá peor. Por el contrario los millonarios –según infinidad de publicaciones- tuvieron gigantescos ingresos. Quizá lo mismo esté sucediendo en todos los gobiernos calificados de progresistas y hasta antimperiistas o de “izquierda”. Pero si fueran honestos confesarían que no pueden hacer nada serio contra las clases dominantes quienes los obligan a someterse. A Petro, Boric, Lula, otros –aunque quieran hacer algunas reformas valiosas para la población, no les quedará más que arrastrarse antes el capitalismo y el imperio. (5/XI/22)
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