Pedro Echeverría V.
1. Ningún presidente mexicano -ni el “jefe máximo” Calles, ni Salinas, menos AMLO- han podido estar de pie; gobernaron siempre de rodillas ante el sistema capitalistas y los poderosos empresarios que lo presiden en México y el extranjero. Mendigando siempre inversiones, permitiendo desfalcos de sus cercanos, culpando a sus antecesores y acumulando riquezas que luego salen a la luz, los gobernantes y partidos pelean entre sí por quedarse con la mayor tajada del pastel que les tiran bajo la mesa los que realmente mandan en el sistema. Luego los gobernantes, para justificar sus años de gobierno, dicen con cinismo que “no se pudo porque no los dejaron”. Siempre lo han sabido, pero se hacen gobierno para pescar algo.
2. Luego da coraje, pena, vergüenza, que miles de gentes se dejen engañar con discursos falsos, regalos al estilo limosnas tipo iglesias, con propaganda en los medios y que los lleven a votar por personajes que –como hace 120 años- en lugar de sacar de la pobreza a la población la han hundido más en la miseria. Ante esta situación la gente por ningún motivo debe votar por partido o personaje alguno: ni por uno o por otro; tampoco acudir a anular su voto. Simplemente aprovechar el día para reunirse con la familia a jugar o charlar. Votar significa que estás de acuerdo en que te sigan engañando como desde hace un siglo, que sigas siendo víctima de quienes han visto que eres una presa fácil manipulable.
3. Me ha llegado la publicación de Animal Político que concluye que “México está destruyendo el futuro. En los tres primeros años de gobierno de Andrés Manuel López Obrador y en los tres últimos de Enrique Peña Nieto, más de 480 mil niñas, niños, adolescentes y jóvenes de hasta 29 años han sido impactados por la violencia, bien como víctimas directas de asesinato, lesiones o desapariciones, o bien, como presuntos perpetradores de delitos debido a la falta de oportunidades o al reclutamiento forzado del narco”. Sin embargo, sus lectores son relativamente pocos; son intelectuales que entienden y aprueban lo escrito, pero que no tienen capacidad ni deseos de hacer algo importante para remover el sistema.
4. Los gobiernos y sus patrones los ricos, han repetido que el pueblo está contento y hasta feliz; que sus ingresos económicos les alcanza para vivir y hasta para divertirse. Por ello piensan que el presupuesto público que concentra el gobierno alcanza para que todos los políticos sigan acumulando riquezas que atracan y roban. Por ello dedican su tiempo a pelear entre ellos para conseguir los cargos con los más altos salarios. Es todo un sistema de dominación con antigüedad de siglos que siempre he buscado su desaparición, su muerte. Sin embargo, he reconocido siempre que está fuertemente cimentado y que para extirparlo de raíz hay que hacer revoluciones profundas anticapitalistas, antielectoreras, que sólo distraen y engañan. (24/VII/23)
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