El rencuentro de las dos mujeres, los lazos de amistad que se vuelven a entretejer con la premura que exigen las circunstancias y la remembranza dolorida y festiva de mejores tiempos es la materia narrativa que aborda y desarrolla con sobriedad madura La habitación de al lado (The Room Next Door, 2024), la cinta más reciente del español Pedro Almodóvar y primer largometraje suyo totalmente hablado en inglés. La escritora Ingrid, famosa por sus análisis sobre formas súbitas de morir, se enfrenta a la experiencia muy tangible de una lenta agonía cercana, pero, sobre todo, al duro dilema moral que supone el favor especial que le pide Martha: acompañarla en sus últimos momentos de vida, compartir por un tiempo incierto la lujosa casa de campo que la enferma ha rentado para alejarse del entorno conocido, apartarse de las pertenencias demasiado familiares y precipitar, por su propia mano y con drogas clandestinas, el acto de eutanasia que prohíben las leyes. Martha no pide a su amiga participar en ningún suicidio asistido, sino tan sólo su acompañamiento afectivo, su simple cercanía física en una habitación al lado de la suya, para no terminar sus días en la soledad y el desamparo absoluto.
Pocos años después de haber filmado Dolor y gloria (2019), y a dos décadas de su exitosa Hable con ella (2002), dos cintas que abordan de modo memorable y sensible los temas de la soledad, el envejecimiento y la proximidad inquietante de la muerte, Almodóvar escribe el guion de La habitación de al lado a partir de la novela Cuál es tu tormento (What Are you Going Through, 2020), de la estadunidense Ingrid Nunez, quien ya en 2013 había publicado Siempre Susan, recuento intimista del tiempo que compartió con una Susan Sontag enferma de cáncer y con su hijo David Rieff, también escritor. Almodóvar parte de esa insistencia literaria en el tema de la muerte para construir, a su habitual modo esteticista y dramáticamente intenso, un relato más personal sobre los compromisos de amistad fortalecidos por una desgracia cercana. Esta solidaridad afectiva está presente en grandes melodramas de Douglas Sirk que Almodóvar venera. El manchego añade ahora referencias a la lúgubre melancolía del final de Los muertos, relato breve de James Joyce.
Un Almodóvar más sobrio ahora que en otras cintas suyas desecha aquí la inutilidad de un artificio ya esforzadamente frívolo para concentrarse en el juego maestro de dos actuaciones que se retroalimentan de modo impecable. El crepuscular arrebato emocional de Tilda Swinton contrasta admirablemente con la contención dramática de una Julianne Moore controlando de modo inteligente el azoro que le provoca una tragedia que podría cambiar su vida y su manera de ver el mundo. El cineasta manchego refrenda su habilidad para dirigir actrices y crear personajes femeninos memorables, misma que comparte con Godard, Fassbinder y François Ozon. Nada o poco habría que objetar a su elección de filmar en inglés una situación dramática de suyo universal. Tal vez sólo se deje sentir la relativa ausencia de un distanciamiento humorístico mayor como contrapunto balsámico para tratar asuntos tan delicados y complejos como la enfermedad terminal y la muerte. A estas alturas, sin embargo, Almodóvar es capaz de afinar aún más su talento artístico y deparar nuevas sorpresas. La habitación de al lado conquistó el León de Oro en el pasado festival de cine de Venecia.
Se exhibe en la Muestra Internacional de Cine en la Cineteca Nacional Xoco, en la sala 2, a las 13:30 y 18 horas.
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