10/12/2025

Televisa y el PRI, simbiosis corrupta

 sinembargo.mx

Álvaro Delgado Gómez

El Partido Revolucionario Institucional fue creado por uno de los presidentes más corruptos de México, Miguel Alemán Valdés, quien fundó también las bases de Televisa junto con el primer Emilio Azcárraga y ambos —el PRI y Televisa— llegaron a la cúspide de su poder en el viejo régimen con la fabricación e imposición de otro mandatario de la República tanto o más corrupto, Enrique Peña Nieto, en décadas de una relación perversa para mentir, manipular y saquear que ahora esta televisora trata de esconder con la serie “PRI: Crónica del fin”.

Coincidentemente Televisa lanza esta serie a tres meses de que el PRI cumpla 70 años de haber sido creado por Alemán Valdés para sustituir al Partido de la Revolución Mexicana de Lázaro Cárdenas y sepultar toda la obra de éste: El 18 de enero de 1946, este partido aceleró el viraje del país a la derecha con sus sucesivos gobiernos, en una ruta ideológica que esta televisora siempre acompañó de manera cómplice y que ahora —en medio también de su profunda crisis económica y de credibilidad— quiere cínicamente maquillar para que no se sepa.

La crónica del fin del PRI que titula la serie es también, de manera involuntaria, la crónica del fin de Televisa.

Y sí: Televisa quiere refundarse, pero no sabe cómo. En vez de recomenzar con un público reconocimiento de lo que fue como parte cómplice del viejo régimen, opta por ocultar su emblema histórico detrás de nuevos membretes, que son camuflajes inútiles que sólo revelan el autoengaño y la profundidad de su decadencia.

Por eso los cinco capítulos de la serie producida por la conductora Denise Maerker, con jerarquía de integrante del Consejo de Administración de Televisa —junto a Enrique Krauze, Carlos Hank González, Eduardo Tricio—, no informan absolutamente nada que no sepamos los mexicanos sobre los excesos de los presidentes y los gobiernos del PRI.

Sin demeritar el trabajo de los colegas periodistas que durante casi tres años trabajaron en el proyecto —incluida Maerker—, “PRI: Crónica del fin” aborda tardía y superficialmente lo que ha representado para México este partido y más que revelaciones contiene omisiones fundamentales, sobre todo la responsabilidad de Televisa en la alta corrupción, la represión, las torturas, las desapariciones y los asesinatos, así como la censura, el ocultamiento, la manipulación y las mentiras informativas sobre acontecimientos históricos, entre tantos otros abusos de poder.

He leído como atributo de la serie que despliega el magnífico archivo fílmico, pero ese no es ningún mérito si Televisa lo acumuló como un monopolio privado por décadas, peor aún porque no lo exhibió en su momento para cumplir con su deber de informar, como en la matanza del 2 de octubre de 1968, el saqueo del Fobaproa y los fraudes electorales.

El colmo es que la serie ni siquiera asume como propio el único momento de arrojo que tuvo Televisa al difundir, en febrero de 1996, en el programa del periodista Ricardo Rocha, el video de la matanza de Aguas Blancas, ocurrido el 28 de octubre del año anterior. Ese episodio histórico es emblemático de la naturaleza asesina del PRI, tanto como la matanza de Acteal que involucra también a Ernesto Zedillo y al Ejército.

Es verdad: Televisa mostró episodios de la alta corrupción, como en la filtración de la llamada de los hermanos Adriana y Raúl Salinas de Gortari sobre el robo de la partida secreta de Carlos, pero fue usado por Zedillo como vehículo de propaganda del régimen, no como parte de un trabajo periodístico.

La serie muestra, quizá de manera involuntaria o como un ajuste de cuentas interno, el servilismo de Jacobo Zabludovsky y Joaquín López Dóriga con los expresidentes y el PRI, aunque la supuesta autocrítica no alcanza para tomar distancia de los montajes de Carlos Loret de Mola cuando era estrella de Televisa.

“PRI: Crónica del fin” puede ser una serie novedosa para quienes no vivieron en su momento el autoritarismo de ese partido y sus gobiernos, no sólo los de la guerra sucia, sino los corruptos y represores del neoliberalismo, pero quienes crecimos en el viejo régimen tenemos el deber de advertir que es una maniobra de Televisa para tomar distancia del PRI putrefacto, ahora personificado en el politiquillo Alejandro Moreno Cárdenas.

Por más que se critique al PRI y hasta al PAN, esta serie es una nueva patraña de la empresa de Emilio Azcárraga Jean, quien hasta tuvo que separarse de la presidencia del consejo de administración porque es investigado por corrupción en Estados Unidos.

Y es que ha sido la corrupción el sello de Televisa, tanto como la ha sido del PRI desde que Alemán Valdés fundó este partido, una historia de décadas de complicidades que la serie de Maerker oculta y que, tramposamente también, finaliza tomando como fuente seria a Diego Fernández de Cevallos para decir que este partido se ha refundado en Morena.

En Televisa suele haber no sólo manipulación informativa y deshonestidad intelectual, sino también mucha pereza mental.

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