Por Manuel E. Yepe
"Durante casi medio siglo, los Estados Unidos han impuesto un embargocomercial contra Cuba y, sin embargo, a veces éste se hace pocovisible", asevera un artículo publicado el 14 de agosto de 2008 en laedición impresa de la revista británica The Economist.El trabajo periodístico alude al hecho de que en la isla las marcascomerciales estadounidenses se pueden encontrar por dondequiera y que,aprovechando una exención introducida en el año 2000, los granjerosestadounidenses se han convertido en los mayores suministradoresexternos de productos del agro, con ventas anuales de 600 millones de dólares.
"No en balde, algunos cubanos se preguntan si el bloqueo, al que elgobierno culpa de casi todos los problemas cubanos, no será unaespecie de truco", dice el artículo y cita a un estudiante cubano demedicina que dijo preguntarse si realmente existe el bloqueo.No obstante, más adelante, el artículo aclara que recientemente, amuchas de las compañías extranjeras que comercian con Cuba les ha sidoamenazadoramente recordado que el bloqueo si existe. Cita casos devarias empresas a las que la OFAC (Oficina de Control sobre ActivosExtranjeros) ha multado con severidad por conducto de sus subsidiariasen Norteamérica y recuerda la prohibición de entrar en EEUU impuesta alos dirigentes de la firma canadiense Sherritt y a sus familiares portener negocios en la minería cubana del níquel.
También explica que el draconiano Título III de la Ley Helms Burton,(irónicamente nombrada Ley de Solidaridad Democrática por la Libertadde Cuba), faculta a los norteamericanos con propiedades en Cuba antesde la revolución a demandar a los extranjeros que ahora inviertanallí. La aplicación de este Título III ha tenido que ser pospuesta porWashington varias veces por sus potenciales efectos negativos en las relaciones con países aliados.
Las coerciones del bloqueo contra quienes tienen negocios con Cuba sehicieron más severas a raíz del 11 de septiembre de 2001, al serincluida Cuba en la lista de estados patrocinadores del terrorismo -junto a Irán, Corea del Norte, Siria y Sudán-, sin que Washingtonaportara prueba plausible alguna sobre tal acusación. Más allá de laopinión que les pueda merecer el bloqueo, los banqueros de todo elmundo prefieren evitarse acusaciones por cualquier violación de lasleyes antiterroristas, dice The Economist.
El artículo recuerda que, en 2004, el banco UBS de Suiza pagó unamulta de cien millones de dólares; en 2007, el banco ING de Holanda–que había abierto una oficina en Cuba- tuvo que cerrarlaabruptamente, y en 2008, los dirigentes de la compañía que tiene losderechos exclusivos de importación en Gran Bretaña de los puroshabanos, recibió una carta de Lloyds TSB, su banco de muchos años,sugiriéndole trasladar su cuenta a otro banco.
A pesar de las restricciones del boqueo, muchas compañíasinternacionales siguen operando en Cuba, dice el artículo de TheEconomist, que concluye citando al director de una firma europea congrandes inversiones en la Isla quien señala que "la mejor estrategiaes tratar de escapar por debajo del radar y asegurarse de estar aquícuando el gobierno de EEUU entre, por fin, en razones".
Es cierto que Cuba adquirió 600 millones de dólares en alimentos enEstados Unidos en 2007, en virtud de una exención aprobada por elCongreso en el año 2000. La grieta al bloqueo fue abierta a raíz delos daños que causó a Cuba el paso del ciclón Michelle en 1999.Pero estas operaciones contemplan el pago en efectivo y otrasexigencias que incluyen la imposibilidad usar medios propios detransportación o de compensar las compras con exportaciones cubanas, por lo que no suponen quebrantamiento del boqueo.
La práctica se mantuvo vigente por presiones de los granjerosestadounidenses que su gobierno no ha podido vencer y que Cuba aceptaen muestra de respeto y amistad hacia el pueblo del vecino país, másque por conveniencia económica, que también la tiene en virtud de lasmenores distancias en el transporte de los productos.Las relaciones comerciales de Cuba con el extranjero han estadosometidas, a lo largo de casi medio siglo, a un sistema de presionesque obliga a Cuba a vender más barato y comprar más caro por laexigencia de asumir, de alguna manera, el riesgo que corren suscontrapartes de sufrir sanciones, en el marco de sus relacioneseconómicas con los Estados Unidos, por violar el "embargo".
El bloqueo es algo mucho más cruel, inhumano y genocida. Se integra,además, con la promoción de la subversión terrorista y las amenazas deagresión que obligan a mayores gastos en la defensa; la prohibición delos viajes de ciudadanos estadounidenses a la isla; la limitación delos viajes y las remesas de los emigrados cubanos en Estados Unidos;el estímulo a la emigración ilegal y el robo de cerebros. Todo ello enel marco de una abrumadora campaña de difamación mediática y unainescrupulosa cruzada, no limitada al plano diplomático, para tratarde aislar internacionalmente a Cuba.
Es difícil explicarse donde pudo encontrar el autor del artículo a unapersona en Cuba que pusiera en duda la omnipresencia del bloqueo encada minuto de la vida cotidiana del cubano común.
(Manuel E. Yepe Menéndez es periodista, secretario del MovimientoCubano por la Paz y se desempeña como Profesor adjunto en el Instituto Superior de Relaciones Internacionales de La Habana)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario