Pedro Echeverría V.
1. Pienso que las izquierdas son marxistas o, de lo contrario, socialdemócratas, reformistas, centristas o electoreras. Creo haber leído a fondo a Marx y nunca me topé con alguna defensa del electoralismo porque, además, no estaba desarrollado en el siglo XIX. Fue la socialdemocracia (SD) que nació en 1889 –en medio de su oportunismo provocado por cambios económicos y sociales- la que luego impulsó los procesos electorales. Las fuertes críticas a la SD dirigida por Berstein y luego Kaustki, por los izquierdistas, la polaca/alemana Luxemburgo y el ruso Lenin, son conocidas de sobra en la historia. Por socialdemócratas me interesan Lula da Silva y López Obrador.
2. Lula, el expresidente de Brasil y ahora precandidato presidencial, tiene mucho parecido electoral al presidente de México, López Obrador (AMLO). Los dos perdieron una elección para gobernador; Lula perdió tres veces la elección presidencial y AMLO dos veces. Esto es lo secundario; lo primario es la ideología política o pensamiento de cada uno. Brasil es un país con unos 210 millones de habitantes y México con unos 130 millones, son las dos naciones más grandes de América, solo superadas por EEUU con 330 millones. Lula, a pesar de su electoralismo, es partidario del socialismo; AMLO es muy confuso en este campo por ser medio neoliberal y medio religioso.
3. La diferencia fundamental, lo esencial, es la conciencia de ambos pueblos. He podido observar la mucha combatividad de las organizaciones brasileiras, sobre todo de campesinos y colonos. (Estuve en 2002 en Porto Alegre, Brasil, en el Foro Social, así como en muchas manifestaciones que realizamos en la calles, sobre todo contra el ALCA que no pudieron imponernos en América los yanquis de Bush). En México, por el contrario, no existen grandes batallas independientes en las calles, fábricas o campos; los gobiernos se han encargado de mantener a las masas en silencio porque les tienen miedo, terror, a sus protestas. Incluso a las muy pacíficas como la CNTE, los padres de los 43, nada les resuelven.
4. Lula estuvo año y medio en prisión (2018/19) con una falsa e inventada acusación, por ello pensé que sólo estaría unos días porque grandes movilizaciones lo arrancarían de allí. El pueblo ni en cuenta. Por ello esas ilusiones debo enterrarlas porque los niveles de conciencia de los pueblos (Brasil y México), sin capacitación política, están por los suelos. Quizá por ello se cuida López Obrador de no tocar a los cinco expresidentes del país que han saqueado a México dejándolo en la pobreza, la miseria y el hambre. ¡Pueden seguir saqueando! ¿Para qué castigar a los grandes ladrones y asesinos de “cuello blanco” como los expresidentes, banqueros y negociantes, si al llegar un nuevo gobierno enemigo me puede mandar a prisión?
5. Así que Lula y AMLO, representantes de los países más poblados, al sur de los EEUU, con sus pensamiento políticos centristas o socialdemócratas, pueden pasarla bien denunciando, pronunciando discursos progresista contra los conservadores, pero buscando alianzas con los grupos poderosos que les garanticen la continuidad gubernamental. Espero que las casi desaparecidas izquierdas marxistas libertarias y anarquistas puedan levantar a los jóvenes para evitar una nueva consolidación del capitalismo (disfrazado hoy de neoliberalismo derechista o conservador). ¿Cuántas décadas más quedaremos cientos de millones de brasileiros y mexicanos chillando en la lona porque el capitalismo nos tiene apergollado? (4/III/22)
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