5/14/2022

Neoliberalismo profundiza injusticias laborales de género, aseguran especialistas

 desinformemonos.org


La separación o división sexual del trabajo en el neoliberalismo profundizó las desigualdades e injusticias de género y afectó a la sociedad propiciando una crisis en las actividades domésticas y de cuidados, señaló la doctora Marcia de Paula Leite, académica de la Unidad Cuajimalpa de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).

Sin embargo, “durante la pandemia por COVID-19 nuestras sociedades identificaron que ya no era sostenible esa centralidad que el capitalismo y sobre todo el neoliberalismo otorgan a la ganancia y a la acumulación de capital y están empezando a disminuir –aunque no en todos los países– las horas de trabajo”.

Al participar en la Mesa 1 del Seminario internacional La crisis de la reproducción social, organizado por el Departamento de Estudios Institucionales de la citada sede universitaria, indicó que estas políticas neoliberales están siendo cuestionadas, “aun cuando en naciones como Brasil los gobiernos se muestran cada vez más apegadas a ellas”.

La relación entre trabajo productivo y reproductivo fue fuertemente avalada por la pandemia con el brutal aumento de las labores de cuidados y el cansancio físico y mental de las mujeres; por tanto, es preciso discutir la posibilidad de una transición a una sociedad de igualdad de género.

Varios estudios de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y otros grandes organismos han determinado la factibilidad, lo que supondría un reto importante a discutir.

La investigadora sostuvo que los cambios que han profundizado las desigualdades e injusticias de género en América Latina responden a que los estados neoliberales disminuyeron las inversiones estatales en los servicios de cuidado, presentaron reformas que redujeron los sueldos y los derechos a los trabajadores, con lo que afectaron a las familias cuyos miembros requieren de más horas laborales para cubrir sus necesidades básicas.

“Muchas mujeres que no trabajan de manera remunerada fuera de sus hogares salieron a buscar un salario, sumado a que muchas de ellas buscan su autonomía financiera ante el aumento también de la tarea de cuidados debido al envejecimiento de la población”.

Esta situación produce una crisis de los cuidados y de la reproducción social, que se agravó con la pandemia porque en varios países la división del trabajo entre varones y mujeres acabó creando una situación en la que el sector femenino es considerado como responsable de la atención en la que los varones participan muy poco.

En este contexto, la doctora Leite subrayó que el cuidado o care no debe ser exclusivo de las mujeres, sino de toda la sociedad, lo que significa una mayor participación del Estado en la prestación de servicios volcados a la reproducción social, los cuales el neoliberalismo trató de disminuir o simplemente cortar por completo.

La doctora Nadya Guimaraés, académica de la Universidad de Sao Paulo, Brasil, convino en que estas discrepancias en América Latina fueron agudizadas por la pandemia en la escala global y en caso concreto “esta desigualdad aguda y previa fue peor porque se combinaba con la extrema pobreza y la ausencia del Estado”.

Entonces, explorar analíticamente las divergencias es muy relevante aún más cuando la pandemia alcanzó a las mujeres de una manera especial, debido a la inactividad, a la no presencia por no existir las condiciones en el mercado de trabajo.

La especialista aseveró la urgencia de abandonar la comparación sistematizada entre países del sur con los del norte para tener los progresos en ambas realidades orientados a valorizar y desarrollar los avances teóricos que se están obteniendo, “volcados a capturar especificidades y a enriquecer y ampliar las interpretaciones”.

Debido a la actuación del Estado “vivimos en una crisis de larga duración en la que el trabajo de ellas es invisibilizado y si bien ahora hay guarderías las políticas son ridículas y frágiles, como en el caso de Brasil donde además carecemos de un modelo de cuidados y es casi nulo el de atención a personas mayores”.

La doctora Radhika Balakrishnan reconoció que gran parte de esta ocupación es mal remunerada y por lo general es realizada por mujeres que pertenecen a minorías migrantes, mientras que 90 por ciento de las enfermeras son del sexo femenino.

“Con el impacto del COVID, los niños se fueron a casa y por lo menos en Estados Unidos la cobertura de seguridad social no pudo lidiar con la situación y la infraestructura no se hizo cargo de las trabajadoras domésticas que se quedaron sin empleo y sin dinero”, aseveró la académica del Departamento de Estudios de la Mujer en la Universidad de Rutgers, Estados Unidos.

Por tanto, “necesitamos reflexionar en un contexto de políticas económicas más amplias, porque el neoliberalismo que hemos visto los últimos 30 años, así como la financiación y el tipo de responsabilidad del Estado respecto de estas ocupaciones se han reducido, mientras la riqueza de los billonarios aumentó 70 por ciento durante la pandemia”.

La doctora Ipek Ikkaracan, académica de la Universidad de Estambul, Turquía, fungió como moderadora de la Mesa 1. Reproducción social y cuidados del Seminario convocado por el Departamento de Estudios Institucionales de la Unidad Cuajimalpa de la Casa abierta al tiempo.

Foto: Esbin García

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