Utopía
Eduardo Ibarra Aguirre
Genuflexos como se quedaron acostumbrados a desempeñarse muchos integrantes de la mediocracia, observaron “dardos” del presidente Andrés Manuel en lo que fue la descripción del estado en que se encuentran los compromisos asumidos por la Casa Blanca de invertir 4 000 millones de dólares ante el muy grave problema de la migración indocumentada desde el conocido Triángulo del Norte de América Central: Guatemala, El Salvador y Honduras, capitales visitadas por el mexicano el jueves, viernes y sábado anteriores.
Primero apuntó López Obrador que “He de esperar que el gobierno y el Congreso de Estados Unidos terminen por entregar los 4 mil millones de dólares que el presidente Biden ofreció invertir en estos programas, (Sembrando Vida y Jóvenes Construyendo el Futuro), de modo que puedan ampliarse en los tres países de Centroamérica”. Mientras Ucrania y la maquinaria de guerra de la Organización del Tratado del Atlántico Norte reciben más de 30 000 millones de dólares para enfrentar al Kremlin, también el complejo militar industrial estadunidense para convertir a Rusia en “Estado paria”, según la ocurrente definición del senil Joe Biden. El mismo que por tercera ocasión en un mes extiende la mano para saludar a inexistentes acompañantes a su izquierda y a su derecha.
A renglón seguido y en consonancia con el harto autoritario presidente de El Salvador, puntualizó AMLO: “Como lo mencionó el presidente (Nayib) Bukele y estoy de acuerdo, no tenemos que estar esperando y no podemos estar dependiendo de nadie. Tenemos que hacer uso de nuestro derecho a la autodeterminación como pueblos libres y soberanos”. Sólo que los recursos de que disponen los cuatro Estados son muy limitados y las causas socioeconómicas del problema migratorio no son exclusivas sino también auspiciadas por las políticas intervencionistas y de saqueo del gobierno y las trasnacionales estadunidenses.
Ejercicio de la libertad y la soberanía que condujo a Obrador a insistir en su rechazo a que ningún país del continente (Cuba, Nicaragua y Venezuela) sea excluido de la Cumbre de las Américas, a realizarse en Los Ángeles, en junio, por la incapacidad política e ideológica de los representantes institucionales del imperio para asumir y respetar la diversidad latinoamericana que concentra 12 Estados con gobiernos no subordinados a Washington.
La cerrazón de Biden plantea con fuerza la viabilidad del proyecto de AMLO para dar los primeros pasos rumbo a la integración económica y comercial de las Américas, incluido USA y Canadá, con base en el respeto a la soberanía de todos y cada uno de los países allende el Bravo y hasta la Patagonia.
Si el gobierno de Estados Unidos no está dispuesto a dialogar y concertar voluntades sobre los temas del continente con Cuba, Nicaragua y Venezuela, pues muchísimo menos tiene vocación y aptitud para abandonar de raíz la máxima de “América para los americanos”, a pesar de que la República Popular China ya le ganó terrenos formidables en comercio, tecnología de punta y crecimiento sostenido y sin precedente.
Lo apuntó bien y cínicamente el senil Biden: “Mexico is not our backyard, it's our front yard.” Y que Esteban Moctezuma traduce, generosamente, como “Independiente a la traducción literal, transmite que no somos el patio trasero, escondido, sino el vecino que se presume. Muestra la oportunidad que tenemos de crear un Norteamérica fuerte y humanista.”
“Patio trasero” o “delantero”, pero patio al fin, embajador Moctezuma Barragán.
Acuse de recibo
La médica familiar del Instituto Mexicano del Seguro Social y colaboradora del Diario Xalapa, Abigail Bello Gallardo, envió “aplausos” desde la capital veracruzana por la Utopía: http://www.forumenlinea.com/
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