Utopía
Eduardo Ibarra Aguirre
Del beligerante “Los abrazos ya no alcanzan para cubrir los balazos”, la jerarquía católica produjo un viraje discursivo consistente en “Rezar por la paz”, que es pertinente evaluar aunque sus alcances no estén del todo claros.
Como se recordará el primer entrecomillado corresponde al clérigo de Creel, Chihuahua, Javier Ávila Aguirre, pronunciado durante la misa de cuerpo presente, realizada en Cerocahui, por el asesinato de los sacerdotes jesuitas Javier Campos y Joaquín César Mora, el 20 de junio. Y el segundo es de Carlos Aguiar Retes, arzobispo primado de México, en respaldo al llamado a la oración de la Conferencia Episcopal Mexicana, la Conferencia de Superiores Mayores de Religiosos de México y la Provincia Mexicana de la Compañía de Jesús. Dice el cardenal: “Estoy convencido de que la oración nos ayudará a mirar al prójimo con la dignidad que Dios nos ha dado, y a partir de ahí, iniciar los procesos de perdón personal y social. Sólo así podremos crecer como sociedad que anhela los valores universales de la verdad, justicia, caridad y libertad”.
Sin duda es una posición más cercana a la visión de don Francisco, consistente en que la paz es fruto de la justicia y la violencia criminal no se combate con la estatal. Y también, como afirmó el presidente Andrés Manuel, el martes 5, que “Están hablando de ayudar para que entre todos construyamos la paz (…) Porque ya estaba escuchando otras voces, ya no puedo decir hitlerianas, pero fascistoides, de eliminar (a los delincuentes), de la ley del talión, del que a hierro mata, a hierro muere. Y eso no tiene que ver con el comportamiento de las iglesias ni de ninguna persona con buenos sentimientos”.
Incluir a los capos de las bandas criminales en este llamado religioso por la paz, le pareció pertinente a López Obrador, pero matizó que “eso no representa sentarse a dialogar con ellos”, sino que se trata de un exhorto para que depongan sus acciones. Y el subsecretario de Desarrollo Democrático, Participación Social y Asuntos Religiosos de la Secretaría de Gobernación, César Yáñez, no dejó espacio para la duda al apreciar que los llamados de algunos obispos católicos para dialogar con integrantes del crimen organizado son respetables, pero el gobierno de la 4T no los comparte.
“Llamados” que adquirieron formas de encuentros y negociaciones por lo menos en Guerrero y Morelos, según los obispos respectivos para proteger a su feligresía y para que respetaran el derecho a votar de los ciudadanos; además de que las narco-limosnas son práctica frecuente. Y la confesión de los Arellano Félix fue documentada a finales del siglo pasado.
No sorprende que el sacerdote anglicano Arturo Carrasco Gómez a la vez que postula “Nosotros consideramos que ni balazos ni abrazos; queremos paz, pero como fruto de la justicia”, como si fueran antitéticos; jura que “Como gente de fe, coincidimos en que es importante establecer un diálogo con los perpetradores de estas calamidades”, expresó a La Jornada (5-VI-22). Sin embargo, también criticó a aquellos sectores que se montan en hechos violentos esperando sacar provecho político y llamó a mesurar los discursos, a atemperarlos.
Si bien para los creyentes es importante y además respetable rezar, para lograr la paz es insuficiente, pues como bien dice la canción “Hacen falta muchas cosas para conseguir la paz”, https://www.google.com/search?
Acuse de recibo
Del periodista y editor Ramsés Ancira: “En respuesta a @forumenlinea (.) Nota importante. @alitomorenoc esperó en una puerta aledaña a la que estaba señalada por notificación judicial. A propósito sus abogados se ubicaron en otro lugar para obligar a la apertura forzada de la puerta, por tanto el cateo fue legal”… En Utopía (http://www.gustavorenteria.
http://www.forumenlinea.com/ https://www.facebook.com/
No hay comentarios.:
Publicar un comentario