3/20/2024

La doble lengua de X.


Traigo a colación esto porque, en el caso de la candidata del bloque opositor, Xóchitl Gálvez, no habrá forma de calibrar lo prometido con lo actuado porque va a perder.


Fabrizio Mejía Madrid

Hace ya casi cuatro décadas, el poeta Javier Krahe le hizo una canción al entonces Presidente del Gobierno español, Felipe González. Es una letra donde un personaje llamado “Cuervo Ingenuo”, que habla como los indígenas de Lorenzo Córdoba, no le cree al Presidente lo que dice. En una de mis partes favoritas, Krahe dice: “Tu decir que si te votan/Tu sacarnos de la OTAN/Tu convencer mucha gente/Tu ganar gran elección/Ahora tu mandar nación/Ahora tu ser Presidente/Hoy decir que es alianza/Ser de toda confianza/Incluso muy conveniente/Lo que antes ser muy mal/Permanecer todo igual/Hoy resultar excelente/Hombre blanco hablar con lengua de serpiente/Hombre blanco hablar con lengua de serpiente”. Lo que Krahe le criticaba en ese 1986 a Felipe González era la distancia entre las promesas de su campaña por el Partido Socialista Obrero Español y su actuación ya en el Gobierno. En otra parte de la canción, Krahe, de hecho, le hace esta crítica: “Tu mucho partido pero/¿Es socialista, es obrero/O es español solamente?/Pues tampoco cien por cien/Sí, americano, también/Gringo ser muy absorbente”. La canción fue censurada por la Televisión Española cuando se presentó el disco “En directo” de Joaquín Sabina, grabado en el Teatro de Madrid. Pero quedó ahí la severa crítica de Javie Krahe a cómo las promesas del PSOE se iban rompiendo en su paso por el Gobierno.

Traigo a colación esto porque, en el caso de la candidata del bloque opositor, Xóchitl Gálvez, no habrá forma de calibrar lo prometido con lo actuado porque va a perder. Sin embargo, lo que observamos es otro fenómeno. Sobre los mismos temas ha dicho cosas distintas, según el auditorio que la escucha. Su lengua es bífida como la de la serpiente del poeta pero en un sentido menos metafórico que la de Felipe González, es decir, en sentido literal. Tiene dos lenguas o más, dependiendo de su público. Eso le ha acarreado a la exsenadora un problema con el valor de su palabra, a tal grado, que se tuvo que sangrar un dedo para firmar que no iba a quitar los programas sociales que, ya de por sí están en la Constitución y que su propio partido, Acción Nacional, votó en contra. Y, aún así, con ese gesto dramático y cruento, no pudo sostener su promesa y la desdijeron sus propios asesores. Pero vayamos por partes. Esta es la columna sobre las dos lenguas de Xóchitl.

Empecemos con su postura sobre la seguridad. El 2 de agosto del año pasado, en una visita a Celaya, Guanajuato, la aspirante ya elegida por la cúpula empresarial, dijo: “Hay experiencias exitosas en el Gobierno de Felipe Calderón. Antes, al menos la Policía Federal te paraba en las carreteras. Obviamente, lo que más se critica de Calderón es la rapidez con la que quiso enfrentar el crimen sin tener la estrategia terminada, pero pasó lo mismo con este Gobierno”. Luego, el 26 de noviembre, en su documento base de la campaña, redactado por José Ángel Gurría, se lee: “El énfasis en que los cuerpos militares atiendan los retos de seguridad pública ha resultado en el abandono de las policías estatales y municipales por parte de la federación. Es necesario considerar la reinstalación en la Guardia Nacional de personal de la extinta Policía Federal en las áreas científica, de inteligencia, investigación y análisis”. Hasta ahí, entendemos que la propuesta del PRIAN es volver a la exitosísima estrategia de Felipe Calderón y Genaro García Luna de crear otra vez la Policía Federal Preventiva y de resucitar a las corruptas policías municipales y estatales que, entre otras cosas, participaron en la desaparición de los 43 normalistas de Ayoztinapa. Hay que recordar que esos policías federales tomaron el aeropuerto de la ciudad de México a finales de 2019 quejándose de que no pasaban los exámenes de drogas y de sobrepeso que exigía la nueva Guardia Nacional. Pero, entonces, llegamos a marzo de este año en que Xóchitl dice otra versión distinta, en marzo de este año: “El Ejército y la Marina dejarán de hacer obras de Gobierno y tareas civiles, como construcción de obras y vigilancia de aduanas. Duplicar el número de efectivos de la Guardia Nacional. Vamos a sacar a soldados y marinos de las tareas civiles que los distraen de su misión principal: defender a México de la mayor amenaza a nuestra soberanía, el control territorial del crimen organizado sobre vastas zonas del país”. Es decir, desmilitarizaría las aduanas pero no las calles. Sobre las aduanas en la frontera norte, sigue proponiendo lo que el Partido Republicano propuso: entrar con sus agencias a controlarlas. Fue a lo que se comprometió en el Wilson Center en su gira de las escondidillas. También propuso una mega cárcel de alta seguridad “para que los delincuentes se la piensen antes de delinquir”. Ante las críticas de si volverían los tiempos de Calderón y García Luna o, peor, la estrategia de Bukele en El Salvador, ella modificó de nueva cuenta su versión: “No habrá balazos”. Pero, al proponer duplicar a la Guardia Nacional, también se opone a lo que votó su propio partido. En fin, que no se sabe bien cuál sería su estrategia se seguridad, pero sí la de comunicación: que haya tantas versiones como públicos y que cada uno de ellos tome como cierto lo que le convenga. Así, los calderonistas se sentirán identificados, los “desmilitarizadores” del buenondismo también, y hasta los policías federales volverán a pedir que se les dispense de pasar el examen de drogas.

Otro tema en que ha tenido la lengua de serpiente es en los programas sociales y las pensiones. Durante la feria del libro de Guadalajara, al lado de Margarita Zavala, dijo, como ya es célebre: “Los programas sociales deben de ser temporales para que la gente se gane su comida trabajando”. En ese 2023 dijo: “El seguro de gastos médicos debía ser pagado por los empleados a un precio muy competitivo de 70 mil pesos al mes, pues es importante que cada quien pague su seguro, así como yo pago mi gasolina, cómo pago mi automóvil”. En una entrevista por esos días dijo de las becas para discapacitados: “Mi trabajadora del hogar tiene dos hijas y dos nietos sordos, yo lo que quisiera es que esos niños sordos, pudieran tener habilidades que les permitan tener un empleo porque su mamá no va a estar con ellos toda la vida, o sea que una discapacidad no te claustre (sic)”. Pero, tras la reacción, dijo que no había dicho tal cosa y todo acabó en lo del sangrado del dedo para que le creyeran. Sin embargo, el 16 de marzo en Playa del Carmen volvió a decir que la pensión para adultos mayores no sería universal, sino —cito— “hay suficiente dinero para la Pensión si se lo asignamos a las personas que realmente lo necesitan y a las personas que sí deben estar en el padrón”. Al mismo tiempo, su experto en economía Macario Schettino, estableció con claridad hay que “administrar bien a quién se le entrega y a quién no, porque no todo mundo debería tener pensión. Pero esto no tiene por qué decirlo Xóchitl”. Así que no queda claro si los programas sociales universales serían una propuesta de Gálvez porque lo que ha dicho es irlos acotando: no a todos ni todo el tiempo, como lo son con el obradorismo. Pero, mientras más se acercan las elecciones, Xóchitl ha ido cambiando hasta proponer una ampliación de dinero repartido, casi sin ton ni son: la Tarjeta Mexicana con 5 mil pesos mensuales para “las mujeres”, es decir, un gasto anual de 4 billones de pesos, es decir, casi la mitad de todo el presupuesto federal, que es de más de nueve. También ha propuesto que, si no encuentras una medicina, el Gobierno te la pague en una farmacia o que, si no tienes hospital, el Gobierno te pague la estancia en uno privado. El mismo esquema ha propuesto en educación. El 14 de marzo dijo: “Muy pronto vamos a anunciar una estrategia para que aquellos jóvenes que por alguna razón no se queden en universidad pública, les vamos a apoyar para que sigan estudiando en una universidad privada”. Es decir, ya es prometer sin siquiera una calculadora a la mano. Xóchitl no propone ni ampliar las coberturas de los servicios de salud o de educación, sino que el Gobierno apoye individualmente a cada paciente y estudiante con presupuesto público para las empresas privadas. Pero si tomo mi calculadora les puedo decir, por ejemplo, que si cada uno de los 900 mil rechazados de la educación superior quiere entrar a una universidad privada, simplemente, no cabrían porque todas las universidades privadas juntas pueden atender a un millón y medio de estudiantes. Pero, pongamos que, por alguna razón, caben esos 900 mil. Serían 45 mil millones de pesos del dinero público al año, es decir, lo que Petróleos Mexicanos destinó este año al pago de su deuda.

Para que tu palabra guarde un valor frente a los demás, no sirve ni sangrarse un dedo ni decir lo que crees que podría redituarte un voto por ahí. Es no decir cosas contradictorias o mentir diciendo cosas que tú misma sabes que casi ningún incauto va a creer. Pero la doble lengua queda bien. Por una parte, con los estudiantes rechazdos o los pacientes tratados con negligencia. Y, por otra parte, las empresas de hospitales y universidades privadas se excitan con la posibilidad de que el Gobierno las mantenga. El único problema es que todo es una enorme mentira y una gigantesca simulación.

Se ha metido en problemas también con el petróleo. Hace unas semanas propuso quitarle la “P” a Pemex. Es como si nosotros le quitáramos la “P” al PRIAN: diría “rían”. Pero la candidata X. propuso en septiembre del año pasado que Pemex se “abra a la inversión privada porque Pemex no tiene dinero para exploración”. En una entrevista con Bloomberg sostuvo: “Tenemos un problema muy serio, que es que las empresas estatales son pésimas para administrar el dinero de los mexicanos y son pésimas para ser productivas. Así que sí, miro hacia el sector privado”. Es decir, en un primer momento, Xóchitl quiere regresar a la privatización de las energías de Calderón y Peña Nieto. Pero volvió a salir la otra lengua. En la reunión en Citi-Banamex del 8 de marzo, habló de ampliar la refinería de Dos Bocas e, incluso de aumentarle a seis pistas al aeropuerto Felipe Ángeles, no obstante que se opuso a los dos proyectos diciendo que eran “caprichos” del Presidente López Obrador. Extrañamente, dos días después, anunció que, en los primeros seis meses de su imposible sexenio, cerraría las refinerías de Cadereyta, en Nuevo León, y la de Tampico, que no existe porque no está ahí, sino en Ciudad Madero. Entre las dos producen el 25 por ciento de las gasolinas que se consumen en el país. El argumento de Xóchitl fue que eran muy contaminantes pero pronto se supieron los datos: sólo aportan entre el 8 y el 10 por ciento del combustóleo, que es lo que aumenta el efecto invernadero del planeta. En la conmemoración de la expropiación petrolera, Gálvez se desdijo, al menos de quitarle una letra a Pemex, dijo: “porque Pemex también significa “Petróleos Energías Mexicanas”. Así, su gran idea tuvo que ser retirada por falta de quórum.

Ya una lengua final. En julio de 2023, Xóchitl Gálvez sostuvo que ella estaba a favor del aborto y que la comunidad LGBTIQ+ estaba conformada por seres humanos con iguales derechos. Pero ya en campaña, al preguntársele sobre el aborto, dijo: “Mi postura es que encabezo un Frente Amplio donde caben diferentes posturas y seré respetuosa de cada una. Ya en mi calidad de Frente Amplio estoy obligada a respetar diferentes visiones”. Es decir, lo que ella había dicho que era su principal atributo, es decir, su independencia por ser “ciudadana”, se la comió el panismo, el yunquismo, el calderonato.

Pero hasta aquí este recuento de las contradicciones en las promesas de Xóchitl Gálvez. Como dijimos al inicio, en su caso el doblez, la duplicidad, y la impostura vienen desde las propuestas, ni siquiera ya en las acciones de Gobierno donde sólo la podemos imaginar porque ya está claro que no llegará para sacar al ejército a la calle, acotar las pensiones de adultos mayores, desfalcar las finanzas públicas con su tarjeta “rosa”, cerrar refinerías, o atentar contra la libre decisión de las mujeres y los demás géneros sobre sus cuerpos. Perderá sin llegar a saber por qué. Cuál de todas sus propuestas contradictorias fue la culpable. Nosotros sí lo sabremos y, en parte, habrá sido porque no tenía propuestas y todas ellas las iba, de todas formas, a incumplir.




Fabrizio Mejía Madrid

Es escritor y periodista. Colabora en La Jornada y Aristégui Noticias. Ha publicado más de 20 libros entre los que se encuentran las novelas Disparos en la oscuridad, El rencor, Tequila DF, Un hombre de confianza, Esa luz que nos deslumbra, Vida digital, y Hombre al agua que recibió en 2004 el Premio Antonin Artaud.




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