Pedro Echeverría V.
1. Casi al concluir su sexenio (2018-24) de gobierno, el presidente López Obrador, se dio cuenta que esa terrible manchota de gobierno, por no hacer nada para aclarar lo sucedido en 2014, al secuestrar, (casi seguro asesinar) el gobierno de Peña Nieto –su antecesor- a 43 estudiantes normalistas, de origen campesino. AMLO, como todos los candidatos prometedores en busca de votos, aseguró que aclararía todo. Sin embargo, dado que siempre fue evidente la participación del ejército en la desaparición de los 43, AMLO se dedicó a negar cualquier culpabilidad de esa institución a la que AMLO le ha entregado un enorme poder.
2. Los padres de los 43 estudiantes han realizado cada mes, durante casi 10 años, más de 120 marchas de protesta de las que el gobierno, primero de Peña, después de Obrador, se han burlado. Peña lo ha hecho en los brazos de sus múltiples amantes y Obrador con el arrullo del ejército que ha recibido todo. Mientras tanto los padres –como si no les doliera la desaparición de sus hijos- han dejado pasar nueve años entre los viles engaños del gobierno. ¿Nueve años sin tomar acciones que sacudan del gobierno a los bueyes cómplices? ¿Cómo creer en algún argumento de gobiernos que evidentemente son enemigos de la población trabajadora?
3. Ahora sale el presidente Obrador con la repetida estupidez de que “quiere hablar con los padres de los 43, pero sin abogados o asesores” con el fin de limpiar su gobierno. Si tanto le urge limpiar su sexenio habría que decirle que viaje a Ayotzinapa, sin guaruras, espías, guardaespaldas o corcholatas reptiles. Ello para que en auditorio abierto sea escuchado lo que en más de cinco años de gobierno ha investigado. Si en las preguntas y respuestas se hace claro –como lo tiene cualquier investigador estudioso y la mayoría de los padres- que el ejército intervino en todos los casos y momentos, entonces quedará entendido en el país y por sus pobladores.
4. El gobierno de AMLO ha comenzado a desesperarse porque nada importante ha resuelto y a como dé lugar busca imponer a su candidata. Como lo ha venido haciendo en todo su sexenio con los problemas agudizados de la inseguridad, de los asesinatos, de la salud, la educación, promete que todo se resolverá después de las elecciones. “México –repite- será el país más justo y más grande del mundo”. Pero AMLO será igualito a todos los expresidentes: no irá a la cárcel como ninguno ha estado en ella porque arreglan muy bien que sus sucesores le cuiden muy bien las espaldas. Si impone en la Presidencia a su candidata, su gobierno será hecho pedazos, como todos. (21/III/24)
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