Enrique Calderón Alzati*
ense Franklin D. Roosevelt y al conocido periodista Manuel Buendía, por otras, la frase nos permite pensar en dos acontecimientos ocurridos en días recientes, en el escenario político que estamos viviendo, en el que por un lado, varios miles de ciudadanos, incluyendo al Presidente, hemos propuesto la realización de una consulta, para que el pueblo mexicano exprese su demanda de que los últimos cinco ex presidentes sean investigados y, en su caso, juzgados por graves delitos de corrupción e incluso de traición a la patria, cometidos por al menos uno de ellos, mientras, por otro, aparece un desplegado supuestamente firmado por 650 intelectuales, acusando al presidente Lopez Obrador de autoritarismo e
incapacidad de gobernar, exigiendo su renuncia, menos de una semana después de los hechos narrados.
Es claro que una demanda de estos 650, de 6 mil 500 o de 65 mil personajes, resulta risible, ante los 2.5 millones de ciudadanos que proponemos la consulta, y más cuando se compara con los más de 30 millones de mexicanos que votamos por el Presidente, por lo quees de pensar el concepto que ellos tienen de lo que es democracia, por otra parte, y hablando de coincidencias, resulta por lo menos curioso que estos intelectuales hayan podido pagar de sus bolsillos el costo que tiene cada una de las páginas en los diarios utilizados para publicar su desplegado, porque una cosa es poner una firma y otra es acompañarla de 10 o 15 mil pesos para pagar los espacios, ¿O acaso estos medios lo publicaron gratis? Para quienes somos malpensados, en casos como este, y que creemos igual que el presidente Roosevelt y que el periodista Buendía, podríamos imaginar que el dinero vino de alguno de los ex presidentes, preocupados, con justa razón, por lo que se les viene encima y que seguramente saben que la mejor estrategia de defensa es el ataque.
¿Pero cuál es la verdadera razón atrás de este desplegado? Es claro
que algunos de ellos lo firmaron e incluso intervinieron en su
redacción, como lo han hecho ya muchas veces en el pasado, a cambio de
una buena cantidad de dinero por sus servicios. Algunos más lo pudieron
haber hecho simplemente por que nuestro Presidente les cae mal, aunque
no tengan una razón específica para ello y otros por algo más simple:
porque han sido engañados por las llamadas fake news, aunque ciertamente en ambos casos o quizás en los tres, el término intelectuales
les queda un poco holgado. Esta idea se refuerza al analizar el contenido del propio desplegado:
Un primer aspecto es el referente a sus acusaciones de que el
Presidente está generando odio con sus conferencias mañaneras y sus
discursos, en los que supuestamente critica a quienes no piensan como
él; sin embargo, en su desplegado, sin razón, critican y fomentan el
odio e incluso incitan a un golpe de Estado, que si bien en las
condiciones actuales resulta imposible, podría llegar a serlo en el
futuro, lo cual generaría un nuevo retroceso en el país, peor al sufrido
durante los pasados periodos de gobierno. Un segundo tema resulta
curioso, cuando vemos que casi todos estos supuestos defensores de la
libertad de expresión no abrieron la boca para reclamar a los gobiernos
anteriores cuando Carmen Aristegui fue despedida de una estación de
radio, al mencionar que el entonces presidente tomaba decisiones que
afectaban a México, mientras sus niveles de alcohol resultaban similares
al de personas a las que se les impide manejar un vehículo y que
tampoco lo hicieron cuando otro ordenó, nuevamente, su despido, como
respuesta a las investigaciones realizadas por el equipo de trabajo de
Carmen, y a su denun-cia de las irregularidades cometidas para adquirir
una modesta vivienda en Lomas de Chapultepec, por parte de ese
distinguido funcionario, que tuvo a bien recomendar a los padres de los
estudiantes de Ayotzinapa desaparecidos enIguala, ya supérenlo
, como si se tratara de la pérdida de unos costales de maíz.
Los redactores del texto y muchos de los que lo firmaron parecen de corta memoria, pues olvidan con facilidad, que el trato que se ha dado a las mexicanas no ha sido el correcto desde tiempos de la Colonia, mientras el Presidente, sabiendo que en política la forma es fondo, ha nombrado en su gabinete a un número similar de hombres y mujeres, ¿De qué otro mandatario, podemos recordar una conducta similar? Resulta extraño, que estos nuevos defensores de los derechos femeninos hablen del respeto a las mujeres, cuando ellos y ellas han sido los primeros en condenarlas por suspender sus embarazos, y, asimismo, olviden que los crímenes contra mujeres en Ciudad Juárez viene de tiempo atrás, especialmente cuando otro de los presidentes, que podrían ser juzgados, facilitó la apertura de maquiladoras en la frontera.
Este artículo me han traído a la memoria aquel verso de Sor Juana Inés de la Cruz que dice en sus primeras líneas: hombres necios, que acusáis a la mujer sin razón, sin ver que sois la ocasión de lo mismo que culpáis
.
En este caso particular, quienes ahora critican a los funcionarios del
actual gobierno por su manejo de la pandemia, nada positivo hicieron
cuando los anteriores, se dedicaron a robar los recursos financieros
para dotar a hospitales de los instrumentos necesarios para la atención
de los enfermos, siendo muchos los casos en que los funcionarios de esos
gobiernos desviaron a sus bolsillos el dinero destinado a esas
instituciones.
Por todo esto, pregunto a los firmantes del desplegado: ¿Qué es lo que buscan con sus supuestas protestas? ¿Acaso destruir nuestra nación, porque los mexicanos no los entendemos?
* Director del ILCE
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