Managua, Nic. La cosecha del ciclo de primera fue muy buena para las mujeres rurales que producen plátanos, maíz, sandía, verduras y hortalizas, en las comunidades rurales de Chinandega, al occidente de Managua, sin embargo, debido a la pandemia no pudieron comercializar, lo que les provocó pérdidas económicas al no recuperar ni la mitad de lo invertido, ocasionando también endeudamiento a muchas mujeres.
La vicepresidenta de la cooperativa “Mujeres en Acción”, de la comunidad San Juan de la Penca, en la zona rural de Chinandega que cuenta con 45 socias que benefician a unas 285 personas, Liseth de los Ángeles Escalante, explicó que a pesar de las buenas cosechas las mujeres no pudieron salir a vender al mercado por temor al contagio del COVID-19 y los compradores tradicionales no entraron a la comunidad por la misma razón.
“Hay compañeras que sembraron una manzana (equivalente a 10 mil metros cuadrados de tierra) de maíz para venderla en elotes, pero no entraron compradores, por lo que ahora tienen que esperar que el maíz se seque y eso atrasa para el segundo ciclo de siembra, pero además no han recuperado lo invertido”, dijo Escalante.
En temporada normal, las mujeres obtienen entre 10 mil a 13 mil córdobas (casi 400 dólares) en la venta de elotes, sin embargo, este año las que pudieron, solo vendieron entre 5 mil a 6 mil córdobas (menos de 200 dólares), porque el Coronavirus alejó a los compradores de las comunidades y ahora las mujeres tienen que pagar los 200 dólares en alquiler por manzana de tierra y los gastos del trabajo, detalló Escalante.
A las que sembraron sandía les fue peor, es el caso de Argentina Varela, junto a su esposo y su hijo de 15 años, cultivaron 2 manzanas de sandía y aunque la cosecha fue excelente, no pudieron venderlas y lo poco que vendieron los precios se bajaron en más del 80 por ciento, se lamentó Argentina.
“No había compradores, buscamos y nos decían que no. Nos fue mal, no pudimos sacar ni para los gastos de la casa”, dijo con pesar Argentina.
En otros años han obtenido entre 40 mil córdobas (1,149 dólares) hasta 60 mil córdobas (1,724 dólares) por manzana y este año por el Coronavirus que alejó a los compradores, no vendieron ni 8 mil córdobas (229 dólares), señaló Argentina.
“Este año no he sacado ni para pagar el alquiler, no sé cómo vamos a hacer, tenemos que pensar”, dijo la productora rural Kenia Carrasco, madre de una joven de 19 años, una adolescente y dos niños, que dependen de ella y de su esposo que también trabaja con ella en el campo en tierras alquiladas.
Estado ausente en el campo
En estos campos de occidente, el gobierno no tiene ningún programa de apoyo en financiamiento, asistencia técnica o algún programa de comercialización, explicó la Coordinadora de las Mujeres Rurales (CRM) de Nicaragua, María Teresa Fernández.
En las páginas web de las instituciones estatales no existe información específica sobre algún programa de apoyo para las mujeres productoras en el contexto de la pandemia, no hay montos sobre préstamos hacia las mujeres rurales y en las oficinas de prensa no hay acceso para periodistas de medios independientes.
Para la CRM la prioridad fue la orientación a las mujeres para evitar el contagio del COVID-19, “lo primero que hicimos fue reunir a las mujeres en la cooperativa, les explicamos a las mujeres sobre este virus. Para cuidar y proteger a las mujeres, esa fue la primera medida, sobre cómo se deberían de protegerse en sus comunidades, siguiendo todas las recomendaciones de la OMS”, dijo Fernández.
La protección ha sido exitosa, la CRM no ha tenido reporte de mayores incidencias, sin embargo, los daños han sido económicos, explicó Fernández, quien resiente que las instituciones estatales las hayan abandonado.
Hace años ninguna institución del Estado, que en este caso debería ser el Ministerio de la Economía Familiar, Comunitaria, Cooperativa y Asociaciativa MEFCCA, les correspondería atenderlas, pero no lo hace, dijo Fernández.
Por este abandono que no es nuevo, las productoras agroecológicas tienen una valoración negativa de las instituciones estatales, de acuerdo al foro de mujeres rurales realizado en febrero pasado, donde expresaron que no tenían apoyo del Estado, a pesar del marco legal como la Ley 717 creadora de un fondo para la compra de tierra para las mujeres rurales, (aprobada en agosto de 2010) y que lleva 10 años sin que el Estado asigne un solo córdoba, sostuvo Fernández.
Estado debe asumir su responsabilidad
La investigadora de temas presupuestarios, Dayra Valle, señaló que las mujeres rurales enfrentan una serie de obstáculos para la subsistencia en sus comunidades, los cuales se agravaron por la llegada del COVID-19 en marzo pasado a Nicaragua.
Entre las dificultades que enfrentan está el acceso a crédito, debido a que las propiedades en su mayoría están a nombre de los hombres y en peores casos en muchas comunidades las mujeres y sus parejas no tienen tierra propia, tampoco acceden a capacitación técnica, sumado a los roles de madres o compañeras de vida, lo que les incrementa el trabajo no remunerado en sus hogares, explicó Valle.
El Estado debería cumplir su rol de facilitador y garantizar ciertas condiciones para la igualdad entre mujeres y hombres en el campo, además de implementar programas sociales para apoyar a las mujeres productoras.
El Coronavirus afectó a las mujeres que se tuvieron que aislar en sus comunidades para protegerse, en otros casos las que lograron producir como ocurrió en occidente y otras partes del país, tienen problemas de comercialización, es allí donde el Estado debería estar presente para presentar un programa social o un fondo de recuperación, pero hasta ahora no se conoce ninguno, explicó Valle.
De acuerdo al último censo del Fondo de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) realizado en 2007, en Nicaragua existen al menos 1 millón 100 mil mujeres rurales.
En tanto un estudio de la CMR presentado en febrero pasado, encontró que las mujeres rurales enfrentan al menos 13 tipos de problemas directos e indirectos que están provocando el desalojo voluntario de sus comunidades.
Selmira Flores, autora del estudio, explicó que las mujeres en occidente tienen problemas de salud, debido a que sus comunidades están quedando aisladas en medio de cultivos de caña de azúcar, lo que les provoca humo por la quema de la caña, cenizas, contaminación en el aire por las fumigaciones y en las fuentes de agua.
Los alquileres de la tierra se han incrementado, porque algunos las han vendido a los productores de caña, otros las alquilan a buena paga hasta por 5 años, y allí es donde se da el desalojo voluntario, la gente siente que ya no puede vivir en medio de problemas ambientales y con los elevados costos de alquileres de tierra para sembrar sus alimentos.
“Entonces hay un desalojo voluntario, si la caña sigue expandiéndose como va, las familias se tienen que ir, la gente tiene que migrar, porque las áreas que estaban en manos de la pequeña producción de granos, frutas y verduras, poco a poco se convierten en áreas de cañas, hay personas que rentan sus tierras para eso”, dijo Selmira.
El estudio realizado por Selmira, recomienda el diálogo permanente entre las mujeres rurales, los productores de caña y las autoridades.
Existen las Unidades ambientales en las alcaldías municipales, por lo cual debería haber más diálogo con las comunidades para buscar alternativas ante esta problemática que afecta a las mujeres rurales.
Proyectan incremento de pobreza entre las mujeres
Las mujeres de América Latina, incluyendo Nicaragua y el Caribe, sufren de manera desproporcionada los impactos directos e indirectos del Coronavirus, según un estudio de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) y la agencia de las Naciones Unidas para promover la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres ONU-Mujeres.
En el estudio “Cuidados en América Latina y el Caribe en tiempos de COVID-19 Hacia sistemas integrales para fortalecer la respuesta y la recuperación”, (publicado el 19 de agosto de 2020 en el sitio web de la Cepal), señalan que la pobreza entre las mujeres aumentará un 37.4 por ciento.
De acuerdo al estudio, en la región unas 118 millones de mujeres quedaran sumidas en la pobreza en este 2020, a consecuencia de la pandemia.
20/NR/LGL
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