Por: Raciel Rivas
¿Por dónde empezar? ¿Por las acusaciones de agresión y secuestro a unos policías a su cargo (motivo por el que la suspendieron provisionalmente de sus funciones como medida cautelar)? ¿Por borrar sin previo aviso los murales del artista Sego Obval en el mercado Juárez? ¿Por haber desalojado un sonidero con el uso de la fuerza pública en el Kiosco Morisco de la Sta. María Ribera? ¿Por haber mandado a borrar los rótulos tradicionales de los puestos de tortas y tacos de la Alcaldía Cuauhtémoc para suplirlos por un sello gris? ¿Por haber dejado sin color la zona de niñas y niños del jardín Pushkin? No, empecemos por la última novedad de Sandra Cuevas a la Alcaldía Cuauhtémoc.
Hace unos días la alcaldesa viajó hasta Miami para develar una escultura de Benito Juárez del artista oaxaqueño Fernando Andriachi. Y fue en su deambular por tierras norteamericanas donde, a modo de epifanía, ¡se le apareció la gran revelación! que compartió vía Twittr: “Convertiré el #JardínDeLasArtesGráficas de la colonia #Doctores en “Wynwood Walls”: Galería de arte al aire libre, y deporte en #Cuauhtémoc”
Los comentarios en redes no tardaron en aparecer a modo de protesta. No era para menos. Si la escena artística en México es vasta, y en la Alcaldía Cuauhtémoc no se diga, ¿por qué razón tendría una alcaldesa que importar talento extranjero? Ahora bien, si fuera el caso que la Alcaldesa apoyara sin reservas a su talento local ¿por qué no generar una especie de intercambio cultural? Eso habría sido una buena gestión, pero seamos honestas y honestos con los antecedentes que atentan contra la expresión artística local queda claro que Sandra Cuevas repudia toda muestra de arte popular como es el caso de los rótulos y sonideros que ha reprimido durante su gestión.
“Wynwood walls” es todo un acontecimiento estadounidense donde grandes artistas se reúnen para intervenir con su creatividad el espacio público a través de la realización de murales, pero ¿por qué irse tan lejos? si a unos cuantos pasos tenemos el fenómeno digno de récord Guinness llamado “Iztapalapa mural”. ¡Claro! Pero para la alcaldesa es mejor importar talento extranjero que promover el talento local, tanto que hay que borrarlo o desaparecerlo a como dé lugar.
El Twitter de Sandra Cuevas no deja de ser una muestra de snobismo (imitación con afecto de las maneras, opiniones, de aquellos a quienes considera distinguidos) y elitismo cultural. Lo preocupante del snobismo y del elitismo de Sandra Cuevas no es que se quede solamente como gusto personal subjetivo, sino su intencionalidad política que ha quedado ya demostrada.
El fascismo en Italia, entre sus muchas características, se fue construyendo al extinguir y despreciar toda forma de representación social a través del arte previo a su ideología, o bien todo aquello considerado “comunista”. Hoy en día, el desprecio de Sandra Cuevas se muestra hacia todo aquello que tenga el sello de “lo popular”. ¡Reprimir y sofocar la expresión con el uso de la violencia del Estado fue fascismo en Italia y lo es aquí y en China! ¿Qué está pasando en la Cuauhtémoc? ¿Vivimos un neofascismo del cuál no terminamos de darnos cuenta? Recordemos la frase, tan atinada para estos momentos, de Albert Camus: “Toda forma de desprecio, si interviene en política, prepara o instaura al fascismo”
Si lo que se vive en la Alcaldía Cuauhtémoc, dígame usted lectora o lector, no es una nueva especie de fascismo, entonces dígame ¿qué es?
No hay comentarios.:
Publicar un comentario