Carlos Bonfil
Paralelo a esa actividad colectiva, cuyo centro de acción es un bar presidido por José Manuel (Nacho Fernández), hermano de Charo (Joanna Valverde), la cual es madre de dos niñas, una de las cuales se reporta que ha desaparecido misteriosamente. La noticia mantiene al pueblo en vilo y la radio no vacila en difundirla e interpretarla de modo sensacionalista. Frente a los temores que genera el fantasma de algún depredador sexual suelto y las teorías conspiracionistas de los parroquianos, se insinúa una realidad más inquietante aún que la cinta explora maliciosamente, jugando de paso con la credulidad y paciencia de los espectadores quienes transitan de un misterio a otro con el riesgo de compartir algunas certidumbres disparatadas con los pintorescos ufólogos en la pantalla.
En su astuta mezcla de géneros (una ciencia ficción hermanada a la charlatanería y un costumbrismo puesto de cabeza), la cinta se vuelca de lleno al terreno de la farsa. Su galería de personajes bizarros forma una secta de seres ingenuos que en su mistificación de la realidad no logran calibrar el drama real que va revelándose ante sus ojos y que sugiere la existencia de una red de pederastia organizada. El propio José Manuel, guía espiritual de tanto compañero perplejo, sucumbe a su vez a los engaños de Julio (José Ángel Asensio), el líder máximo, sin poder ya confiar en las luces de su madre vidente Carmina (Rocío Ibáñez), cuyos poderes extra sensoriales se ven mermados por el Alzheimer. Espíritu sagrado es una comedia delirante que aborda de modo irreverente la propensión de una colectividad a seguir a ciegas, en la práctica esotérica o en el espejismo político, las manipulaciones de sus embaucadores.
Se exhibe en la sala 8 de la Cineteca Nacional a las 13:45 y 18:45 horas.
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