11/15/2025

Advierten descenso de fecundidad en adolescentes mexicanas

 

Esta información es importante porque México ocupa el primer lugar en embarazo adolescentes de 15 a 19 años dentro de los países de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE), por ello, Citlalli Hernandez, titular de la Secretaría de Mujeres, y Alejandro Svarch Pérez, director general del IMSS Bienestar, desde febrero de este año, informaron también de un plan estratégico para disminuir esta situación poniendo énfasis en ámbitos de violencia. 

Implementarán estrategia para prevenir embarazos adolescentes con educación sexual y anticonceptivos

No perdamos de vista que la reducción del embarazo en adolescentes está alineada con el Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) 3, «Garantizar una vida sana y promover el bienestar de todos a todas las edades». Específicamente, se busca cumplir la meta 3.7: «Garantizar el acceso universal a los servicios de salud sexual y reproductiva».

A nivel nacional en México, esto se traduce en la meta de erradicar los nacimientos en niñas de 10 a 14 años y reducir en un 50% la tasa de fecundidad de adolescentes de 15 a 19 años para 2030. 

Villalobos Hernández, señaló que el embarazo en adolescentes es un problema de salud pública que altera el proyecto de vida, afecta el entorno familiar y perjudica la salud y el desarrollo psicosocial de esta población.

De acuerdo con cifras del censo poblacional realizado por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) en 2020 en el país había 18.9 millones de niñas y mujeres adolescentes en el país; esto correspondía al 49.3% de la población de entre 0 y 17 años a nivel nacional.

De la reducción en la fecundidad en adolescentes de 15 a 19 años Villalobos Hernández detalló, se debe, en gran medida, a la continuidad que se le ha dado a la Estrategia Nacional para la Prevención del Embarazo en Adolescentes (ENAPEA), desde 2015, la cual se ha adaptado a las nuevas necesidades y actualmente se encuentra en la tercera etapa.

Cabe recordar que esta estrategia es un trabajo en el que participan instituciones gubernamentales, académicas, especialistas y representantes de la sociedad civil, que incorpora experiencias internacionales y las mejores prácticas que se han implementado en México.

Ahora, es preciso cruzar algunos datos vertidos por el Censo de Población realizado por el Instituto de Geografía y Estadística (Inegi) en el 2020 y saber que la deuda histórica con las adolescentes permanece vigente.

A nivel nacional, en el Censo 2020, se señaló que 237.2 mil mujeres de entre 12 y 17 años se encontraban casadas o unidas. Esto representaba el 3.7% de las mujeres en dicho rango de edad. Casi una de cada 13 mujeres indígenas de 12 a 17 años en México vivían casadas o unidas en 2020 (7.5%); esto correspondía a 27.8 mil mujeres adolescentes indígenas.

En 2020 fueron registradas en el país 153 mil 485 mujeres de entre 12 y 17 años que habían tenido al menos un hijo nacido vivo. Esto correspondía al 2.4% de las mujeres en dicho rango de edad.

El mismo censo señaló que más de una de cada 26 mujeres indígenas de 12 a 17 años en México tenían al menos un hijo en 2020 (3.9%); esto correspondía a 14.6 mil mujeres indígenas adolescentes.

Del documento también de Inegi, Estadísticas de nacimientos registrados 2017-2024, se informó que durante 2024 se registraron en México 89 mil 527 nacimientos de madres de entre 10 y 17 años. Esto correspondía a 1 por cada 100 mujeres en dicho rango de edad.

La prevención del embarazo y la maternidad en la adolescencia es un tema prioritario dentro de la agenda de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) ya que impacta directamente en el bienestar de las adolescentes, su acceso a oportunidades educativas y económicas, y en la reducción de la pobreza intergeneracional. 

De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), los embarazos precoces en adolescentes tienen importantes consecuencias para la salud de las madres adolescentes y sus bebés.

Las madres adolescentes de entre 10 y 19 años se enfrentan a mayores riesgos de eclampsia, endometritis puerperal e infecciones sistémicas que las mujeres de entre 20 y 24 años. La maternidad precoz puede aumentar los riesgos tanto para los recién nacidos como para las madres jóvenes. Los bebés nacidos de madres menores de 20 años tienen mayor riesgo de bajo peso al nacer, parto prematuro y afecciones neonatales graves. En algunos contextos, los embarazos repetidos en poco tiempo son motivo de preocupación para las madres jóvenes, ya que representan riesgos adicionales para la salud tanto de la madre como del bebé.

Estrategia contra la fecundidad

La especialista Aremis Villalobos Hernández, resaltó que desde el Instituto Nacional de Salud Pública pusieron en marcha estrategias digitales como la página web Cómo le hago, herramienta dirigida a población adolescente que provee videos, blogs y otros formatos de información, sobre derechos sexuales y reproductivos, así como métodos anticonceptivos, cuyo fin es empoderar a las adolescencias para tomar decisiones basadas en evidencia científica.

También se informó que este instituto cuenta con dos cursos virtuales de libre acceso dirigidos a personal de salud y un módulo que aborda de manera integral estrategias para prevenir un segundo embarazo en la adolescencia.

Villalobos Hernández indicó que la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2023 (Ensanut) documentó que de todas las personas de 12 a 19 años que iniciaron vida sexual, una de cada tres buscó atención o información en salud sexual o reproductiva. 

Asimismo, la Ensanut 2023 determinó que el 70 por ciento de estas y estos adolescentes que inician vida sexual recibieron atención o información, principalmente en ferias y jornadas de salud.

“Estas ferias masivas que se acercan a las escuelas y espacios públicos sí tienen un impacto en llevar los servicios sanitarios a las y los adolescentes”, resaltó.

Villalobos Hernández dijo que la última Encuesta Nacional de la Dinámica Demográfica (ENADID 2023) estima que el 50 por ciento de las mujeres inician vida sexual antes de los 18 años. Esta medición entrevista a mujeres de 15 a 49 años.

Según datos de la ENADID 2023, el 60 por ciento de las adolescentes que inician vida sexual ocupa métodos anticonceptivos. Es decir, dos de cada cinco no los utiliza. 

La directora de Salud Reproductiva del INSP sostuvo que el método anticonceptivo que más conocen y más utilizan las y los adolescentes es el condón masculino. Aproximadamente el 73 por ciento de esta población utilizó preservativo en su primera relación sexual. 

Respecto a la anticoncepción dual, es decir, el uso de un método anticonceptivo moderno y el condón, Aremis Villalobos Hernández expuso que a nivel internacional se ha impulsado esta doble protección para prevenir el embarazo e infecciones de transmisión sexual (ITS).

A nivel regional

Cimacnoticias informó en abril de este año que cada 20 segundos, una adolescente se convierte en madre en América Latina y el Caribe, esto implica que, anualmente un millón 600 mil jóvenes dan a luz en nuestra región.

Cada 20 segundos, una adolescente se convierte en madre en América Latina y el Caribe: UNFPA

La Oficial Nacional de la UNFPA, recuerda que, al menos en nuestra región, las adolescentes de comunidades afro tienen 50% más madres adolescentes que sus pares -otras jóvenes- de otros sectores. Pero, ¿por qué se gesta esto y cuáles son las implicaciones futuras en la vida de estas adolescentes?

Según la UNFPA, El embarazo en adolescentes se ve agravado en la población afrodescendiente por su sobrerrepresentación entre los grupos en situación de pobreza, contribuyendo a aumentar las brechas étnico-raciales entre las jóvenes que no están incluidas en el sistema educativo y laboral.

Este fenómeno se identifica de manera palpable en países como Costa Rica, Belice, Guatemala y Panamá donde las adolescentes afrodescendientes representan los números más altos de embarazos, sin embargo, a pesar de que se ha identificado una clara brecha, las políticas públicas no han logrado erradicar este fenómeno que tiende a darse en las costas caribeñas de esos países.

Esto apunta a un profundo desconocimiento -heredado de un sistema colonial- para producir políticas certeras y cercanas a las poblaciones afrodescendientes, especialmente, en países como México donde hasta hace unos años, el Estado ni siquiera contemplaba a este sector en las encuestas demográficas nacionales y donde, en añadidura, la población afrodescendientes ocupa una minoría -prácticamente nula- en las tomas de decisión políticas.

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