«Por lo tanto, la adopción de un Plan de Acción de Género sólido en la COP30 no es solo una cuestión de justicia, sino también un imperativo estratégico para una acción climática eficaz» explica ONU Mujeres. La organización solicitó que dicho Plan de Acción de Género (GAP) necesita abordar las causas fundamentales de la desigualdad de género y la vulnerabilidad climática a través de la rendición de cuentas y aplicación. De la misma manera, es necesario que contemple recursos adecuados, proteja los derechos de las mujeres y niñas, y reconozca el trabajo de las defensoras ambientales como elementos esenciales para la justicia climática.
«Si no se adopta un Plan de Acción de Género sólido, se retrasará la igualdad de género y los derechos humanos, se socavarán los avances logrados con tanto esfuerzo y se dará a entender que el liderazgo y la experiencia de las mujeres son prescindibles en la lucha contra el cambio climático» -Sarah Hendriks, directora de la División de Políticas, Programas e Intergubernamental de ONU Mujeres.
La COP es el espacio donde líderes mundiales de los Estados miembros de la ONU se reúnen para dialogar y pactar medidas a seguir para hacer frente a la crisis climática. No obstante, también participan agentes activos de sectores empresariales, juventudes, científicas y científicos climáticos, indígenas y sociedad civil para impulsar el progreso a nivel global. Esta conferencia es anual, siendo 1995 la primera vez que se llevó a cabo en Berlín.
El cambio climático es un fenómeno que no da tregua alterando las temperaturas y los patrones en el clima. Esto se debe al aumento de actividades humanas desde el siglo XIX como la quema de combustible fósil (carbón, petróleo y gas). En consecuencia, existe afectaciones a la salud, capacidad de cultivar alimentos, la vivienda, seguridad y el trabajo, que no tienen los mismos impactos para todas y todos, sino que depende de las condiciones en las que se encuentren, de acuerdo con las Naciones Unidas.
Para las mujeres la situación puede agravarse, ya que el cambio climático no es neutro al género y sus efectos profundizan las desigualdades que ellas ya enfrentan provocando incluso desplazamientos forzados, inseguridad alimentaria y pérdida de medios de subsistencia. De acuerdo con el informe «El progreso en el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible: Panorama de género 2024», se estima que en 2050 haya 158 millones de mujeres y niñas en situación de pobreza y 236 enfrenten inseguridad alimentaria, esto toma relevancia siendo que en ellas recae la responsabilidad de garantizar alimentos, agua y combustible a sus familias.
La crisis climática también es catalizadora de violencia de género, la Iniciativa Spotligth de la ONU detalló que derivado de este fenómeno se han intensificado tensiones sociales y económicas que alimentan la violencia contra las mujeres y niñas, por ejemplo, cuando hay ondas de calor de detectó un aumento del 28% de casos de feminicidios. Además, en pequeñas comunidades donde persisten desigualdades, las agresiones incrementan.

Por otro lado, con el lanzamiento de la Tarjeta de puntuación de igualdad de género y políticas climáticas de ONU Mujeres y el Instituto Kaschak para la Justicia Social para las Mujeres y las Niñas, se dio a conocer que, si bien la mayoría de los países reconocen la vulnerabilidad desproporcionada de las mujeres al cambio climático, la cantidad de Estados que reconocen la contribución de las mujeres a las soluciones climáticas o que adoptan un enfoque integral para abordar las desigualdades de género son insuficientes.
Solo 10 países de 5 regiones han presentado avances en seguridad económica, trabajo de cuidados no remunerado, salud, violencia de género, participación y liderazgo, e integración de la perspectiva de género, de acuerdo con los planes de acción climática presentados por los países en el marco del Acuerdo de París, el cual fue firmado en diciembre de 2015 donde se creó un marco vinculante para que los Estados firmantes se comprometan a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI).
Dieciséis de los 32 países adoptan un enfoque moderadamente integral o limitado para integrar la igualdad de género, mientras que seis países no se comprometen en absoluto a adoptar medidas que tengan en cuenta las cuestiones de género. La mayoría de los compromisos se centran en abordar la seguridad económica de las mujeres en el contexto de la crisis climática, mientras que la salud de las mujeres, su trabajo de cuidados no remunerado y la violencia de género son relativamente descuidados.
Como antecedente, el primer Plan de Acción de Género que nació en 2017 ayudó a incorporar consideraciones de género en la última Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático y su Protocolo de Kioto (CMNUCC) como mitigación, adopción, financiación, tecnología y el desarrollo de capacidades: «El Plan de Acción de Género ha permitido a los países, las instituciones y la sociedad civil hacer de la igualdad de género una parte tangible de la toma de decisiones sobre el clima.», explicó ONU Mujeres.

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