¡Slash! La guillotina cayó
sobre la cabeza de Juan Díaz de la Torre. Nadie movió un dedo por él.
Sus antiguos súbditos, como el mariachi, callaron. Fueron fieles a la
máxima de ¡el rey ha muerto!, ¡viva el rey! y de inmediato ofrecieron
sus parabienes al nuevo ungido: Alfonso Cepeda. Compromisos son
compromisos. En Polanco, Elba Esther Gordillo saboreó la venganza.
De arrepentidos será el reino de Almoloya. Aunque Díaz de la Torre
acababa de ser elegido (es un decir) presidente del Sindicato Nacional
de Trabajadores de la Educación (SNTE) en febrero de este año, justificó
su licencia
para evitar las tentaciones del poder enfermizo de la eterna ambición.
Por primera vez en la historia de los cacicazgos del sindicato magisterial, el poder operó un recambio
limpio(por lo menos hasta ahora). Para remover a Jesús Robles Martínez, hombre fuerte del sindicato desde 1949, las huestes del presidente Luis Echeverría tomaron a sangre y fuego las instalaciones del sindicato el 22 de septiembre de 1972. Para deshacerse de Carlos Jonguitud Barrios, su sucesor, el 23 de abril de 1989, Carlos Salinas de Gortari lo hizo renunciar en Los Pinos, en medio de la calurosa primavera magisterial. A Elba Esther Gordillo, su sucesora al mando del gremio, el 26 de febrero de 2013, el gobierno de Enrique Peña Nieto la hizo detener en el aeropuerto de Toluca el 26 de febrero de 2013. Duró casi 24 años en la dirigencia. El pasado 23 de noviembre le tocó el turno a Juan Díaz de la Torre.
De lo que se come, se cría. Alfonso Cepeda, el nuevo hombre al frente
del sindicato, se ha alimentado de las tradiciones de su tierra: José
de los Nuncio, en Ramos Arispe, Coahuila, venero de caciques. Creció
sindicalmente a la sombra de su paisano Humberto Dávila, el títere de
Elba Esther Gordillo al frente del SNTE, que cayó en desgracia cuando,
en el congreso sindical de Mérida, en febrero de 1998, intentó dar un
grito de independencia auspiciado por Los Pinos, y trató
infructuosamente de cortar los hilos que lo unían a la cruceta manejada
por la mano de la maestra.
Al frente del gremio quedó, en aquel entonces, Tomás Vázquez Vigil,
el delfín de Elba Esther que hoy capitanea Maestros por México, el taxi
al que los elbistas se han trepado para trasladarse a la reconquista del
sindicato.
El profesor Cepeda no es, pues, pieza de Elba Esther Gordillo, aunque
la tribu a la que éste perteneció estuviera bajo su dominio en el
pasado. Pertenece, en cambio, a la cuadra de otro influyente maestro
coahuilense, con el que comparte habilidades y amigos: Humberto Moreira.
Alfonso Cepeda es un talentoso operador sindical y financiero.
Durante los periodos de Juan Díaz de la Torre al frente del SNTE, él era
quien realmente manejaba en el terreno el control del gremio, el que
realizaba las negociaciones más importantes con las autoridades
gubernamentales, el que hacía realidad (junto a Bernardo Quezada, el
hombre de los departamentos en Miami) los negocios parasindicales. Él
era el poder detrás del poder de Juan. Su designación como líder único
del sindicato es, lisa y llanamente, el reconocimiento estatutario de
una realidad de facto.
Para controlar el sindicato, Cepeda no escatima recursos. Su modus operandi está
engrasado. Sirva de ejemplo lo que hizo en Zacatecas el 14 de julio de
2016. Ese día, un grupo de choque agredió violentamente a los profesores
zacatecanos democráticos de la sección 34, mientras efectuaban el
congreso sindical para nombrar sus dirigentes estatales. Como los
maestros democráticos eran mayoría, Alfonso Cepeda, presidente del acto y
coordinador del Colegiado Nacional de Administración y Finanzas del
Comité Ejecutivo Nacional, envió a
poner ordena un
equipo de seguridadespecializado en brindar servicios a los antros de Torreón. Sus integrantes, vestidos como si fueran Men in black y armados con palos y pistolas eléctricas, disolvieron el encuentro a sillazos y golpes.
Su habilidad para los negocios está fuera de toda sospecha.
Especialmente para aquellos en los que fluye dinero en efectivo. A
nombre de su esposa e hijos tiene clínicas médicas y una farmacia.
Curiosamente, los servicios de salud del magisterio estatal en Coahuila
son, en parte, subrogados (la Corte acaba de declarar que es
inconstitucional cobrar a los derechohabientes por este concepto).
En la mejor tradición del sindicalismo institucional (un eufemismo del charrismo), Cepeda ofreció ya su apoyo al presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, y a la cuarta transformación.
La nueva centralidad de Poncho (como lo llaman sus cuates) en el
sindicato es parte de la transición del SNTE diseñada por el nuevo
gobierno, en el que Elba Esther Gordillo, con poderosos aliados en la
cuarta transformación (Julio Scherer, Alfonso Romo, Marcelo Ebrard y
Esteban Moctezuma), juega un papel protagónico. Con Cepeda al frente del
gremio, el sindicalismo de los Men in black y los golpes de chequera se juega su sobrevivencia.
Twitter: @lhan55
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