Escrito por Arantza Díaz
.-Ciudad
de México.- Bífidos, grandes, hinchados, dobles, escondidos y
expuestos; placenteros. ¿Qué tanto poder puede esconder un órgano que no
tiene otro fin más que producir disfrute? Durante décadas, este órgano
produjo entre los médicos -en masculino- la inconformidad; pretendían
adjudicarle una utilidad y a nuestros días, el 84% de las niñas y
adolescentes no sabe representarlo -pero el 54 sí sabe dibujar genitales
masculinos-: la realidad es que poco sabemos del clítoris, su
diversidad, qué lo conforma, sus membranas y por qué su existencia es un
revés al androcentrismo anatómico.
Desde la parte más
esencial como nombrar la piel del clítoris, implica un reto importante.
Este tejido es una piel especializada y glabra (sin vello) que está
específicamente afinada para producir el placer sexual y despertar los
reflejos reproductivos; el tejido que recubre al clítoris es tan
particular que la hace capaz de producir cambios neurofisiológicos y
crear respuestas orgásmicas, de acuerdo con el artículo científico
Inervación del glande del Clítoris.
A lo largo de la historia,
se consideró que el clítoris no era más que una «pequeña perla» y sólo a
través de la disección, se supo que, escondido desde el monte de venus y
extendido por los labios vaginales, se encontraba un órgano de hasta
3.5 centímetros -y excitado puede alcanzar los 11 centímetros de largo-
que no tenía ninguna relación con la función reproductiva; su función es
más concisa: Dar placer y orgasmos a las mujeres.
Hoy día,
tras décadas y décadas de lucha por nombrar las bondades del clitoris,
el terreno ha quedado horizontal. Se habla mucho de lo necesario que es
para los hombres -en las relaciones heterosexuales- «encontrarlo»,
estimularlo, reconocerlo e incluso, los succionadores de clítoris se
venden en cada tienda de juguetes sexuales a precios elevados, limitando
así, el clítoris a una figura universal y desconociendo lo que implica
su diversidad.
Ante la necesidad de traer al espacio público una radiogradía precisa de este órgano sexual se recogen la siguiente información.
Partes del clítoris
Dividida
en dos secciones para una mejor identificación, se reconocen las partes
«visibles» y «no visibles». La visible consiste en el glande del
clítoris que se encuentra justo en la parte superior de la vulva en la
intersección de los labios menores. Cuenta con un capuchón que lo rodea
con el objetivo de dar protección, a este tejido se le nombra el
prepucio del clítoris.
La parte no visible, es aquella que se
extiende al interior, conocidas -en conjunto- como «Cuerpo».
Probablemente una de las partes más infravaloradas y que se encargan de
sostener todo el tiempo al órgano son sus estructuras; similares a dos
piernas, esta parte nombrada «pilares» o «cruras» permiten que el
clítoris se erija, se extienden hacia abajo y se aferran a las paredes
vulvares y rodean todo el canal vaginal y uretra.
Al interior,
también se encuentran los bulbos vestibulares, un tejido que está
pegado a los pilares del clítoris y se encuentran a cada lado de la
abertura vaginal. Estos bulbos son pieza central al momento de la
excitación, pues debido a la esponjosidad de su tejido, se llenan de
sangre agrandándose y produciendo placer, esta parte del clítoris se
encuentran entre la pared vaginal y los pilares; los bulbos están
conformados por músculos complejos llamados bulbocavernosos que tienen
la facultad de palpitar y contraerse de forma rítmica para mayor fuerza
orgásmica.
La existencia del clítoris doble
Las
y los doctores Nelson Velásquez. Roxana Delgado, y Noramaika Briñez
recogen en su artículo «Clítoris: aspectos anatomofisiológicos y
patológicos», la existencia de mujeres que nacen con una duplicación de
clítoris. Si bien este hecho tiende a ser muy extraño en la medicina,
tampoco implica que sea ajeno, por el contrario, es una deformación
congénita que se acompaña a la duplicación del tubérculo genital, es
decir, existe la posibilidad de que se nazca, también, con duplicación
uterina.
Esta anomalía se gesta desde el desarrollo fetal, sin
embargo, no existe mayor información sobre cuáles son los motivos por
los que se produce; no hay causa exacta de por qué existen niñas con un
clítoris doble y funcional. Sin embargo, se puede ligar con algunos
factores genéticos que no permiten la fusión correcta de los genitales e
incluso, factores ambientales.
La duplicidad del clítoris no
produce molestias en la mayoría de las veces y muchas mujeres viven con
esta anomalía sin presentar dificultades, sin embargo, otras mujeres más
reportan malestares y dolor, particularmente, durante el sexo; no tiene
ninguna relación con la fertilidad. La única forma de encontrar si se
poseen 2 clítoris es a través de pruebas de imagen y la exploración
física con un profesional de la salud ginecológica.
Clítoris de tamaños diversos
Se
puede considerar que el glande del clítoris es pequeño y rosado; «el
timbre» de la vulva que apenas es perceptible y de ahí el revuelo sobre
hallarlo o no. Sin embargo, hay tantos clítoris como mujeres en el
mundo. Hay glandes pequeños, prepucios de gran tamaño, glandes oscuros y
con una cabeza predominante y es precisamente, en esta diversidad que
se necesita nombrar a aquellas mujeres que viven con clítoris fuera de
la idea colectiva -y violenta- de cómo debe lucir un clítoris; pequeño y
apenas visible.
El estudio ‘La representación de la mujer en la
pornografía desde una perspectiva de género: un análisis global’ de
Andrea Criado Pajuelo analizó el papel de las mujeres desde la
pornografía convencional, es decir, las relaciones heterosexuales entre
hombre y mujer. En este se concluyó que se muestran imágenes no
representativas ni naturales de los genitales femeninos y de la
corporalidad de las mujeres.
Después de examinar diferentes videos
pornográficos, Andrea observó que la mayoría de las mujeres son
caucásicas, jóvenes, delgadas, con cinturas estrechas, sin vello
corporal y con vulvas rosadas; sin labios vaginales oscuros, ni
predominantes, mucho menos, con un glande clitoral y encapuchado de gran
tamaño.
La clitoromegalia adquirida es la
condición de vida de muchas adolescentes y mujeres; implica un
crecimiento anómalo del clítoris y tiende a desarrollarse durante la
pubertad, tiene sus causas en los terrenos de lo hormonal y puede
frenarse a tiempo a través de supresores de hormonas. Si bien algunas
mujeres requieren intervención quirúrgica por dolores e incomodidad
cotidiana, para muchas otras, no representa mayores complicaciones tener
un clítoris predominante, sin embargo, puede producir sentimientos de
insatisfacción e inseguridad; un clítoris grande resulta indeseable para
el sexo heterosexual y la imagen que quiebra con los discursos
hegemónicos de la pornografía que «aniña» y blanquea la genitalidad
femenina.
Así, existe la posibilidad de extirpar quirúrgicamente
los clítoris; se corta el tejido y se reconstruye para que, como escribe
el portal de Mapfre Salud, «tenga un tamaño normal y proporción
estética», un hecho que esboza que las «proporciones» de la corporalidad
de las mujeres siempre son eje rector en la vida; el tamaño de los
senos, de las caderas, de la cintura, de las manos, de las piernas, de
los pies, de la nariz, de sus labios, de sus dedos, de sus labios
vaginales e incluso, de los clítoris.
El clítoris también puede enfermar
El
clítoris puede desarrollar priapismo que puede entenderse como la
condición donde se gesta una erección por largos periodos de tiempo,
llegando, incluso, a las 4 horas donde el cuerpo bombea sangra a los
genitales. Este hecho representa mucho dolor e incomodidad, si bien es
normal ligarlo a los hombres, la realidad es que las mujeres también
pueden experimentar el priapismo.
El artículo médico «Clítoris: aspectos anatomofisiológicos y patológicos»
refiere que en mujeres existe irritación local e intenso dolor, este
padecimiento -así como muchos otros que involucran la salud de las
mujeres-, es un territorio poco explorado en materia de cuáles son sus
causales, sin embargo, las investigaciones proponen que se puede dar a
causa del consumo de drogas erectógenas, es decir, fármacos que inducen a
la incitación sexual, pero también a tumores pélvicos u obstrucciones
sanguíneas en la pelvis / vejiga.
Existe la posibilidad de que
se desarrolle este priapismo sólo en el clítoris a causa de tumores
extraños y muy agresivos; también, puede ser un padecimiento de otras
enfermedades como la leucemia en algunos casos.
El artículo también
sostiene que el clítoris puede padecer del síndrome del torniquete
clitorideo, que implica, concretamente, que un vello del pubis pueden
«enrollarse» al interior del clitoris; un encapsulamiento de vello
pubiano que produce dolores muy agudos pues puede producir el
estrangulamiento del tejido. Es un padecimiento arbitrario que puede
atravesar a cualquier mujer y es extremadamente dificil de diagnosticar,
produciendo hinchazón e irritación; sólo basta con remover el pelo para
que el clítoris vuelva a su forma original y se terminen los síntomas.
El clítoris nunca deja de producir placer, ni orgasmos
Probablemente
una de las armas más poderosas de un órgano tan complejo e ignorado
históricamente por la medicina como el clítoris, es su capacidad de
nunca envejecer, ni reducir su capacidad de crear placer y dar orgasmos.
Esto
quiere decir que, mientras algunas funciones cognitivas se ven
atravesadas durante la vejez y se pierden algunos reflejos de forma
paulatina -disminución en la velocidad de impulsos nerviosos-, el
clítoris se mantiene íntegro. A diferencia de otros órganos sexuales y
reproductivos que experimentan cambios en su vida cíclica como, por
ejemplo, la sequedad vulvar producida durante la menopausia, el clítoris
se mantiene con las mismas facultades de producir orgasmos intensos sin
importar si se está en la vejez o en la adolescencia.
Este
hecho no sólo apuesta por desmitificar la idea de que, durante la vejez,
se pierde la libido y con ello, una vida sexual plena, orgásmica y
disfrutable.
Una forma de exponer la problemática donde se les
arranca el placer a las mujeres es por medio de cifras; la esperanza de
vida de las mexicanas es de 78.6 año aproximadamente, según el Instituto
Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) 2023, y el fin de la edad
reproductiva marcada por la llegada de la menopausia suele presentarse
entre los 45 y 55 años según el Gobierno de México.
Esto
infiere que existen, al menos dos décadas en el área «gris», donde se
considera que la vida sexual concluye para las mujeres, sin embargo, se
contrapone a la idea de que el orgasmo, la masturbación y el disfrute
del placer en el clítoris se mantiene vigente.
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