Con la consigna Diálogo por la libertad
, las organizaciones
del Istmo demandaron que las instancias del gobierno federal desistan de
las acusaciones formuladas en contra de 24 campesinos ayuujk y binizá, a
quienes se pretende encarcelar porque defendieron sus tierras y territorios ante el despojo con la rehabilitación de las vías del Tren Transístmico
.
Las comunidades indígenas afectadas exigen la instalación de mesas de diálogo con el gobierno federal, para poner fin definitivo a la persecución de campesinos de Mogoñé Viejo y Rincón Viejo, del municipio de Matías Romero.
Al mismo tiempo, en otra geografía de la misma entidad, las mujeres Mazatecas por la Libertad lanzaron una alerta urgente por las posibles detenciones masivas contra defensores de la comunidad de Eloxochitlán de Flores Magón, donde en las últimas semanas se ha recrudecido la violencia y persecución política por parte de caciques y funcionarios del estado.
Las mujeres indígenas responsabilizaron del recrudecimiento de la
violencia a la diputada morenista y ex secretaria de la mujer, Elisa
Zepeda Lagunas, a quien acusan de prolongar la desarticulación
comunitaria e impedir la defensa del territorio y las prácticas de
organización conforme a los usos y costumbres de la comunidad
.
El Observatorio Memoria y Libertad exigió al gobierno de Salomón Jara detener cualquier intento de detención e informar sobre la presencia de elementos y personas de civil que se encuentran en la comunidad. La pregunta es ¿quién puede detener la represión desatada por Salomón Jara?
Ayer, de acuerdo con el informe de La Jornada, el paquete
de cambios fiscales respaldado por el gobierno de Donald Trump, en el
que se incluye la propuesta de un impuesto de 5 por ciento a la
transferencia de remesas, sufrió un revés, al ser rechazado por el
Comité de Presupuesto de la Cámara de Representantes (no por el pleno),
en una votación en que varios legisladores republicanos sumaron sus
votos a los demócratas. La votación en dicho Comité fue de 16 votos a
favor de la propuesta y 21 en contra, con cinco conservadores de línea
dura que se unieron a los demócratas para rechazar la legislación,
reportó la cadena Telemundo
.
Sucio entre los sucios, en sus casi cuatro meses de estancia en la Casa Blanca el golpeador Trump ha tratado de imponer sus caprichos en todas las áreas: económica, social, política interna y relaciones con la comunidad de países, siempre con el objetivo de inyectar miedo y no ganar respeto.
Poco antes de esa votación, el odiador serial que despacha en la Oficina Oval divulgó un mensaje por medio de su red social: los
republicanos deben unirse tras ¡el único, grande y hermoso proyecto de
ley! No sólo recorta los impuestos a todos los estadunidenses, sino que
también dejará sin Medicaid a millones de inmigrantes indocumentados
para protegerlo de quienes realmente lo necesitan. Estados Unidos
sufrirá mucho sin esta legislación, con sus impuestos subiendo 65 por
ciento. Se culpará a los demócratas, pero eso no ayuda a nuestros
votantes. No necesitamos fanfarrones en el Partido Republicano. ¡Dejen
de hablar y háganlo! Es hora de arreglar el desastre que Biden y los
demócratas nos han causado
.
Los estadunidenses conocen muy bien el propósito real de este tipo de iniciativas
republicanas de carácter fiscal, porque, desde hace muchos años, tienen
dos aristas: recorte de impuestos a los más ricos y aumento de ellos
entre la población trabajadora, quien es la que al final de cuentas paga
la factura por este tipo de hermosos
(Trump dixit)
proyectos de ley. Habrá que ver qué sucede en el siguiente round, pero
de este enloquecido personaje nada bueno debe esperarse.
todo lo posible para evitar que esto continúe. Además, dijo,
esto viola tratados entre México y Estados Unidos. De hecho, está vigente un tratado bilateral, firmado en 1994, para evitar la doble tributación.
A su vez, el secretario de Hacienda, Edgar Amador –participante en la mañanera de ayer– explicó que las remesas ya
fueron gravadas, y pagaron los impuestos correspondientes. Si se le
pusiera este impuesto adicional, sería una doble tributación. Entonces,
de aprobarse el citado proyecto de ley Estados Unidos violaría el
tratado bilateral para evitar la doble tributación e implicaría una
discriminación en términos fiscales
.
El funcionario detalló que las remesas a México constituyen, en
algunas regiones, más de 20 por ciento del ingreso de las familias
receptoras, y contribuyen a la reducción de la pobreza y al mejoramiento
de las condiciones de vida en las comunidades. ¿Qué tasa pagan los
trabajadores mexicanos en Estados Unidos? Las tasas vigentes en aquel
país: entre 10 y 37 por ciento. Entonces, son ingresos que ya fueron
gravados, y ponerle ese tributo adicional implicaría una doble
tributación y un incumplimiento de tratados tributarios internacionales,
por parte del Congreso de Estados Unidos
. Pero el pandillero no quita el dedo del renglón.
Las rebanadas del pastel
La presidenta Sheinbaum informó que hasta ahora se han
rescatado 21 restos de 63 mineros que desde el 19 de febrero de 2006
permanecieron bajo toneladas de piedras en la mina Pasta de Conchos (en
total fallecieron 65, pero dos de ellos fueron encontrados desde el
principio), concesionada a Germán Larrea y su Grupo México, defendidos a
capa y espada por Fox, Calderón y Peña Nieto. Y anunció que no nos vamos a ir de aquí hasta que encontremos
todos. Esta labor era obligación legal del tóxico barón, pero nadie osa tocarle un pelo.
Único, Grande y Hermoso Proyecto de Ley, el paquete de cambios fiscales promovido por el gobierno de Donald Trump que incluye la propuesta de un impuesto de 5 por ciento a las remesas por parte de todos los trabajadores extranjeros en suelo estadunidense.
Como se destacó en este espacio, el gravamen a los envíos de dinero de las comunidades migrantes impactaría a millones de personas, en particular en naciones con agudas carencias, por lo que la derrota temporal de esta medida del trumpismo para castigar a los sectores más vulnerables supone un motivo de alivio para las familias y las poblaciones receptoras de remesas, sin embargo, sería prematuro cantar victoria, pues los cinco diputados republicanos que se rebelaron contra el proyecto de su partido son radicales de derecha que exigen recortes presupuestales mayores a los contemplados. Por lo tanto, las negociaciones de este bloque con sus correligionarios podrían ser el preludio de lo peor: impuestos a las remesas junto a un mayor desmantelamiento del exiguo gasto social y nuevos despidos en las instancias gubernamentales encargadas de ciencia, protección al medio ambiente y combate al cambio climático.
Mientras los legisladores debaten, la calificadora Moody’s retiró a Estados Unidos la máxima calificación crediticia y la redujo en un escalón, tal como hicieron hace tiempo las otras dos grandes calificadoras, Standard & Poor’s y Fitch. La decisión se tomó debido al enorme déficit presupuestario gubernamental, las altas tasas de interés y la ausencia de iniciativas creíbles para equilibrar el gasto con los ingresos. La realidad es que si estas agencias evaluaran a Washington con los mismos parámetros aplicados a los países en desarrollo o que no son del agrado de los grandes capitales, su grado crediticio sería mucho más bajo por el absoluto descontrol con que la Casa Blanca imprime dólares y toma deuda.
El diagnóstico es muy claro: desde la instauración del neoliberalismo en la presidencia de Ronald Reagan, el desorbitado gasto militar ha ido de la mano con recortes de impuestos cada vez más generosos a los ricos y ultrarricos, con lo que el despliegue imperial ha pasado de ser oneroso a insostenible. Tanto Trump en su primer mandato como su sucesor Joe Biden rompieron cualquier dique fiscal con programas de ayuda durante la pandemia y transferencias de recursos públicos a las grandes corporaciones, y en su recién iniciado segundo periodo el magnate amenaza con llevar la situación a punto de quiebre con nuevas reducciones impositivas y un incremento sin precedentes del presupuesto de defensa, el cual podría superar el millón de millones de dólares. Sólo en la modernización de las fuerzas nucleares se planea despilfarrar otro trillón en el transcurso de una década.
Debe señalarse que los muy publicitados esfuerzos de austeridad
y eficiencia del gasto gubernamental por parte del trumpismo
representan cifras meramente testimoniales en términos del presupuesto,
pero que harán un enorme daño a millones de personas y llevarán a un
deterioro irremediable de la calidad de vida de las mayorías, que ya es
deplorable frente a otras naciones ricas en rubros como educación,
salud, seguridad social e infraestructura.
Lamentablemente, las dimensiones de la economía estadunidense y la posición hegemónica de Washington en los asuntos globales significan que los efectos perniciosos de un eventual default (impago de la deuda) y del rampante empobrecimiento de las mayorías no se quedarán dentro de la superpotencia, sino que afectarán al planeta entero.
Ello ocurrió el 7 de agosto de 1974, en Tel Aviv, donde se desempeñaba nada menos que como embajadora y ministra plenipotenciaria de los Estados Unidos Mexicanos.
No hacía mucho que se había disuelto su matrimonio con el Dr. Ricardo Guerra, que databa de 1958, a la sazón mandamás de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, donde ella estaba también adscrita.
Es probable que haya aceptado con gusto la encomienda del entonces presidente, Luis Echeverria, para poner tierra y mar de por medio.
Si bien había nacido en el Distrito Federal, pronto pasó a Comitán y ahí creció hasta 1940 cuando volvió a la capital para hacer mejores estudios, pero el sureste mexicano nunca se desprendió ya de su corazón. Era la tierra de sus mayores y también la suya.
Tenía 25 años cuando obtuvo el grado de maestría en la UNAM y pasó a España por casi un bienio. Había empezado, como muchos, en la Facultad de Derecho y terminó en Filosofía y Letras. A su regreso volvió a Chiapas para dirigir el Instituto Chiapaneco de Cultura.
Nunca se desentendió de él, aun cuando su carrera se empezó a desarrollar mayormente en la UNAM. Durante cerca de tres años, entre 1958 y 1961, hizo una cauda de textos especialmente para el Instituto Nacional Indigenista.
Cuando la conocí, en 1964, era jefa de información y prensa de la UNAM, empleo que abandonó airadamente en 1966, lo mismo que mi maestro José Gaos y varios más, cuando el rector Ignacio Chávez fue víctima de una cauda de gamberros. Ello impidió que me pudiera acercar a ella cuando fui a estudiar a México en 1967, aunque la sobrecarga que me impuso el Dr. José Gaos tampoco me hubiera dado mucha libertad...
Ella había ido, entre 1963 y 1964, un par de veces a la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Guadalajara, donde yo pujaba por aprender, a hablar durante dos semanas sobre la novela mexicana contemporánea, primero, y después sobre Marcel Proust. ¡Cuánto me enriquecieron esas cuatro semanas de clases! Máxime que tuve la oportunidad de estar presente en dos o tres comidas a las que fui invitado...
El panorama para los aprendices de historiadores era tan magro que solía apuntarme a los cursos de profesores visitantes, fuese cual fuese la materia. Ello me trajo algunas decepciones, pero en el caso de la maestra Castellanos el gozo por aquellas clases no me cabía en el cuerpo. Se suponía que eran de dos horas diarias –sábados inclusive– pero normalmente, a base de preguntas y sus respuestas, llegábamos a tres...
Doña Rosario despertaba un verdadero entusiasmo por conocer y leer cuanto libro recomendaba. Claro que, con frecuencia, no se hallaban en las librerías de Guadalajara, una ciudad que carecía prácticamente de bibliotecas en aquel entonces y en la que las librerías eran un verdadero desastre. Recuerdo que cuando aparecía un libro compraban un ejemplar y solían tardar bastante en reponerlo, exceptuando cuando eran de beatería.
Recuerdo que el primero que viajara a México después de sus clases, tenía que regresar cargado de los libros que le encargaban los demás. Por supuesto que me leí con devoción, después, los principales de ella, pero nunca me atreví a hablarle de ello. Cuando le preguntó alguien por qué no hablaba de sus novelas en clase la respuesta fue muy dura.
No olvidaré jamás esos dos cursos intensivos dictados en aquel idioma tan pulcro y con dejos tan originales y eufónicos de su tierra.
Doña Rosario Castellanos es para mí una de las mejores mujeres que en el mundo han sido
¡Qué bueno que está en la Rotonda antes llamada de los Hombres
Ilustres, en el Panteón de Dolores! No podía dejar pasar el centenario
de su nacimiento sin hacer de ella este recuerdo, desastrado si se
quiere, pero lleno de afecto, agradecimiento y admiración.
Lo primero que me sorprendió fue que los estudiantes que abarrotaban
el salón de la UACM se tapaban las caras con unos abanicos de cartón,
como máscaras, con el retrato de Monsiváis fotocopiado en blanco y
negro. Desde el escenario, parecía el cartel de Being John Malcovich,
la película de Spike Jonze sobre un empleado que descubre un pasaje
secreto en su oficina, que va a dar adentro de la mente del actor. Aquí
nadie imaginaba que podríamos entrar a la mente de Monsiváis, pero pensé
en eso mientras me sentaba sin poder acomodarme en las butacas de
metal. ¿Cómo sería la mente de Carlos? Una constelación, más que un
laberinto, lleno de letras de canciones, versículos bíblicos, poemas,
aforismos, diálogos de películas, que giraban todos en torno al relajo.
El Monsiváis relajiento es el que más extraño ahora, contrario a lo que
me dicen siempre los demás deudos: ¿Qué diría Monsi de este momento?
Sus carcajadas, a veces sin dos dientes, otras con pedazos de pan
cayéndole a la chamarra de mezclilla y golpeándose la rodilla con una
mano. ¿Cómo le sacaría la broma Monsiváis a este momento?
, sería más mi anhelo de escucharlo.
Y es que esta entrega del Honoris Causas Perdidas fue un verdadero desmadre. Primero, porque lo organizaba El Fisgón, quien había caligrafiado el diploma y tenido la idea descolocada de llevarlo a cabo. Después, porque el rector de la Universidad, Manuel Pérez Rocha, le dio un sesgo contradictorio, como si fuera formal todo ese gozoso desgarriate de premiar nuestras derrotas, como si celebrándolas las hiciéramos menos trágicas. El propio Monsi leyó un texto sobre la ética del fracaso que, en efecto, me hizo comprender que este acto mezclaba perfectamente la desmitificación laxa con el duelo absoluto. Leyó Monsiváis:
“Pienso ahora en los militantes de base al tanto de que la victoria no los incluiría, de que muy probablemente se les dejaría como al principio. En los soldados maderistas, zapatistas, villistas… que examinan su única medalla en la noche. En los campesinos que defendían sus tierras, en los sindicalistas y en los agraristas que atravesaron por los espacios de los encarcelamientos, las torturas, las desapariciones y en muchos casos de los asesinatos. Y los sobrevivientes persistieron porque la noción de cumplir con el deber era la recompensa suficiente. Causa perdida es aquélla de la que nunca se esperan las ventajas”.
La imagen de un campesino sacando de una caja de cartón polvoriento su medalla en la noche. No está pensando en lo que no consiguió, ni siquiera en el movimiento en el que participó, mucho menos en su medalla. Está reconciliándose con su propia derrota porque es justa en su razón, porque le devolvió la dignidad, que no es la medalla pero, se la recuerda. Pero no crean que me la pasé pensando durante ese acto. Todo lo contrario. Me defendí todo el tiempo de las señales tan encontradas que se lanzaban desde los flancos, los flashazos constantes de los fotoperiodistas, con los estudiantes que querían acercarse a Monsi, le pedían autógrafos, le querían platicar alguna teoría instantánea, lo tocaban en el hombro para saber de su materialidad mediática.
Era el Monsiváis popular, el ícono –así, con acento, como era en esa época–, el que esclarecía, definía, clarificaba. Como Sabines era el de los versos a la novia y José Emilio era el de la evocación de la infancia extraviada, Monsiváis lo era de la ética infranqueable y la risa en medio de la pérdida.
Creo que ya hablaron Marta Lamas y Rafael Barajas, El Fisgón.
El ambientalista Iván Restrepo está revelando que Carlos Monsiváis está
afiliado a la Asociación Nacional de Actores. La tramitó para hacer un
Juan Tenorio cómico en el Teatro Blanquita llamado Juan Petróleo, en 1980, con la idea fársica en sí misma del entonces presidente José López Portillo de aprender a administrar la abundancia
. El mismo Carlos, en 1996, desistió de los intentos inútiles de satirizar esa obra: Nadie puede burlase de lo que ya nació con un halo paródico
. Por la misma razón, tampoco era parodiable López Portillo, al que Monsi llamaba, no por su nombre, sino por el de su pareja: el esposo de Sasha
.
Se proyectan en una pantalla fotografías de la susodicha puesta en
escena y alguien alega que el sindicalizado Monsiváis perteneció quizás
al PRI, como todos los sindicalizados del régimen de Partido Único.
Carlos se tapa la cara y casi podemos escuchar su: qué horror
.
Éste es un momento de relajo y de duelo. Se había perpetrado el
fraude electoral contra Andrés Manuel López Obrador y el usurpador ya
tenía sumido al país en una guerra contra el crimen organizado que
mataba más gente de la que se alcanzaba a contar. Las preguntas que nos
hacíamos todos eran sobre la probable culpa de la izquierda: si el
plantón de Reforma debió de dirigirse completo al Palacio Legislativo
para impedir la toma de protesta del Presidente espurio o si debíamos
cumplir estrictamente con la idea de los cambios pacíficos y volver a
esperar, reorganizar, volver a pensar. El propio Monsiváis había dicho
desde el primer fraude, el de 1988: No es lo mismo ganar la elección,
que te respeten el resultado. Y, aún así, no es lo mismo llegar a la
Presidencia y que te dejen gobernar
.
Era, pues, un tiempo de reflexión. Pero también estábamos necesitados
de ánimos. Así recuerdo el final del acto. Monsiváis dando esperanzas
pequeñas, pero contundentes: Este tiempo es el de la visibilidad
oportuna y necesaria de las causas perdidas. No todo se verá aplastado
por el neoliberalismo ni por la derecha, tan neonata en materia de ideas
y tan fértil en materia de corrupción y represión
.
Le aplaudimos con vigor a que no todo estaba perdido. Recuerdo que me fui del auditorio sin poder despedirme de Carlos, que se sentó a sonreírle a los grupos estudiantiles de teatro que a continuación se sucedieron. Salí a la calle ya en plena noche y me puse a caminar hasta que la sensación de ambivalencia entre cotorreo y duelo se me pasara. Y no se me pasó.
Por cierto, todavía tengo el abanico con la cara de Monsiváis en blanco y negro. Para mí es como una medalla.
Vendrán otras sentencias que nieguen la escrita por el juez Fernando Andreu, pero la brecha en la versión oficial de los hechos queda abierta, lo que parece más que suficiente para calificarla de histórica. Porque por esa brecha entran las miles de personas torturadas en el País Vasco durante décadas. Ojo a las cifras, que cabe poner en el contexto de un país de cerca de 3 millones de personas, una minucia en términos mexicanos: hay más de seis mil casos certificados de tortura en cerca de cinco décadas, durante las cuales más de 40 mil personas fueron detenidas. De ellas, 30 mil nunca llegaron a ser juzgadas. Al menos 124 personas acabaron hospitalizadas tras su detención y se cuentan como mínimo una docena de muertos en celdas y comisarías. Todo esto en Europa, mientras España era homologada por sus pares continentales.
El caso de Sorzabal tiene particularidades que, 24 años después de
ocurridos los hechos, han servido finalmente para que alguien asuma la
evidencia. Las fotografías de su cuerpo marcado por los electrodos, una
vez en el hospital, claman al cielo. El médico forense Benito Morentin,
cuyo informe ha sido crucial según reconoce el propio tribunal, asegura
que la evidencia pericial de lo que ocurrió es absoluta
.
Al mismo tiempo, este relato no es tan diferente del de las miles de personas que han sufrido tormentos en alguna comisaría española. Por eso, el reconocimiento de las torturas sufridas por Sorzabal –es más, la asunción de que la declaración que realizó tras su detención era inválida por ser fruto de los malos tratos–, es un pequeño amago en el reconocimiento, tardío y parcial, a las miles de personas que han pasado por lo mismo. Un paso previo, imprevisto, en un camino que España ni siquiera ha empezado a caminar.
Porque esa evidencia pericial absoluta ha estado encima de la mesa durante un cuarto de siglo, junto a muertes escandalosas, como las de Joxe Arregi y Mikel Zabalza, sin que nadie se haya dado por aludido. Las fotografías de Sorzabal se publicaron en –pocos– medios y el estremecedor relato de lo que tuvo que soportar ha estado a disposición de todo aquel que decidiese no mirar a otro lado. Fuera del País Vasco, han sido pocos, contados, los que optaron por mirar a la realidad de frente.
Entender el porqué es sencillo. Especialmente, a partir de mediados de los años 90 se impuso una visión maniquea y absurda del conflicto vasco, un marco reduccionista que enfrentaba, supuestamente, a los demócratas con los violentos. Así, en nombre de la democracia se cerraron periódicos, se ilegalizaron partidos, se encarceló a políticos y se torturó a miles de personas. Reconocer esto último ponía en jaque la construcción entera.
La violencia de ETA acabó hace tres lustros con la organización reconociendo de forma unilateral el daño causado. Lejos de servir para reconocer que quizá el Estado no lo hizo todo bien, España se ha lanzado desde entonces a apuntalar aquel relato de buenos y malos, demócratas y violentos, civilizados y bárbaros. Pero la evidencia de la tortura es tan absoluta, en términos de Morentin, que ya nadie la niega.
En un curioso requiebro del guion, un pequeño guiño a la realidad de las torturas se ha convertido en un ingrediente indispensable para vestir de credibilidad aquellos productos culturales ideados para apuntalar el relato español. Son ejemplo el libro Patria o la reciente película La infiltrada, dos de las joyas en esa batalla del relato. Efectivamente, en ambas aparece la tortura. Eso sí, prácticamente de puntillas, como nota a pie de página, como algo que al autor se le cayó del bolsillo sin darse cuenta.
Una sigilosa operación está en marcha: incluir por la puerta de atrás
la realidad de la tortura como un apéndice secundario y accesorio de un
relato oficial que quieren mantener intacto. Nadie ha protestado en
España por la sentencia de la Audiencia Nacional. Es inapelable. Pero
tampoco nadie ha dicho nada, ni ha tenido a bien decir vaya, quizá se nos fue la mano con esto, quizá también tenemos algún dolor que reconocer y reparar
.
El problema de este proceder es que la tortura no ha sido una nota al margen, ha sido un elemento central de la estrategia española contra el independentismo vasco y ha dejado un reguero de sufrimiento inmenso en quienes la han sufrido y en todo su entorno. Tres lustros después del final de la actividad armada de ETA, ya va siendo hora de enterrar rankings morales adulterados y emprender el camino del reconocimiento.
socialismo realmente existente, la desaparición de la URSS, la crisis de la izquierda y el ocaso de todo el ethos del antifascismo junto con el auge de otro tipo de narrativas y
usos públicos de la historia–los procesos entretejidos que el mismo Traverso ha ido analizado en sus trabajos– son los que explican en buena parte esta situación.
2. Si bien la coalición de la Ilustración
, una alianza del
comunismo y el liberalismo que derrotó al fascismo −siendo la oposición a
la Ilustración uno de sus principales tratos ideológicos (Zeev
Sternhell)–, estaba destinada a fracasar, ambos campos, incluso con el
auge de la guerra fría, seguían apegados –desde lo republicano
y desde lo internacionalista
−,
al antifascismo. Incluso después de 1989, el 8 de mayo simbolizaba en
el Occidente el triunfo de la estabilidad democrática y la prosperidad
económica (el fin de la historia
), siendo un reconfortante ritual
que hoy −bien anotaba Traverso− parece anacrónico y evoca una época pasada.
3. Pero esta narrativa del liberalismo triunfante
–ante la falta de los relatos de la izquierda en crisis (véase: E. Traverso, Melancolía de izquierda, 2018)− mutó pronto en una ahistórica oposición entre el mundo libre
(apolítico, desideologizado y moderno) y el fascismo
(politizado, ideologizado y arcaico). Junto con esto, también el antifascismo, empezó a ser percibido como totalitario
(sic), instaurando una idea de que la propia izquierda también podría llegar a ser fascista
(sic) y de que todo lo que no se identificaba con la democracia del
libre mercado –el populismo, el terrorismo islámico, etc.– también lo
era (E. Traverso, The New Faces of Fascism, 2019: 135).
4. Con la adopción de este consenso liberal antitotalitario
y anti antifascista
, la división fascismo
/antifascismo
que dominó en la época de la posguerra, dejó de polarizar la esfera
pública (Jürgen Habermas) y la memoria del antifascismo fue remplazada
en la política, en los debates académicos, la industria cultural y las
conmemoraciones públicas por la memoria institucional del Holocausto
(n9.cl/q52mk), mientras la sustitución sistémica del antisemitismo por la islamofobia (n9.cl/xxruld) le dio la chance a la extrema derecha de redimirse
.
5. Este cambio del paisaje de la memoria en el Occidente ha sido
instrumental, abriéndole, en efecto, la puerta. Si bien muchas de estas
agrupaciones −en Italia, Francia o España− tenían una clara genealogía
fascista, lograron desprenderse de su pasado e instalar sus propias
narrativas históricas en lugar de la memoria antifascista (E. Traverso, El pasado, instrucciones de uso,
2018: 95-100). Igualmente en Europa Central y del Este los herederos de
los colaboracionistas y de los regímenes títeres fascistas −en Hungría,
Eslovaquia o Ucrania− han podido blanquear su pasado con el argumento
de reaccionar solamente
(Ernst Nolte) al totalitarismo soviético.
6. En la versión hard de este revisionismo, el antifascismo acabó pintado incluso como un invento comunista
, mientras fue fruto de todo un ethos
político de los que se oponían a las dictaduras de Mussolini, Hitler o
Franco y algo que trascendía las fronteras políticas habituales (la coalición de la Ilustración
). La asimilación del antifascismo al comunismo era así una proyección ex post de la historiografía del anticomunismo oportunista (François Furet et al.), y un juicio desprovisto de cualquier historización (E. Traverso, Fire and Blood, 2017: 260).
7. Y si incluso fue Stalin quien, en efecto, popularizó este término (n9.cl/bkoxg)
–después de la invasión nazi a la URSS (1941) y el fin del Pacto
Ribbentrop-Molotov–, sus primeros impulsos provinieron de los sectores
del marxismo heterodoxo (Thalheimer, Bauer, Trotsky, Gramsci et al.) que en los años 20 y 30 se opusieron a la propia doxa estalinista y las imposiciones ideológicas del tercer periodo
enfocados en combatir al socialfascismo
que impedían entender correctamente el propio fascismo.
8. Otra paradoja de la actualidad tiene que ver con el hecho de que hoy el auge de la narrativa del retorno del fascismo
,
sobre todo desde el centro liberal respecto a la extrema derecha a la
que el propio liberalismo ayudó a blanquearse y a la que catapultó al
poder con su crisis −las fuerzas que Traverso prefiere ver como posfascistas
(n9.cl/tj9soy)−, ocurre en un escenario intelectual y político en el que el antifascismo y su tradición están completamente ausentes.
9. Y uno en el que el colapso del antifascismo como una metanarrativa europea
(Dan Stone) significó también la desacreditación de diferentes enfoques
marxistas usadas para el estudio del fascismo y a fin de elaborar las
propias políticas antifascistas. Una tradición que después de 1989 fue
declarada obsoleta
tanto por el mainstream liberal triunfante, como por las narrativas en competencia basadas en el nacionalismo y en el anticomunismo tardío.
10. La fuerza de la extrema derecha a 80 años de la derrota del
fascismo puede parecer, en efecto, una paradoja. Pero a la luz de las
mutaciones político-ideológicas de las últimas décadas –el ocaso del
antifascismo y vinculados con el anticolonialismo y el universalismo y
el auge de las nuevas narrativas de la memoria particularistas, junto
con la memorialización
del Holocausto, que primero sirvió para blindar el colonialismo y el apartheid
israelí de cualquier crítica y hoy resultó completamente inútil para
parar el genocidio en Gaza– parece más bien una historia predicha.
Promovió y realizó reformas interesantes para actualizar y adecuar las políticas y las estrategias de su denominación religiosa a los tiempos actuales.
La formación jesuítica de Jorge Mario Bergoglio se hizo sentir durante su mandato de más de 12 años.
A la luz de las reformas emprendidas, para completar su proyecto, tan sólo le faltó convocar a un nuevo Concilio Vaticano para debatir respecto de la eliminación del nefasto celibato que ata a los sacerdotes y propicia irregularidades.
Concluidas sus exequias –falleció precisamente durante la noche de la fecha en la que se conmemora la resurrección de Jesucristo–, se llevaron a cabo los preparativos para la celebración del cónclave de los integrantes del Colegio Cardenalicio. Y he aquí lo más interesante del proceso de sucesión vaticana:
El nombre del cardenal Robert Francis Prevost no figuraba entre los favoritos de quienes especulaban y se consideraban bien informados sobre el proceso de elección del sucesor del papa Francisco y, al final, el cardenal nacido en Chicago y desarrollado en El Perú resultó el elegido por la mayoría calificada de los integrantes de los cardenales que votaron.
¿Cómo sucedió esto? La verdad solamente podrán darla a conocer los cardenales que participaron en el cónclave, o por lo menos uno de ellos que abandone el juramento de confidencialidad.
En mi imaginación y por el conocimiento de cómo se operan y se manejan la política, la estrategia y las tácticas en el Vaticano, con el eficaz cabildeo que se opera en estas lides y del cual el Vaticano y la curia no escapan, se me ocurre pensar que el papa Francisco, cuando fue internado en el hospital Gemelli de Roma por padecer neumonía y otros males, consideró seriamente que sus días de vida estaban llegando a su final, y decidió promover a quien se había convertido en uno de sus operadores consentidos, a quien tan sólo hace menos de dos años elevó de obispo en El Perú a integrante de la curia Vaticana y a cardenal, habiéndolo incorporado a su equipo más cercano con una tarea muy importante: revisar y evaluar el perfil y el curriculum vitae de los prospectos seleccionados para obtener ascensos como obispos y cardenales. Ésta fue la delicada misión que el papa Francisco le asignó al cardenal Prevost, pero, ¿Acaso con menos de dos años como miembro del Colegio Cardenalicio estaba el cardenal estadunidense y peruano con trayectoria, méritos suficientes y fama pública como para ser Papa en esta ocasión?
Me parece que el papa Francisco lo valoró, adoptó y promovió como el auténtico continuador de su obra e hizo su labor secreta para que llegara a convertirse en su sucesor.
Sé que estas afirmaciones podrán ser calificadas como de mucha imaginación de mi parte, por pensar en que el Sumo Pontífice de origen argentino hizo su labor prelectoral desde el nosocomio en el que pasó internado durante más de un mes.
Haya sido como haya sido, personalmente, por teléfono, por escrito o por interpósitos mensajeros, el hecho real es que los participantes en el cónclave eligieron por mayoría calificada al cardenal Prevost en la cuarta votación, y él se asumió como León XIV en inspiración del innovador, reformador papa León XIII de principios del siglo pasado.
El nuevo Papa ha empezado muy bien su desempeño, sus primeras alocuciones previas a la misa con la que dará inicio su pontificado el domingo próximo como líder de la Iglesia católica universal así lo demuestran. Sus primeras apariciones, sus actitudes y su discurso lo proyectan como un auténtico continuador de la labor apostólica de su antecesor con los atributos necesarios.
Le esperan tareas complicadas en un contexto mundial lleno de vicisitudes y de violencia, pero existe la esperanza fundada en que saldrá airoso de su misión pastoral y diplomática.
¿Por qué mencioné a la Presidenta de la República, Claudia Sheinbaum? Porque en mi opinión, la primer mandataria mexicana debió haber considerado la pertinencia de asistir a los funerales del papa Francisco como lo hicieron muchos jefes de Estado y de gobierno. Aunque el hubiera no existe, ella pudo darse a conocer ante gran parte del mundo como jefa del Estado mexicano al establecer contactos y relaciones con sus colegas y demás dignatarios que concurrieron a dichas exequias; inclusive la primer mandataria pudo haber conversado con el presidente Donald Trump, en aras de avanzar en la solución de problemas y controversias existentes con EU, pues el diálogo cara a cara siempre es mejor y más efectivo que las llamadas o videollamadas telefónicas.
Hasta ahora se han derogado ciertas partes de esa múltiple estructura
evaluativa que se montó para intervenir directamente en la neoliberalización
del sistema. Parches
:
derogar el INEE y la ley Peña en su aspecto punitivo, derogar las
peligrosas guarderías subrogadas, derogar al Comipems y a la Mejoredu,
bien pero, ¿Por qué no todo el sistema de evaluación, el núcleo duro de
la injerencia neoliberal? ¿Por qué no el Ceneval?, ¿Por qué no los
diversos sistemas de evaluación y estímulo que determinan tanto
salarios, como proyectos, investigación y matrículas? Varias son las piedras
en el zapato de la realidad educativa y no todas tienen la misma
respuesta por parte de los involucrados. Muchos profesores siguen
defendiendo apasionadamente los estímulos. ¿Podemos avanzar a una
reforma total?
En este momento se puso en marcha una demanda histórica del magisterio: eliminar la ley de pensiones calderonista de 2007. Una lucha sin precedentes se dio en aquel momento: durante un año entero los maestros de la Coordinadora (CNTE) mantuvieron un plantón en las instalaciones del Issste, frente al monumento a la Revolución. Una demanda no sólo necesaria, sino justa y urgente. Las pensiones en esencia fueron privatizadas, como en casi todo el mundo, pero con distintos mecanismos, aquí fueron entregadas junto con el Fobaproa a la voracidad bancaria o de la Afore-Issste.
Los excelentes artículos de nuestro compañero Braulio Carbajal del 13 y 14 de mayo aportan datos precisos. Pero nos surgen ciertas dudas o ideas que necesariamente tendremos que debatir si queremos avanzar en una restructuración inaplazable:
1.- Llama la atención que Pedro Hernández, Secretario General de la sección 9 democrática, dirigente de la CNTE, nos diga que el
cambio ha sido desastroso porque, a diferencia del esquema de cuentas
individuales, no ofrece una pensión digna, sino una simple renta
vitalicia
. ¿Esto quiere decir que los que optaron por el esquema
totalmente privatizado están recibiendo mejores condiciones a pesar de
la voracidad de los bancos? Entonces cuando hablamos de una reforma
integral y no un parche, ¿en qué estamos pensando con relación a pensiones acumuladas en las Afore de los bancos? Hay 2 millones 477 mil personas en este esquema
,
¿ellas seguirían en ese esquema que parecería ser mejor? Sólo 24 por
ciento, de acuerdo con los datos en el artículo, estamos en el esquema
del décimo transitorio, ¿nuestra demanda sólo tendría que ver con este
esquema de pensiones-Issste, o se deroga toda la ley?
2.- En el artículo se nos convoca a no desperdiciar una oportunidad histórica
de liderar un debate nacional para no seguir haciendo parches y
proponer alternativas estructurales. Bienvenido el debate en torno a los
remanentes neoliberales en el sistema educativo: eliminación de los
sistemas evaluativos sujetos a otorgar una remuneración monetaria o
escalafonaria o para el ingreso. Nivelaciones salariales, condiciones
laborales y de docencia pero, sobre todo, los contratos de
hora/semana/mes que son el mayor número de plazas a lo largo de todos
los niveles del sistema entero y que crecieron sin control en los
últimos 40 años. Una vergüenza que el sistema se mantenga con esas
plazas.
3.- Ya que el asunto de las pensiones es el que desató estas reflexiones, quiero aportar un ejemplo personal de la dimensión de los contrasentidos que enfrentamos y que es desafiante: logré pensionarme hace un año, siendo profesora universitaria titular de tiempo completo, con casi 40 años de servicio; tengo una pensión de 10 Umas, la máxima; recibo 32 mil pesos y cuando me jubilé ganaba 46 mil 500 netos. Pedro Hernández calcula que ajustando al salario mínimo (SM), serían 62 mil pesos. La Comisión de Salarios, por otro lado, dice que el SM está en 8 mil 346. ¡Dios te oiga!, diríamos, recibiría entonces 80 mil pesos de pensión. Imagino las inmensas colas de profesores universitarios que hoy no se quieren jubilar, pero que con 80 mil lo harían inmediatamente.
4.- El parche
de duplicar el SM, medida muy justa, pero dejar
toda la restante escala salarial en aumentos de 4 por ciento ha
producido una paradoja inverosímil: ahora las pensiones con ese SM
duplicarían al salario real vigente. Pensando en los salarios injustos
como los de un profesor de primaria con un solo turno (25 hrs) y sin
estímulos, que según el catálogo oficial de puestos, es de 11 mil 753
pesos y su jubilación debe ser de 2 Umas, algo más de 6 mil, ¡pero si
fueran salarios mínimos sería de 16 mil pesos! ¿Nuestra demanda sería
que las jubilaciones estén por encima de los salarios?
5.- Efectivamente, se requiere de un verdadero debate nacional, todo está de cabeza en el sistema educativo. Enfrentémoslo.
* Investigadora de la UPN y autora de INEE y su dilema: evaluar para cuantificar y clasificar o para valorar y formar
Vlad Tepes,
vampiroy
Drácula, lo cual se agradece.
Durante el recital fue posible apreciar el trabajo de dos muy buenos violinistas, Roberto Gherman y Mara Otvos. Además de las claramente perceptibles figuraciones propias de la música gitana, podría jurar que escuché algunos gestos instrumentales que aparecen en la espléndida música para violín de Antonio Vivaldi. Pero el virtuosismo más deslumbrante estuvo en los alientos. El extrovertido y pulcro trabajo de Carina Catarama en la flauta de Pan me remitió de inmediato al recuerdo de que fue un músico rumano, Georghe Zamfir, quien popularizó masivamente este multicultural instrumento allá por la década de 1960. Su contraparte, otro músico de enormes alcances técnicos, Stefan Milutinovici, quien se encargó de una fascinante colección de alientos que incluyó instrumentos propios de aquellas regiones (kaval, tilinca) y algunos más universales, como la ocarina. Esta banda de rumanos no sólo dejó escuchar habilidades individuales de altos vuelos, sino que también mostró un muy buen empaque como ensamble. Debo confesar, sin culpa alguna, que disfruté mucho los momentos en los que el público ruidoso e incontinente quiso ponerse a batir palmas al compás de la música y debió callar de inmediato; ya los quiero ver y oír siguiendo los intrincados laberintos rítmicos del folklore rumano.
A lo largo de un programa muy bien conformado aparecieron algunas referencias puntuales: a Grigoraș Dinicu, quien popularizó más allá de su entorno esa sabrosa danza rumana que es la hora; a la famosa melodía Ciocârlia (Alondra), original de su abuelo Angheluş Dinicu; a la región de Maramureș, cuyo folklore fue investigado con especial dedicación por Bartók; a la legendaria actriz y cantante Maria Tănase, referida como la Edith Piaf rumana
Hacia el final de la sesión, el grupo dio una buena muestra del cierre de círculos culturales y musicales. En su momento, George Enescu (1881-1955) tomó elementos de la tradición sonora rumana y los estilizó para darles una presentación académica, particularmente en sus Rapsodias rumanas. Ahora, estos músicos retomaron fragmentos de la primera (y más famosa) de esas rapsodias orquestales para presentarlos de una manera folklórica cercana a su origen. Esto ocurrió en el contexto de un episodio de improvisación (caos controlado, se le llama a veces) en el que los instrumentistas desataron sus habilidades al máximo. Resultado de todo ello: una sesión muy disfrutable e instructiva de folklore rumano.
Observación primera: durante la presentación se hizo uso de algunas piezas pregrabadas, sobre todo para acompañamiento de los bailes tradicionales rumanos.
Observación segunda: el ensamble instrumental incluyó un teclado electrónico, cuya presencia no acabó de convencerme. Pienso que añadir un contrabajo con un toquecito de amplificación hubiera sido una opción más lógica, más auténtica y más satisfactoria.
Observación tercera: en un apreciable gesto de cortesía, el grupo interpretó fuera de programa un par de canciones en español, una de ellas con motivo del día de las madres. Se agradece la buena intención, sí, pero aquello no funcionó, y resultó tristemente anticlimático. Me queda pendiente reflexionar sobre los vasos comunicantes que hay (estoy seguro de ello) entre lo que escuché el domingo pasado y bandas de música romaní como Taraf de Haïdouks y Fanfare Ciocărlia.
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