Hay un viejo chiste que dice:
¿Que haría si ve que un político se está ahogando?
- Le tira una llanta salvavidas-
Le toma una foto y la manda a un concurso-
Le tira al resto de los miembros del partido
Usted seguramente conoce muy bien la respuesta.Tengo la impresión sin embargo, que esta pregunta se la hicieron a Felipe Calderón, pero le pusieron enfrente nombre y apellido del político en peligro de perecer y resultó el de su estrecho colaborador Juan Camilo Mouriño. Calderón ha reaccionado al contrario de lo que haría cualquier mortal normal, en lugar de aventarle a Mouriño a toda su familia, el se ha aventado al rescate de personaje tan conspicuo, o sea, tuvo una reacción natural de un político que no puede ver ahogarse a uno de sus congéneres.
Desde que el PAN llegó a la presidencia nos prometió un cambio y lo menos que esperábamos era un cambio de actitud, especialmente por lo que toca a la corrupción y al uso del poder con un propósito personal. Si el PRI construyó un sistema cuyo cemento era la corrupción, la nueva era política mexicana suponía haber desterrado este cáncer que se traga a pasos agigantados la riqueza nacional, la moral, la conciencia y todos los valores que deben consolidar a la sociedad para que viva de una manera armoniosa y decente. Pero sucedió exactamente todo lo contrario.
Una de las quejas que mas se escuchan, es que bajo el PRI se robaba y los frutos se repartían, o sea que había una suerte de corrupción democrática que facilitaba una fuerte cohesión. Mientras que con el PAN la corrupción se ha oligarquizado, con ellos todo se lo llevan unos cuantos y el beneficio se ha reducido socialmente. Por dondequiera que haya gobiernos panistas quedan rastros de corrupción, tráfico de influencias y malos manejos del presupuesto. Y el estilo de respuesta frente a las denuncias, que además abundan, es el silencio cómplice y grosero.
Si hay una señal ominosa de este tipo de manejo, es que prevalecen las trampas, las marrullerías y la impunidad y como se ve y tal vez podía esperarse, el escándalo ha alcanzado al círculo cercano al presidente Calderón, sin que este haga nada frente a la avalancha de denuncias. Cuando el presidente apoya al funcionario que esta cuestionado, la mente suspicaz solamente puede moverse en la dirección, de que la tolerancia de los actos de corrupción responde a pocas posibilidades: hay una asociación delincuencial; hay una complicidad utilitaria donde la inactividad responde a cálculos políticos sacrificando la decencia y el interés de la patria; se ignora la queja y la denuncia para no mostrar debilidad ni mostrar una predisposición a ceder ante la presión, cualquiera que esta sea.
En pocas palabras no se hace nada y nos deja con la duda.Calderón esta ocupado hoy salvándole la cabeza a su secretario de gobernación, tratando que esto le gane puntos dentro de su partido al mostrar lealtad, de esa manera trata de ganar tiempo para poder llegar a la elección intermedia con un partido unido y sometido de tal forma que no pierda espacios políticos.Si el análisis sobre su inclinación a la búsqueda de la ganancia política es correcto, entonces con certeza veremos para el 2009 una elección de Estado que le permita cerrar los últimos tres años de gobierno moviendo al país hacia la derecha, sin tener la necesidad de negociar con sus contrincantes y eso sin duda estará anunciando una elección similar para el 2012 donde Calderón buscaría erigirse en el cacique del siglo XXI, tratando de extender su dominio a lo largo de los años.
Sin duda que los ensayos políticos que esta haciendo Calderón, como por ejemplo las reformas que no son tales pero que tensan al país, son muy importantes para ir definiendo su proyecto y afinando los mecanismos para dar un zarpazo al poder sin soltarlo por décadas: no cabe duda que algo le aprendieron al PRI, al grado que llegan a decir con todas sus palabras que intentan quedarse en el poder 70 años. De suceder esto no queda duda que el viejo régimen autoritario mexicano tiene asegurada una muy larga y tortuosa vida.No hay duda que la gente desprecia de una manera profunda a los políticos y una de las causas podría ser que estos en lugar de atender las demandas de la sociedad, o de perdida preocuparse de las necesidades de a los que dicen representar, se dedican a cubrirse las espaldas uno al otro y hasta salvar mutuamente el cuero.
La sociedad mientras tanto puede esperar, pero mejor que lo haga sentada.
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