12/26/2009


Revela estudio de la Red Internacional Género y Comercio

Baja oportunidad para empleo femenino en sector exportador

Por Guadalupe Cruz Jaimes

México DF, 24 dic 09 (CIMAC).- Las políticas y tratados comerciales en América Latina (AL) desfavorecen la inserción laboral de las mujeres en el sector exportador, y quienes logran participar en él, tienen menor acceso a la protección social.

Las políticas comerciales en AL ignoran que para que una mujer ingrese a ese mercado laboral en igualdad de condiciones, los estados deben brindar buenos servicios de trabajo doméstico, guarderías, cuidado de ancianos y personas con discapacidad, labores a las que la mayoría de las latinoamericanas dedica hasta 40 horas a la semana.

De acuerdo con la Red Internacional Género y Comercio, esa condición impide que las mujeres cumplan jornadas completas de trabajo y limita sus oportunidades de capacitación para el empleo.

Ello deriva en “peores” condiciones laborales para las mujeres, explica la Red en su investigación: Comercio y desarrollo en América Latina: el orden de los factores altera el producto.

Además, la liberalización comercial no equilibra el acceso de mujeres y hombres a puestos de trabajo, tampoco a desaparecer las brechas salariales y a la discriminación de género, refiere la Red Internacional, en el estudio correspondiente a 2009.

La investigación, realizada en Argentina, Brasil, Chile, Colombia, México y Uruguay, constata que los empleos en la región derivados del comercio internacional son insuficientes, sobre todo para las mujeres, como para que a través de la liberalización comercial sin políticas complementarias, se logre el bienestar.

La cantidad de empleo relacionado con el comercio exportador es reducida respecto al total. En Brasil las exportaciones representan 9.4 por ciento del personal total ocupado y en Chile, ese porcentaje asciende a 12.9 por ciento de puestos asalariados.

En Uruguay, el porcentaje de puestos de trabajo asociado a las exportaciones es 10 por ciento del total de la fuerza de trabajo ocupada. Además, estos empleos son destinados, en mayor medida, para los hombres.

Por ejemplo, en Argentina, Brasil y Uruguay, sólo un cuarto de los puestos de trabajo asociados con las exportaciones es femenino y en Chile, ese porcentaje es aún menor de 21 por ciento. En México, la proporción de empleo femenino vinculado a las exportaciones llega a 31 por ciento y en Colombia la participación femenina en esta actividad alcanza 40 por ciento.

Aún cuando las políticas comerciales tuvieran éxito en la creación de fuentes de trabajo, si las políticas públicas no atienden las necesidades de servicios de cuidado de la población, no es posible aprovechar la fuerza de trabajo femenina, que sigue siendo “recargada” con las tareas del hogar.

En la región, el crecimiento de la liberalización comercial es acompañado por reformas estructurales, “especialmente por privatizaciones que han impactado la provisión de servicios públicos asociados con la economía del cuidado”, indica la Red.

En México, quedan pocas guarderías, que originalmente eran consideradas una prestación social en beneficio de las y los trabajadores. Actualmente, alrededor de 90 por ciento de las guarderías del país son subrogadas, es decir el Instituto Mexicano del Seguro Social permite que sean operadas por particulares, quienes piden una cuota a las usuarias.

Con ello, el Estado y los patrones se deslindan de su responsabilidad de garantizar este derecho a las y los trabajados, quienes terminan costeando este servicio, indicó entrevista Manuel Fuentes, abogado laboral.

La falta de protección social va en detrimento de la calidad del empleo. De acuerdo con el texto, una alta proporción de las mujeres ocupadas en los sectores exportadores de los países del sur de AL, presenta falta de cobertura de la seguridad social.

Por ejemplo, en Brasil, la precariedad en el empleo femenino de los sectores exportadores responde a la “alta” incidencia del sector agropecuario, donde 62 por ciento de las mujeres son trabajadoras no remuneradas.

En Chile, también es elevada la precariedad de mujeres y hombres ocupados en el sector agroexportador, en el que la tercera parte no posee contrato.

A su vez, el empleo femenino vinculado a las exportaciones muestra que predomina el empleo de mano de obra con escolaridades medias (8 a 11 años de educación), seguidas por las bajas (inferior a 8 años). Estos niveles son más bajos que los niveles de escolaridad femeninos promedio de las ocupadas en todos los sectores de la economía.

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