1/13/2016

Dinero y política combinan todo: amor, sexo, religión, poder; urge la revolución anticapitalista




1. El dirigente nacional del Partido de la Revolución Democrática Agustín Basave, presentó su renuncia ayer al presidente del Consejo Nacional del PRD. En carta de dimisión acusó a diversas corrientes de estar sujetas al Partido Revolucionario Institucional (PRI) y al gobierno, y que “las decisiones de las alianzas se toman en Bucareli, sede de la secretaría de Gobernación en la ciudad de México”. En 1980 entrevisté varias veces a un destacado político estando en su hamaca de enfermo, que fue secretario de Gobernación del gobierno de Yucatán de 1960-64 y me dijo: hicimos diputado a un panista (Molina Castillo) retirándole –por indisciplina- apoyo y propaganda a nuestro candidato del PRI (Antonio Bustillos), así de sencillo.

2. Por experiencia, desde los años sesenta, cuando he escuchado elecciones en México y funcionarios electos sólo me he sonreído. ¿Electos por quién? Me recuerda cuando el dictador Porfirio Díaz –después de cumplir más de 32 años en el poder en 1908 le declaró al periodista de EEUU Creelman que “el pueblo de México ya estaba maduro para elegir a un nuevo gobierno y que él mismo lo ayudaría a gobernar”. Obviamente ya estaba muy viejo y cansado, pero ese pueblo –con excepción de los líderes anarquistas y algunos más- sólo estaba acostumbrado a trabajar y obedecer la dictadura. Después de 100 años las cosas han transformado poco, pero la dictadura capitalista sólo cambió de forma, jamás fue enterrada.

3. La realidad es que desde hace 55 años, por no decir desde que triunfó la revolución burguesa mexicana de 1910-17, ha sido lo mismo: los gobiernos del PRI, con el apoyo empresarial, han hecho de la política lo que han querido. Antes la intervención era abierta, descarada y sin cortapisas; hoy obligan a todos a negociar en Gobernación. Luego dicen que los votos cuentan o cuentan los votos, sin embargo la realidad es que el 90 por ciento de los electores deposita sus votos al mismo ritmo del sonido de la propaganda, la TV y el dinero. Quien mueve más dinero y personalidades, quien demuestra más disciplina y sometimiento, se lleva los cargos. Estas sólo son dos ejemplos de las mil una negociaciones de las que nunca nos enteramos. 

4. Jamás en mis opiniones aterrizo en particularidades porque todos de alguna manera somos víctimas (así como los títeres) del sistema capitalista y de quienes lo comandan. A veces pienso que para destruirlo y enterrarlo se van a necesitar 100 años más. Se llama sistema capitalista porque domina el gran capital y quienes lo poseen pueden comprar todo y hacer lo que les dé la gana: poner y quitar gobiernos, ordenar encarcelar o matar, apoyar o cerrar empresas, crear y someter a partidos y políticos, incluso organizar “oposiciones”. El dinero lo puede todo desde que el capitalismo se instauró hace más de 500 años en el mundo. Si alguien no ha sido comprado es porque todavía no es una fruta apetitosa, pero si se coloca en el camino seguro que será deglutido.

5. Han dicho que el dinero no compra el amor y por ello me río y carcajeo: compra el amor, la voluntad, el sexo, la libertad, la religión, la política, los partidos, la belleza, el 99 por ciento de las enfermedades y es posible que hasta a dios y lo que carajos quiera. Sólo habría que preguntar a la historia del PRI y de los gobiernos mexicanos que pueden sufrir las crisis que quieran, pero con el dinero del presupuesto compran todas las voluntades y firman pactos que han querido. Quizá solamente a los loquitos que poseen una convicción enraizada anticapitalista –producto de su origen social, sus costumbres y sus lecturas- pueden escapar de esa gigantesca red extendida para muchos siglos y más generaciones.

6. Por ello poseo la convicción de que hay que trabajar para que nuestro pensamiento y acciones sólo estén dirigidas a la organización de una revolución anticapitalista que barra del mundo a los enemigos de la igualdad. Sólo una revolución en serio: libertaria, justiciera, igualitaria, anticapitalista, puede poner a la sociedad de pie para que los valores sean realmente humanos. El poder es terrible, y debería ser siempre nuestro enemigo, porque él maneja todos los presupuestos, el dinero público -que unido al de los grandes propietarios privados- hacen la fuerza que durante siglos nos han oprimido. El dinero lo compra todo y la política manipula a su favor, ¿qué debe hacer el pueblo para vencer sus obstáculos sino buscar la unidad?

7. En tanto nosotros los trabajadores, que somos el 90 por ciento en cada uno de los países, no logramos la unidad para batallar juntos contra el poder, los dueños del dinero y de la política mantienen el control de todo. Hay decenas de miles de analistas y políticos, de anarquistas y libertarios que por su “indisciplina” o por negarse a ser controlados, han sido expulsados o no admitidos en reuniones, partidos y medios de información. El capitalismo y todo su aparato político deben controlar de manera rigurosa su poder para que no sea reventado. De ello se encarga en México la secretaría de Gobernación y la embajada de los EEUU. Nada importante se mueve –alianzas, candidaturas, pactos- en México si antes no recibe la autorización de esas instituciones.

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