11/24/2019

¡Déjenlos crecer en paz!

Infancia y sociedad

Andrea Bárcena 

¿Han conocido a alguna niña que se llame Lulú y tenga el anhelo de llamarse Antonio? ¿O a algún niño que llamándose Manuel pida a sus padres y a sus amigos que mejor le llamen Malena? En todos mis años de maestra y sicóloga no he conocido un solo caso en el que el conflicto de identidad sexual se exprese en preocupación por el nombre. 

Sin embargo, en la Ciudad de México, que es una de las más peligrosas para los niños y una de las ciudades del mundo que menos calidad de vida les ofrece, hay un grupo de diputados de Morena empecinados en una ley para ese falso problema: que los menores puedan decidir cambiar nombre y sexo en su acta de nacimiento por vía administrativa. 

Asombra que haya legisladores ocupados en este asunto cuando la infancia capitalina necesita mejores leyes para seguridad, para protegerlos de la explotación y garantizar su desarrollo. Hay en ello una euforia legislativa que quiere parecer de vanguardia y sólo muestra inercia y confusión: más parece una acción en favor dela ideología de género que de los derechos de los niños. 

En una época y en un país donde las cosas no suelen ser como se llaman debemos privilegiar la construcción de una personalidad infantil basada en identidad de género humano antes que de diferencia sexual. 

Salvo en casos de hermafroditismo en los que los niños nacen con genitales de ambos sexos y deben atenderse por dictamen médico –y si acaso con intervención de un comité ético médico para decidir una cirugía de acuerdo con la situación física y funcional–, todo lo relacionado con preferencia sexual debe desarrollarse espontáneamente, sin marcajes y sin influencia de adultos, hasta por lo menos los 18 años de edad. ¡Déjenlos crecer en paz! No es sano fomentar sus ambivalencias naturales (hormonales y sicoafectivas). 

En Francia y otros países europeos se ha retrocedido en estos intentos de involucrar a menores en inquietudes adultas sobre la ideología de género. Vamos a preocuparnos más por leyes que garanticen derechos infantiles fundamentales incumplidos hoy en la capital y en todo el país: nutrición, salud, seguridad, estimulación temprana y educación. Para su salud mental, los niños necesitan certezas, estructuras, principios, respeto y mucho amor. 

Miramos el mundo una sola vez, en la infancia. El resto es memoria: Louise Glück. 

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