“Una
mano para Oaxaca” es una asociación que intenta revivivir tradiciones y
rescatar el patrimonio cultural zapoteco en Asunción Ixtaltepec,
Oaxaca. El grupo fue fundado luego del terremoto en la región, el 7 de
octubre 2017, primero para apoyar a la población con víveres y otras
donaciones. Después, se desarrolló un proyecto para reconstruir hornos
tradicionales, y de ahí, un abanico de actividades culturales y de apoyo
económico en la región. El objetivo es rescatar el patrimonio
intangible, es decir, la cultura, las tradiciones y el idioma zapoteco
en este pueblo. En el marco de la Misión Internacional de Observadoras y Observadores de Derechos Humanos al Istmo de Tehuantepec,
dos de las fundadoras, Perseida Tenorio y Alejandra Rosado Martínez,
hablaron con Sonia Gerth de Cimacnoticias sobre su visión.
–Sonia Gerth (SG): Alejandra y Perseida, ¿Por qué es necesario el rescate de la cultura?
–Perseida Tenorio (PT): Lo que pasó en el 2017 con
el terremoto, es que el sismo visibilizó e incrementó las problemáticas
que ya existían en el Istmo y en nuestra comunidad. Ya existían desde
antes condiciones no buenas, culturales, económicas, políticas y
sociales. Es decir, ya estábamos en desastre pues… y cuando ocurre el
terremoto se dice: ‘es un desastre natural’, pero realmente este
fenómeno vino a incrementar la ruptura del tejido social que ya
teníamos. Entonces, lo que esto ocasionó es que la gente valorara más
aquello que no se podía tocar. Porque ya que nos quedamos sin viviendas y
sin todo el patrimonio arquitectónico, nos hizo darnos cuenta que si no
rescatábamos aquello intangible, no nos iba a quedar nada.
Ya íbamos a perder además de nuestras casas tradicionales, nuestra
lengua, nuestro modo de vida, nuestras formas de organizarnos, nuestros
trabajos típicos, los oficios tradicionales, nuestra música tradicional.
Entonces, lo que hace “Una mano para Oaxaca”, es una iniciativa de
jóvenes que nace de la comunidad, que dice, si ya existe esa necesidad
de rescatar aquello que no se puede tocar, vamos a darle forma de
talleres prácticos para que las mujeres puedan a partir de aprender sus
oficios tradicionales, tener una autonomía financiera. Fue como una
brecha para darnos cuenta que era el momento de revitalizar nuestra
cultura, porque si ya existían todas esas condiciones no favorables…
–SG: Pero ¿De qué manera se había roto el tejido social?
PT: Bueno por ejemplo, cuando decimos que existe una
ruptura social es que una de nuestras prácticas comunitarias de
organización como es el tequio, que representa la ayuda mutua, ya no se
practicaba, o se practicaba en menor medida en nuestra comunidad. Se
practicaba tal vez sólo en las fiestas tradicionales y ya no en los
medios de construcción de viviendas por ejemplo, que así se fundaron y
se construyeron muchos de nuestros pueblos. Y por ejemplo el tequio es
una práctica que ayudaba a la preservación y la defensa del río,
entonces, cuando se deja de promover esta práctica comunitaria, pues
imagínate, se deja de trabajar comúnmente por un bien.
Cuando tu dejas de proteger el río a través de esta práctica
comunitaria, pues existe una desvinculación con el territorio. Entonces
la gente dejó de visitarlo, de amarlo, y dejó de defenderlo. Entonces es
como los medios de desarrollo no contemplan el buen vivir de las
comunidades, incrementan las problemáticas que ya vivían los pueblos, y
lo mismo pasa con la lengua. Por ejemplo, hace 30 años, nos decían que
necesitábamos evitar las lenguas originales porque eso ‘impedía el
desarrollo económico’.
Entonces en las escuelas, en lugar de que fueran bilingües, promover
que se hablara el zapoteco, era: ‘no hables zapoteco, porque eso está
mal y porque eso no es un pueblo desarrollado’ y demás, y lo mismo con
los oficios tradicionales, la elaboración de prendas de textiles
tradicionales, o la decoración de alfarería, o de ladrilleros, o de
totopo, de panadería tradicional.
En Ixtaltepec decían: “Estudia, si no te vas a dedicar a un oficio”, o
sea se desvalorizaba, social y culturalmente, cuando en realidad es lo
que mantiene viva a una cultura ¿no? Lo mismo pasa en las empresas
extranjeras que han llegado a nuestro pueblo, no se permite, por ejemplo
en un supermercado, hacer la compra de estos bienes en zapoteco. Eso
también va generando una discriminación, y una autodiscriminación que
uno dice ‘pues ya no voy a usar mi ropa’, también en los trabajos se
promovía ‘no tienes que usar ropa tradicional de nuestro pueblo, sino
pantalón, camisa y demás’. Entonces, estos sistemas económicos globales,
van haciendo a un lado nuestros modos de vida, a eso me refiero que
cuando pasó el terremoto ya éramos comunidades vulneradas por el sistema
en general. Ya no es fácil organizarnos. Nosotras incluso a través del
centro comunitario de “Una Mano para Oaxaca”, hemos promovido reuniones
de tequio ¡y a veces llegan seis personas! Antes era una práctica
comunitaria obligatoria, del pueblo. Entonces, por eso es importante el
rescate de la cultura, si no conoces todo eso, no amas la tierra ni el
territorio en el que habitas. Y si no amas la tierra y el territorio, no
lo defiendes.
–Alejandra Rosado Martínez (ARM): Para complementar
Perseida, justo que ahorita hablamos sobre las consultas. Vienen las
empresas y a la comunidad les dicen ‘va a haber trabajo’, y las personas
del pueblo nos dicen ‘¿por qué no quieres que haya trabajo?’ Entonces, a
los defensores les acusan mucho de esta manera, las criminalizan porque
dicen, ‘lo estás viendo para tí y yo necesito trabajo’. Y ahí
justamente el problema es que no hay manera de comunicar esta
importancia de que ellos conocen de principio al fin sobre el proyecto,
el medio ambiente, sobre la tierra, sobre el dinero, sobre la
corrupción. Pero existe ya una ruptura que es muy grande y que las
nuevas generaciones ya ni siquiera comprenden por qué defender su
tierra, por qué defender sus raíces.
SG: ‘¿En qué situación se funda la Asociación?
–ARM: Comenzamos en el 2017 a trabajar aquí, después
del sismo. Estábamos viviendo en Querétaro cuando sucecdió eso.
Perseida es originaria de Asunción Ixtaltepec, yo soy de Querétaro.
Cuando sucedió eso vimos en el momento de emergencia hacer algunas
actividades de víveres, todo lo que podía darse en este momento. Y de
ahí nació el primer proyecto, que fue la reconstrucción de hornos de
pan, que son los hornos tradicionales como de bóveda. Ixtaltepec se
reconoce por ser un pueblo panadero muy importante, que todo el mundo
aquí le encanta el pan de allá. Hay muchas cocineras también. Entonces,
comenzamos con ese proyecto y de ahí empezaron a salir algunos otros
proyectos, otros apoyos para poder enfocarnos más ampliamente en las
tradiciones.
Ahorita por ejemplo ya acabamos el proyecto de reconstrucción de
hornos desde hace unos meses, pero continuamos con el centro comunitario
que cuenta con talleres de oficios tradicionales, desde hamacas,
tejido, herbolaria, algunos otros. Y también tenemos una ruta de
murales, allá en nuestro pueblo, donde estamos dándole peso a estos
oficios para volver a vincular a la gente.
Se trata de artesanos que son representantes de la comunidad, que la
comunidad abraza y respeta, y con ellos mismos queremos demostrar que
aunque se perdió el patrimonio arquitectónico, el patrimonio tangible,
pues queda esto, que son los saberes y ese patrimonio que no podemos
tocar. Que creemos es sumamente importante defender ahorita, que va a
haber todos estas grandes intervenciones multimillonarias (se refiere a
los parques eólicos y los planes para el Corredor Transístmico en la
región) que corrompen un chorro de cosas.
–SG: Y estabas mencionando que cuesta, ¿no? Las
tradiciones no se pierden de la noche a la mañana, tampoco se pueden
reconstruir tan rápido. Mencionan que al taller de tequio vinieron seis
personas. ¿Cómo van estos talleres entonces?
–ARM: Nuestros procesos de convocatoria son bastante
diversos (ríe), depende mucho de la actividad que estamos haciendo,
sobre todo las actividades que Perse se refiere, aquellos que decimos
‘tequio’, así de ‘ven, vamos a hacer limpieza a este espacio’. A veces
se confunde un poco con un voluntariado, entonces la gente como no ve
que es por su comunidad ¿no? No se da cuenta que sí debería de
realizarlos porque es un deber comunitario, que eso pasa todavía en
otras comunidades, por ejemplo en la Sierra, donde ni siquiera se
preguntan si deberían o si les da flojera, es un deber como ciudadano, y
eso es algo que hemos ido perdiendo.
En esos casos, lo que hemos logrado es que la comunidad que viene a
nuestro centro comunitario a participar en otras actividades, es como la
nueva comunidad de nosotros. Y esa es la gente que participa y nos
apoya. Y poco a poco, a lo largo de estos dos años, más gente del
pueblo va reconociendo nuestras actividades, y también se va sumando. Y
no sólo a esos tequios, sino también a nuestros propios eventos, van y
siempre nos aportan, nos apoyan. Saben que es para la gente, para
vivirlo, y dicen, ‘¡Yo quiero poner estas aguas!’ La gente es muy linda
en ese aspecto y el tequio para nosotras va desde ahí. El querer dar y
compartir por un bien común. Como dices, no es de la noche a la mañana,
porque si nosotras nos descuidamos, otra otra vez puede romper ese
tejido.
PT: Hablando por ejemplo respecto a las actividades con niñas y niños, realizamos la ruta de murales,
que se llama “Regresemos los colores a Ixtaltepec”, es un proyecto de
resiliencia comunitaria donde a través de murales grandes, rendimos
homenaje a los guardianes y guardianas de oficios porque justo por
ejemplo como te comentaba al inicio, la cultura global te dice ‘no a los
oficios, no a la lengua, no a la vestimenta porque eres indígena,
porque eres pobre’, lo que buscamos es decir, ‘al contrario, ¡Siéntete
orgulloso y orgullosa de tener estos guardianes en tu pueblo!’ Que
dejemos de admirar a gente fuera, como marcas internacionales y demás, y
empezamos a visibilizar estos guardianes. Me gusta mucho ese de admirar
a superman, es como admirar a Don Germán, el último huarachero de
nuestro pueblo. Entonces esa visibilización, ha servido mucho para que
cada vez más niñas y niños quieran participar en las actividades.
Esta ruta de murales comunitarios que ahorita son 14 guardianas y
guardianes de oficios, trajo como resultado que la escuela de Ixtaltepec
decidió en su clase de historia, que los alumnos empezaran investigar
la ruta de murales. Así se van fortaleciendo los vínculos entre las
generaciones más jóvenes y los ancianos o ancianas que se dedican a
estos oficios tradicionales. Lo que estamos promoviendo en estos
momentos, es que niños y niñas del pueblo van a realizar la ruta, van a
conocer los murales y conocer a los artesanos, como si fueran museos
vivos, conocer por ejemplo a Don Germán, cómo hace el huarache, hacer
alguna práctica con él o ver las herramientas, que se vayan enamorando
pues de la tierra y de nuestra cultura, y según la medición de impacto y
nos gustaría promover o generar es la creación de políticas públicas
para una política cultural local donde las niñas y los niños tengan que
conocer a los artesanos de nuestro pueblo como una parte de la educación
primordial. Porque es cierto que te puedes ir a otros lugares y conocer
y trabajar en otros pueblos, pero si amas realmente tu tierra, vas a
querer regresar.
–SG: Pero para ser polémica, está muy bien crear el
vínculo con la cultura y crear comunidad, pero a la hora de que venga
una empresa y ofrezca dinero, frente a muchas personas que viven en
desigualdad, ¿realmente puede servir?
–PT: Sí creemos que puede servir, porque existen
otros proyectos u otras comunidades que nos han demostrado que a través
de la organización, es posible hacer frente a esas empresas. Si se
desvincula comunitariamente, es posible que este tipo de empresas tengan
éxito, y por eso nos da tanto miedo el Corredor Interoceánico, porque
nuestras comunidades han sido vulnerables económica, social, cultural y
políticamente por años, ¡Por décadas! Pero si dudáramos que fuera
posible, hubiéramos dejado de hacerlo hace muchos meses atrás.
–ARM: Trabajamos con la concientización y
sensibilización, y creo que es una clave. Si no se trabajara desde los
sentimientos y las emociones justo no existiría este arraigo cultural
que al final es nuestro fin máximo. Ixtaltepec es una de las comunidades
que quizá están más desvinculadas con el territorio, a diferencia de
otras comunidades donde aún tienen este amor y esta defensa y esta lucha
y estos líderes que se dedican directamente a la defensa del
territorio, 100 por 100. Y creo que en Ixtaltepec tuvo que ver con la
migración. Existen estos viejitos, abuelitos, que llamamos, que son más
enamorados de su tierra y todo. Pero muchos de las generaciones jóvenes
se fueron. Y algunos que permanecen, siguen dependiendo de estas
personas mayores. Nuestras panaderas o de algunos otros artesanos son
mayores de 70 años, y siguen manteniendo a su familia económicamente,
cuando ya tienen un montón de hijos y yernos y familia. Entonces seguir
trabajando con la cultura es clave para que la gente realmente esté
unida. Nos pasó justo con las jornadas de tequio que realizamos como
parte de la fundación. Después de llevar bien el proyecto que
realizamos, se volvió a juntar la Asamblea Comunitaria como un efecto de
eso, y eso para nosotros fue muy importante, porque no fue algo que
nosotras dijéramos: ‘La Asamblea se tiene que crear otra vez’,
simplemente que la gente del pueblo se dio cuenta que sí era necesaria,
que sí se podían llevar a cabo ciertas acciones sólo con unirnos, y lo
retomaron.
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