Enrique Calderón Alzati*
Vivimos tiempos de cambio
al que hemos sido convocados por el Presidente, los que sin duda habrán
de ser profundamente positivos para nuestro país, luego de las décadas
de pobreza y retroceso en las que hemos vivido. Cambios de fondo que
habrán de dar lugar a la Cuarta Transformación, propuesta histórica que
no tenemos duda habrá de iniciarse en nuestras escuelas, al amparo del
esfuerzo de los maestros, que durante el siglo XX tuvieron un rol
central en la construcción de México, tiempo antes de que la nación
perdiera el rumbo marcado por la Revolución en la Constitución de 1917.
Esta nueva transformación que necesariamente habrá de darse en las
aulas, deberá corregir las fallas y errores de la educación actual, que
si bien ofrece aspectos positivos importantes, también muestra problemas
que deben ser corregidos y sustituidos por ideas acordes con los
avances e innovaciones propias de los tiempos en que vivimos. Una falla
importante que nos condenó al subdesarrollo y a la dependencia
tecnológica, fue la orientación que se dio a los estudiantes a lo largo
del siglo XX y aun en las dos primeras décadas del siglo XXI para cursar
carreras y especialidades sin tomar en cuenta los acelerados cambios
tecnológicos que se preveían o incluso se hacían necesarios para
responder al ritmo del desarrollo científico, tecnológico y cultural en
el que estamos inmersos.
Para muchos lectores el cambio que aquí propongo les parecerá entre
romántico y absurdo, en cuanto que muchos son los casos de estudiantes
que, habiendo estudiado en campos de tecnología de punta, sólo han
terminado siendo parte de la enorme fuga de cerebros que hemos padecido
en décadas recientes, tal como le sucedió a India, a Japón, China, e
incluso a otros países asiáticos hace 30 o 40 años. Sin embargo, para
ellos esto es ya historia, pues gracias a sus programas de formación de
aquellos años, hoy compiten exitosamente con Estados Unidos y Europa,
desplazándolos incluso a escala mundial, no sólo en los campos de la
industria aeroespacial, robótica y nuevas tecnologías digitales y de
dispositivos móviles, sino también en biología, medicina, ciencias
sociales, administración y en las artes, tal como hoy podemos constatar
en los campos de la cinematográfica, la música y la literatura, a través
de Netflix y YouTube.
Los retos que habrá de enfrentar el sistema educativo actual, luego del retroceso causado por la irresponsable
reforma políticadel gobierno de Peña Nieto, no son menores, pero tampoco insalvables, a condición de que los maestros de todos los subsistemas que conforman el sistema educativo nacional, se unan a la convocatoria del Presidente, participando con entusiasmo, como lo hicieron en los tiempos de los grandes educadores como José Vasconcelos, Jaime Torres Bodet, Víctor Bravo Ahuja y Fernando Solana. En los tiempos actuales, proyectos educativos de excelencia diseñados e instrumentados en los países más avanzados del planeta están teniendo un alto grado de aceptación en muchas escuelas mexicanas (Proyecto Steam, orientado a integrar los conocimientos segmentados de Science, Technology, Engineering, Arts y Mathematics) y (Proyecto Makers –Hacedores–, orientados al aprendizaje a través del trabajo manual en equipo). No hay razón alguna para que estos proyectos no formen parte de la transformación educativa en ciernes. Punto y aparte.
Cada vez que tengo necesidad de volar a algún lugar de la República,
me invade un pensamiento de frustración y enojo al enfrentarme con los
abusos y malos tratos de las compañías de aviación hacia sus pasajeros.
Lo que me sucedió la semana pasada al viajar a la ciudad de Guadalajara
no fue una excepción. Hace pocos años uno podía volar con una maleta
razonable, con una muda de ropa, y un conjunto de enseres de aseo
personal. Hoy esto es historia, una maleta de estas dimensiones,
transportada como equipaje implica cerca de 500 pesos, mientras que el
costo del pasaje puede variar cientos o miles de pesos, dependiendo del
día de la semana y la hora de vuelo seleccionada. Asismismo, los precios
del pasaje aumentan prácticamente cada día y en algunos casos cada
hora. Si esto sucediese con las tortillas o el jitomate, ello nos
indicaría que la economía de la nación estuviese en crisis.
Adicionalmente, el hecho de forzar a los usuarios a pagar el servicio en
forma adelantada, constituye un abuso más, en tanto, las empresas no
están obligadas a pagar intereses por ese pago adelantado, mientras que
los compradores sí deben pagar tasas de interés por lo general de varios
puntos mensuales, cuando los pasajes se compran utilizando tarjetas
bancarias de crédito.
Si bien estos tratos son abusivos, distan de ser los únicos, la
distribución de alimentos en vuelos con duraciones mayores a dos horas,
las pérdidas de equipaje, los vuelos sobrevendidos, así como las
cancelaciones de vuelos por escasos pasajeros, son prácticas utilizadas
por las compañías que generan pérdidas y problemas al por mayor para los
usuarios. En lo personal considero que la mayor parte de estos
problemas se deben tanto a la colusión de altos funcionarios de gobierno
con las empresas de aviación (como lo fue la quiebra de Mexicana de
Aviación), como a los pagos que de ellas han recibido los diputados a
cambio de la aprobación de leyes y reglamentos que afectan a la
población. ¿Qué opinarían los lectores al respecto?
*Director del ILCE.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario