Jazz
Antonio Malacara
Por fin, el primer tomo de la Enciclopedia fonográfica del jazz en México
ha visto la luz y será presentado el 20 de noviembre a las cuatro de la
tarde en el Conservatorio Nacional de Música. Se trata de un prolongado
y exhaustivo trabajo de investigación en el que han participado
periodistas, investigadores y músicos de todo el país, con la
coordinación central de Rocío García Catalán, Alejandra Ontiveros y
Antonio Malacara.
El proyecto fue autorizado y apoyado hace un año por la Dirección de
Publicaciones de la Secretaría de Cultura, y aunque la nueva
administración decidió desaparecer esta área, el proyecto logró
sostenerse en pie. Cada tomo consta de 400 páginas impresas a color.
Éste es un fragmento del texto introductorio:
De los qués: Tan sólo siempre se ha debatido y rebatido alrededor de
lo que es el jazz (o lo que no es). Mi preconsciente, mi subconsciente y
yo hemos publicado ya varios libros sobre esta música y todavía no
tenemos una respuesta medianamente aceptable. Pero todos bien sabemos lo
que es el jazz, lo reconocemos de inmediato, sabemos de sus aromas, de
sus síncopas, de su swing, de sus retos armónicos, de sus múltiples,
inagotables esteros. Y aun así, el debate no termina.
Hace casi un siglo, Louis Armstrong decía que el bebop no era jazz,
que eso parecía más bien música de chinos. Hoy en día, algunos puristas
descalifican cualquier intento de enlace entre las gramáticas
jazzísticas y las músicas étnicas o folklóricas del mundo, intentos que
abundan en todos lados (incluidas las sierras mixtecas y tarahumaras o
las huastecas potosinas y tamaulipecas); su idea del jazz se
circunscribe a los códigos del bop y el post bop. Y así por el estilo.
Nosotros preferimos saborear y entusiasmarnos con todas las
posibilidades, el antes y el después, con el panóptico en pleno. Las
posibilidades creativas del jazz, ya como música para bailar, ya como
música de concierto, son ilimitadas. Y no es que pretendamos descubrir
el agua tibia, sólo queremos apuntar que en esta enciclopedia se han
abordado los múltiples (y a veces confrontados) rostros del jazz, o de
lo que todavía conocemos como jazz.
Sabemos y asumimos que en algunas ocasiones sólo aparece un aroma
jazzístico. Hay propuestas que no ensamblan del todo en las de por sí
inasibles y debatidas gramáticas del jazz o incluso podrían alejarse de
ellas (Juan García Esquivel, A Love Electric, Alex Otaola, Alonso
Arreola, Leika Mochán, Cabezas de Cera, Wilfrido Terrazas y otros tantos
etcéteras), pero igual estamos seguros de que su presencia en estas
páginas es vital.
En los casos de Eugenio Toussaint, Héctor Infanzón, Pablo Hidalgo,
Israel Pantoja, Marco Durán, Sibila de Villa, incluimos obras de música
académica (o clásica, pues). Las razones podrían ser obvias, pero si nos
sumergimos un tanto en algunas de estas piezas, encontramos guiños y
contubernios y zonas nunca antes exploradas, que bien valdrían una o mil
consideraciones. Pero ése sería ya otro libro.
Se han incluido discos de ciertos músicos de extranjía que
eventualmente han visitado nuestro país y han grabado con músicos
mexicanos. Tal sería el caso de Clare Fischer, Eddie Gómez, Osmany
Paredes, Loli Molina. Y por supuesto, también los de aquellos migrantes
que, para nuestro bien, han decidido radicar y hacer sus carreras en
México.
De los cómos: La idea central es publicar las portadas de los discos
(y casets) con su respectiva ficha técnica y un comentario que
contextualice cada una de estas obras. En la mayoría de los casos, los
comentarios se han armado a través de entrevistas con los protagonistas
de este movimiento, aunque por momentos, a falta de entrevistas, se tuvo
que recurrir a añejos recortes de prensa o a fragmentos de los textos
incluidos en los discos.
Las entrevistas con los músicos intentaban tener un formato mínimo
que cubriera los qués, los cómos y los porqués de cada disco. Pero
sabemos que una conversación puede extenderse sin que los conversadores
se den cuenta de ello. Aunque sabíamos de las limitantes de espacio para
estos libros, nosotros dejamos correr las pláticas hasta que ellas
mismas, las pláticas, sintieran que se había cumplido con el cometido:
ilustrar un fonograma y su circunstancia.
De los porqués: Si abriste este libro, los conoces de memoria.
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