Si luchamos juntos no puedo garantizar que ganaremos. Pero si no peleamos en unidad por la justicia, les puedo garantizar que perderemos. Así terminó su discurso Leo W. Gerard el sábado 26 de octubre de 2019, en la ceremonia de reconocimientos y despedida a su liderazgo como presidente internacional del sindicato United Steel Workers (USW), de Estados Unidos y Canadá, una de las organizaciones más fuertes y poderosas del movimiento obrero de Norteamérica y que presidió durante los pasados 18 años.
La reunión tuvo lugar el fin de semana pasado en Toronto, Canadá,
donde fui invitado de manera especial para compartir y despedir a este
gran hombre, a este líder visionario que con su ejemplo se convirtió en
una leyenda de nuestra época. Un dirigente recio, inteligente, valiente
que siempre estuvo del lado de las luchas contra las injusticias y la
falta de democracia en cualquier lugar del mundo en que sucedieran.
En la misma reunión se hizo un reconocimiento a Carol Landry, al
anunciar su retiro como vicepresidenta del USW tras una larga carrera de
trabajo en favor de las familias, los derechos laborales y la justicia
social en Canadá y a escala internacional.
La visión de Leo y su congruencia han sido respetadas a escala
global, aun por los enemigos de la clase trabajadora. Él, en especial,
mantuvo su constante compromiso al lado de los mineros de México y
conmigo, en lo personal, desde el momento en que se desató un ataque sin
precedente y una persecución política en nuestra contra orquestada por
Vicente Fox, Marta Sahagún, Germán Larrea y otros cómplices que actuaron
al margen de la ley con una obstinación enfermiza y ridícula para
esconder y desviar la atención sobre su descarada corrupción al frente
del gobierno y los negocios sucios que encabezaban.
El mundo los observó todo el tiempo a ellos, a sus indignantes y
absurdas maniobras para pretender desacreditar a una organización y a
sus dirigentes como los mineros de México, que representan lo más
destacado de las luchas obreras. El objetivo de la organización laboral
ha sido y será lograr una mayor justicia, equidad, respeto y dignidad
para todos aquellos que a diario entregan lo mejor de su vida para
engrandecer la industria y a todo México. Pero esos patanes nunca
entendieron y mucho menos comprendieron que su ambición y avaricia no le
podían ganar al valor, la lealtad, la fortaleza la dignidad de los
heroicos trabajadores mineros, metalúrgicos y siderúrgicos de nuestro
país.
Y mucho menos pudieron captar la importancia de la solidaridad
mundial que despertamos en torno a nuestra resistencia contra la
opresión intentada por los perversos del poder en México. Leo Gerard y
Carol Landry desde un principio entendieron el alcance de nuestra lucha y
se solidarizaron de manera incondicional, con lo cual se inició un gran
movimiento de alcances globales en la defensa del glorioso e histórico
Sindicato Nacional de Mineros con el lema de
un ataque contra uno, es un ataque contra todos.
Esa es parte de la trascendencia de esa noble y fuerte decisión
porque –y así lo señalamos reiteradamente– el mundo actual en las
últimas décadas entró en un proceso de globalización de estrategias para
la explotación de los recursos naturales y la mano de obra de los
países atrasados, así como de maximización de las utilidades, por lo
cual los sindicatos y los líderes decidimos también globalizar nuestras
formas de actuación y tácticas de lucha para defender los derechos de
los trabajadores, desde una perspectiva global para consolidar la
solidaridad y la unidad, que a su vez nos da la fuerza y el poder para
alcanzar la democracia, la libertad y la justicia laboral en nuestras
naciones.
Leo Gerard suele expresar que
la libertad no se obtiene gratis. Viene con un precio, el de nuestro deseo de pelear por nuestros derechos y hacerlo con perseverancia y consistencia durante todo el camino hasta alcanzarla. Carol Landry, por su parte, representa la solidaridad y el compromiso permanente con los jóvenes y las mujeres. Dedicó una buena parte de su vida sindical a consolidar el movimiento de las compañeras a través de la gran organización que ella misma formó, las Mujeres de Acero, que ha influido en muchos lugares del mundo y en México a través de las Mineras de Plata y las Guerreras de Acero.
Hoy, este poderoso sindicato tiene un legado y se ha convertido en
una inspiración para todos aquellos que permanentemente luchan por sus
intereses y su dignidad. Leo, Carol y los líderes que los antecedieron
forjaron esa imagen, ese ejemplo de una fuerza progresiva y una voz
poderosa para los trabajadores y la gente más vulnerable de cualquier
lugar del mundo.
El sindicato USW queda en manos de Thomas M. Conway como el
presidente internacional, quien posee una gran inteligencia, así como
una enorme experiencia sindical y de negociación para proyectar y
consolidar el destino de los orgullosos y poderosos trabajadores
acereros de Norteamérica.
La vida sigue en constante cambio y las injusticias se mantienen e
incluso frecuentemente se acrecientan, pero el ejemplo de esos grandes
líderes, hombres y mujeres, en México y en el extranjero siempre serán
una luz, una esperanza de transformación, hacia un futuro mejor, donde
prevalezcan la equidad, la justicia, la prosperidad y la dignidad para
todos. Honor a quien honor merece.
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