Fernando Buen Abad Domínguez
hueso, como una
mina de oroo como una
chambafácil, porque se trata de uno de los retos más complejos y delicados, extraordinariamente sensibles, en el corazón de las necesidades y de la realidad social, bajo las contradicciones materiales actuales y la lucha de clases.
Es crucial entender el significado del trabajo en la educación, con sus variedades administrativas o académicas, en la estructura de clase y en la reproducción ideológica dominantes. Tiene la responsabilidad de mantener viva la crítica a la educación burguesa, someterla a un examen dialéctico que explique la teoría y la praxis, la estructura y la superestructura, la conciencia y la materialidad. Interpelar permanentemente los problemas de la educación en la reproducción ideológica en una de las instituciones del statu quo, a través de las cuales la clase dominante impone sus condiciones de existencia. Así de crucial y exigente es el trabajo en la educación. Millones de personas bajo su responsabilidad.
Si la clase dominante controla los medios de producción, controla la
producción de ideas y la educación es uno de los principales objetivos
de tal dominación. En el sistema educativo burgués la educación es un
espacio de manipulación del pensamiento y la subordinación de las
personas. Desde la infancia, se corre el peligro de ser formateados para
aceptar la estructura social de explotación como algo natural
. La
burguesía ha despojado del aura sagrada a todas las profesiones antes
veneradas y las ha convertido en sus simples asalariados
( Manifiesto del Partido Comunista).
Es un peligro para cualquier familia que la educación reproduzca la
ideología de la clase dominante, que manipula las mentes para
insertarlas en su aparato productivo. Así de difícil es el trabajo de
quienes educan en semejante escenario de contradicciones.
Desde la primaria hasta la universidad se impone la obediencia, la
competitividad y la sumisión a la autoridad como valores
individualistas. Esa educación en el capitalismo es instrumentalizada
para la reproducción de la fuerza de trabajo: La educación del
trabajador, en la medida en que no sea una mistificación ideológica, se
limita a la formación de habilidades que lo hagan útil para el capital
( El capital).
En el capitalismo, la educación no está orientada al desarrollo
integral, sino a la producción de trabajadores mansos y agradecidos.
En los trabajadores de la educación más conscientes habita el
compromiso de confrontar la división burguesa incluso entre los propios
trabajadores. Como pensaba Marx: El educador mismo debe ser educado
( Tesis sobre Feuerbach).
Hay que coordinarse y educarse en la práctica para que esa vocación que
quiere formar individuos capaces de desarrollar las capacidades de
todos no se debilite ni se derrote. Que la educación no sea una
mercancía, es decir, acabar con la privatización y mercantilización del
conocimiento. Superar la separación entre teoría y práctica. Defender la
certeza de que la educación no puede limitarse a la transmisión de
conocimientos abstractos, sino que debe comprometerse críticamente con
la actividad productiva y con la transformación de la sociedad.
¿Cómo cambiar la educación sin antes cambiar la sociedad? La
educación en el capitalismo no puede ser enteramente liberadora si los
trabajadores de la educación están atrapados, cercados o extorsionados
por la ideología dominante. Para lograr una educación verdaderamente
emancipadora se requiere una revolución social dinámica, impulsada por
su propia dialéctica. Aquí, la pedagogía encuentra una de sus misiones
más cruciales: formar sujetos críticos que no sólo comprendan el mundo,
sino que lo transformen. Lenin pensaba que la escuela proletaria debe educar no sólo trabajadores instruidos, sino revolucionarios
( Sobre la educación proletaria, 1920).
Es un trabajo especialísimo y con muy alta responsabilidad histórica.
En la conciencia por una educación emancipada y emancipadora se ve que
la coordinación de los trabajadores de la educación no es mera
consecuencia ciega de la economía, sino un campo de disputa para la
emancipación de la clase trabajadora. Defender a los trabajadores que
defienden a la educación, con las tesis y las acciones más conscientes y
combativas, debe producir una solidaridad inquebrantable como acto de
concienciación y emancipación, porque la educación no cambia el mundo, pero cambia a las personas que pueden cambiar el mundo
( Pedagogía del oprimido,
1968). De ahí la importancia de la coordinación para las luchas
magisteriales, los proyectos de educación popular y la construcción de
una pedagogía crítica. No hay educación liberadora sin organización
colectiva, sin sindicatos combativos, sin resistencia a las reformas
neoliberales y a las burocracias que intentan convertir la enseñanza en
mercado y a los estudiantes en mercancía. Frente a la ofensiva
neoliberal, la educación revolucionaria debe reafirmarse. En las luchas
se enseña la historia de las luchas populares, se comprende la economía
política y se denuncia a los medios de comunicación como instrumentos de
dominación. Como decía José Martí: Ser cultos para ser libres
.
Esas luchas de los trabajadores de la educación son trinchera de ideas y conciencia coordinadora. La educación o es praxis o es cadena del oprimido
.
Así, es en el Zócalo, o en Chiapas, el trabajador de la educación en
lucha no se asusta ante el desafío. No olvidemos Ayotzinapa. Temen los
burócratas al trabajador de la educación porque estudia y se forma desde
el filo de la lucha de clases y la ciencia, contra las burocracias y
con salario miserable. Cada lucha de los trabajadores de la educación es
una escuela que enseña desde el pueblo y desde la rebelión, enseña a
romper las jaulas, enseña revolución. Instrúyanse, porque necesitaremos toda nuestra inteligencia
: Gramci, o como escribió Martí: Ser cultos para ser libres
. O como clamó Marx: La educación debe ser emancipadora, jamás instrumento de opresión
.
Que los trabajadores de la educación no cedan es una moral, que no
dobleguen su voz es una ética, que no olviden sembrar insurrección es un
humanismo nuevo. Porque su lucha es una herramienta del conocimiento y
el saber de una revolución extraordinariamente sensible. Tiene sentido.
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