Caricatura sin Monitos
Liberar el comercio entre dos países, es bueno, más, si son vecinos geográficos; el hacerlo, como lo hicieron hace catorce años al firmar el Tratado de Libre Comercio (TLC), no mirando las distancias que nos separaban, ya no es tan bueno. Pero, el no hacer nada para minimizar esas diferencias, es perverso.
En los renglones anteriores, he querido manifestar mi punto de vista en relación al TLC, firmado con los Estados Unidos y Canadá, y que entró en rigor el primero de enero de 1994; hace 168 largos meses. En esos casi tres lustros, han existido muchas voces que pregonan la gran oportunidad surgida con el pacto signado, y otras que dicen, todo lo contrario.
Hoy, se pueden escuchar muchas opiniones tratando de justificar aquello que no es posible ocultar con sólo propaganda. La realidad es más ancha.
Confunden, el bienestar de unos cuantos, con el reparto equitativo de la riqueza. Piensan, que crecimiento es desarrollo. Y por eso, se pierden, incluso, en su propia intolerancia.
Entonces, mejor lo invito a pasear por el jardín soleado de los números. Demos una vuelta, por los años anteriores y revisemos que ha pasado con el intercambio comercial que México ha sostenido con el mundo (no hay que olvidar, que dentro está el TLC)
Con datos tomados de la página oficial del Instituto Nacional de Estadística Geografía e Informática (INEGI), vamos a ver, que tal nos ha ido en la vendimia internacional. Pero, para tener un referente, primero veremos unos años sin el mentado compromiso con los vecinos norteños.
En años anteriores, los únicos disponibles, de 1983 a 1990, el país logró tener un superávit comercial acumulado en ese periodo de 51,626 millones de dólares.
Durante los catorce años del TLC, hemos "vendido" 437 mil millones de dólares más, de lo que hemos comprado. Pero, lo pongo entre comillas, porque, se sumaban las maquiladoras y la verdad sea dicha, es un renglón que realmente distorsionan las cifras reales. Mi pregunta es, ¿donde están esas carretadas de dinero? Más bien, lo que si podemos ver, claramente, es que, cada día se concentra en pocas manos el esfuerzo de millones. Y se socializan las perdidas. Si no me cree lo que digo, veamos lo siguiente.
A pesar de que el balance "nos favorece", como ya le dije, sin TLC, en 8 años (1983-1990), México se beneficio con mayores ventas en total de su comercio mundial con más de 51 mil millones de dólares. Y si usted recuerda, se vivía mejor que ahora. De que sirve los números tan glamorosos que festinan los técnicos, si en los catorce años pasados, la nación ha tenido perdidas al comprar más de lo que vendió en total. Y eso lo padecemos la mayoría. Nuestro nivel de vida ha ido cada año en disminución.
En resumen: de los 168 meses transcurridos desde que inicio el TLC, hemos tenido saldo a favor sólo en 35; esto quiere decir que, solamente el 21% es a nuestro favor. Hemos llegado a este punto, acarreando un déficit mucho mayor que las reservas internacionales. El déficit del que le hablo es, de más de 81,600 millones de dólares.
Es importante, hacer notar que, los últimos 5 años, el precio del petróleo ha venido subiendo. Con ello, nuestra economía, recibió ingresos extraordinarios. Además, de las fabulosas cantidades por remesas que nuestros paisanos expulsados a trabajar fuera, mandaron a sus familias. Todo ese dinero, "se lo chupó la bruja". No se quedó en el territorio nacional. Nada más, nos quedaron los empaques de galletas, de arroz y de pizzas.
¿De que sirvió a la nación, que el año pasado el petróleo nos dejara más de 12 mil millones de dólares, extras, por su vertiginosa subida? Les sirvió aquellos que nos venden leche (increíble pero cierto), aquellos que nos mandan alimentos que nosotros ya no producimos por la estúpida noción de comprarlo más barato en vez de producirlo. Anzuelo que los miopes, confunden con perchero. A largo plazo, quedamos a merced de quien nos surte.
Los ingresos que entraron al país, por las alzas en el precio del crudo y por las remesas de nuestros paisanos expulsados a trabajar fuera, "se los chupó la bruja". ¿No se le figura que, el dichoso tratado es una especie de tarjeta de crédito? ¿Con la que nos engañan diciéndonos que nuestro poder de compra nos hace más importantes? ¿Pero, siempre terminamos volviendo a la realidad? Colonialismo a ultranza, pues.
Liberar el comercio entre países, no es malo, siempre y cuando el primer país que se cuide sea el propio. Querer imponer un modelo ajeno a nuestra idiosincrasia, solamente lleva, a perder lo poco que nos queda de identidad, que ya es decir mucho. Pero, no querer darse cuenta a pesar de los resultados, es provocar al pensamiento. Es ahuyentar los miedos y subir el precio de la dignidad. Es perderse, incluso, en su propia intolerancia.
Caricatura sin Monitos
http://caricaturasinmonitos.blogpost.com/
Liberar el comercio entre dos países, es bueno, más, si son vecinos geográficos; el hacerlo, como lo hicieron hace catorce años al firmar el Tratado de Libre Comercio (TLC), no mirando las distancias que nos separaban, ya no es tan bueno. Pero, el no hacer nada para minimizar esas diferencias, es perverso.
En los renglones anteriores, he querido manifestar mi punto de vista en relación al TLC, firmado con los Estados Unidos y Canadá, y que entró en rigor el primero de enero de 1994; hace 168 largos meses. En esos casi tres lustros, han existido muchas voces que pregonan la gran oportunidad surgida con el pacto signado, y otras que dicen, todo lo contrario.
Hoy, se pueden escuchar muchas opiniones tratando de justificar aquello que no es posible ocultar con sólo propaganda. La realidad es más ancha.
Confunden, el bienestar de unos cuantos, con el reparto equitativo de la riqueza. Piensan, que crecimiento es desarrollo. Y por eso, se pierden, incluso, en su propia intolerancia.
Entonces, mejor lo invito a pasear por el jardín soleado de los números. Demos una vuelta, por los años anteriores y revisemos que ha pasado con el intercambio comercial que México ha sostenido con el mundo (no hay que olvidar, que dentro está el TLC)
Con datos tomados de la página oficial del Instituto Nacional de Estadística Geografía e Informática (INEGI), vamos a ver, que tal nos ha ido en la vendimia internacional. Pero, para tener un referente, primero veremos unos años sin el mentado compromiso con los vecinos norteños.
En años anteriores, los únicos disponibles, de 1983 a 1990, el país logró tener un superávit comercial acumulado en ese periodo de 51,626 millones de dólares.
Durante los catorce años del TLC, hemos "vendido" 437 mil millones de dólares más, de lo que hemos comprado. Pero, lo pongo entre comillas, porque, se sumaban las maquiladoras y la verdad sea dicha, es un renglón que realmente distorsionan las cifras reales. Mi pregunta es, ¿donde están esas carretadas de dinero? Más bien, lo que si podemos ver, claramente, es que, cada día se concentra en pocas manos el esfuerzo de millones. Y se socializan las perdidas. Si no me cree lo que digo, veamos lo siguiente.
A pesar de que el balance "nos favorece", como ya le dije, sin TLC, en 8 años (1983-1990), México se beneficio con mayores ventas en total de su comercio mundial con más de 51 mil millones de dólares. Y si usted recuerda, se vivía mejor que ahora. De que sirve los números tan glamorosos que festinan los técnicos, si en los catorce años pasados, la nación ha tenido perdidas al comprar más de lo que vendió en total. Y eso lo padecemos la mayoría. Nuestro nivel de vida ha ido cada año en disminución.
En resumen: de los 168 meses transcurridos desde que inicio el TLC, hemos tenido saldo a favor sólo en 35; esto quiere decir que, solamente el 21% es a nuestro favor. Hemos llegado a este punto, acarreando un déficit mucho mayor que las reservas internacionales. El déficit del que le hablo es, de más de 81,600 millones de dólares.
Es importante, hacer notar que, los últimos 5 años, el precio del petróleo ha venido subiendo. Con ello, nuestra economía, recibió ingresos extraordinarios. Además, de las fabulosas cantidades por remesas que nuestros paisanos expulsados a trabajar fuera, mandaron a sus familias. Todo ese dinero, "se lo chupó la bruja". No se quedó en el territorio nacional. Nada más, nos quedaron los empaques de galletas, de arroz y de pizzas.
¿De que sirvió a la nación, que el año pasado el petróleo nos dejara más de 12 mil millones de dólares, extras, por su vertiginosa subida? Les sirvió aquellos que nos venden leche (increíble pero cierto), aquellos que nos mandan alimentos que nosotros ya no producimos por la estúpida noción de comprarlo más barato en vez de producirlo. Anzuelo que los miopes, confunden con perchero. A largo plazo, quedamos a merced de quien nos surte.
Los ingresos que entraron al país, por las alzas en el precio del crudo y por las remesas de nuestros paisanos expulsados a trabajar fuera, "se los chupó la bruja". ¿No se le figura que, el dichoso tratado es una especie de tarjeta de crédito? ¿Con la que nos engañan diciéndonos que nuestro poder de compra nos hace más importantes? ¿Pero, siempre terminamos volviendo a la realidad? Colonialismo a ultranza, pues.
Liberar el comercio entre países, no es malo, siempre y cuando el primer país que se cuide sea el propio. Querer imponer un modelo ajeno a nuestra idiosincrasia, solamente lleva, a perder lo poco que nos queda de identidad, que ya es decir mucho. Pero, no querer darse cuenta a pesar de los resultados, es provocar al pensamiento. Es ahuyentar los miedos y subir el precio de la dignidad. Es perderse, incluso, en su propia intolerancia.
Caricatura sin Monitos
http://caricaturasinmonitos.blogpost.com/
No hay comentarios.:
Publicar un comentario