El regalo de navidad de la FCC a los grandes medios de comunicaciónPublicado el 24 de Diciembre de 2007Por Amy GoodmanEl 18 de diciembre, los cinco comisionados de la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC, por sus siglas en inglés) se reunieron en Washington, D.C., y, en una votación de 3 contra 2, aprobaron nuevas regulaciones que permitirán una mayor concentración de los medios. Esto, a pesar de la creciente preocupación pública por que los medios del país sean controlados por unas pocas corporaciones enormes.El comisionado disidente de la FCC Michael Copps declaró lo siguiente sobre la votación: “Invitamos generosamente a los grandes medios de comunicación a que se sienten en el regazo de Santa Claus, que nos digan qué quieren para Navidad, y luego intentamos cumplir de todos esos deseos los que fueran política y prácticamente posibles. No se analiza si han sido malos o buenos chicos. Simplemente, otro regalo bien grande y brillante para los pocos afortunados que ya poseen una licencia de la FCC, y un trozo de carbón para los que quedamos. ¡Felices Fiestas!”
Fue el presidente de la FCC designado por Bush, Kevin Martin, que acaba de cumplir 41 años, quien presionó para que se hagan los cambios en la normativa. Martin ha sido un buen servidor del presidente Bush. Como Vice Director Jurídico de la campaña Bush-Cheney del año 2000, estuvo activo durante el recuento electoral de Florida. Antes de eso, trabajó para Kenneth Starr en la Oficina del Fiscal Especial Independiente (OIC, por sus siglas en inglés) durante el escándalo de Monica Lewinsky. Se rumorea que podría presentarse para gobernador de su estado natal, Carolina del Norte. Su esposa, Cathie Martin, fue portavoz del vicepresidente Dick Cheney en pleno escándalo de la revelación de la identidad de la agente de la CIA Valerie Plame. Ahora ella trabaja en el equipo de comunicaciones de Bush.
La regulación federal en cuestión es la prohibición de la propiedad simultánea de periódicos y emisoras. Esta regulación ha impedido durante décadas que una misma empresa posea una emisora de televisión o radio y un periódico en la misma ciudad. Bajo esta prohibición se halla el núcleo mismo del concepto de interés público. Copps no podría haber sido más claro: “La decisión de hoy haría sentir orgulloso a George Orwell. Afirmamos que le estamos dando un estímulo a la industria de la información, pero el efecto real es que se reducen por completo las fuentes informativas”. Las fusiones provocarán despidos en las redacciones, y menos, no más, cobertura de las noticias locales.La nueva regulación propuesta por Martin también va a dañar la diversidad en los medios de EE.UU.. Juan González, ex presidente de la Asociación Nacional de Periodistas Hispanos, testificó recientemente en una audiencia del Congreso sobre la propiedad de los medios. González declaró: “Incluso cuando nuestro país se ha hecho cada vez más diverso racial y étnicamente...la cantidad de emisoras en manos de las minorías... ha permanecido en niveles increíblemente bajos. ... La experiencia directa ha demostrado que la propiedad de los medios importa a la hora de tener diversidad de voces y de satisfacer las necesidades informativas de las minorías”.
González señaló que la nueva regulación hará posible que las 19 emisoras de TV que están en manos de minorías en las 20 mayores ciudades del país sean objeto de compra por parte de los propietarios de periódicos, reduciendo así más aún la cantidad de medios propiedad de minorías.Hay un motivo para que el periodismo sea la única profesión protegida explícitamente en la Constitución de EE.UU. Como garante de la información sobre el comportamiento del gobierno, resulta esencial para el funcionamiento de una sociedad democrática. Como rezan las famosas palabras de Thomas Jefferson: “Si de mí dependiera decidir si deberíamos tener un gobierno sin periódicos, o periódicos sin gobierno, no dudaría un instante en preferir lo último”.
Al eliminar la prohibición de propiedad simultánea de emisoras y periódicos, Martin asegura que está salvando a los periódicos. En un editorial del New York Times, escribió: “En muchos pueblos y ciudades, los periódicos son una especie en peligro de extinción ... Si no actuamos ya para mejorar la salud de la industria del periodismo gráfico, veremos a los periódicos marchitarse y morir”. Como señaló Copps en su ácida crítica al cambio de regulación: “Hemos vertido lágrimas de cocodrilo por el apuro financiero en el que se encuentran los periódicos, aunque la verdad es que sus ganancias son aproximadamente el doble de la media de las empresas del índice S&P 500”.El problema al que se enfrentan Martin y sus amigos de los grandes medios no es que los periódicos no sean rentables; el problema es simplemente que no son tan rentables como solían serlo. Esto es en parte debido a internet. La gente ya no depende de los periódicos para publicar o leer avisos clasificados con servicios online gratuitos como, por ejemplo, Craigslist.El sistema de medios de comunicación en Estados Unidos está demasiado concentrado y no sirve al interés público, sino a los intereses de los magnates como Rupert Murdoch y Sumner Redstone, que controla CBS/Viacom. Las corporaciones mediáticas que se beneficiarán con el regalo de Martin son las mismas que actuaron como cintas transportadoras de las mentiras del gobierno de Bush sobre las armas de destrucción masiva de Irak.
Necesitamos medios que cuestionen al gobierno, que actúen como el cuarto poder, no en favor del poder. Necesitamos diversidad en los medios. El Congreso de EE.UU. tiene la oportunidad de anular la norma de Martin y la FCC, y de mantener en su lugar la prohibición de propiedad simultánea de periódicos y emisoras. Debería hacerlo de inmediato, antes de que los medios de la prensa consolidada nos conduzcan a otra guerra.
noticiero internacional diario emitido por más de 650 emisoras de radio y TV en Estados Unidos y el mundo.
© 2007 Amy Goodman
En Inglés: http://www.truthdig.com/report/item/20071224_the_fccs_christmas_gift_to_big_media/
traducido por: Ángel Domínguez y Democracy Now! en español, spanish@democracynow.org
Ampolla y golpe bajo
El nombre de Carmen Aristegui acaba de ganar mayor fama gracias a la exitosa e involuntaria campaña en su favor emprendida por quien decidió sacar del aire su noticiero. Indudablemente hoy más mexicanos y extranjeros la conocen.
Seguramente hay quienes preparan, si no es que han hecho ya, ofertas para contar con el raiting de tan notable personaje, que se ha distinguido por dar voz y por tanto visibilidad mediática a quienes encuentran denegado este acceso en los medios de comunicación que controlan el mercado y gran parte de la política. A menos que cierren filas, lo cual es difícil entre competidores aunque no imposible, los empresarios del gremio no lograrán impedir que Aristegui continúe con su labor informativa en su estilo objetivo y ético.
Algo va a suceder que rebase el control de daños que tal vez tienen previsto sus justificados por “incompatibilidad editorial” ex - jefes.
Las voces que se manifiestan en el país en contra de esta decisión van en aumento y en los próximos días muy probablemente veremos multiplicar las expresiones lanzadas desde la sociedad a los magnates que dirigen tal empresa que se negó a renovar el contrato que nos permitía su programa de informaciones y reflexiones sobre temas de relevancia para la sociedad, en un contexto de apertura y pluralidad.
Esto va a dar pie quizá a que estos reclamos conformen vías alternativas por donde llevar a cabo la labor fundamental que realiza Carmen Aristegui para beneficiar a la democracia. Pudieran surgir “programas” al aire libre, foros, giras con visitas a universidades y no faltarán quienes se presten a distribuir los contenidos. Además ya se cuenta con suficientes recursos tecnológicos como para reproducir sus excelentes programas y generar a su vez redes de información por canales ciudadanos, donde desde luego se incluye la Internet y sus posibilidades en la gama multimedia. El mismo Mandoki pudiera crear otra obra cinematográfica de la calidad de “El Fraude”, pero en esta ocasión dedicada a lo que padecen los periodistas mexicanos que investigan y divulgan sobre lo que daña a su país.
A esta profesional de la comunicación no tan sólo se le ve y se le escucha con interés, si no que también se le aprecia. Indudablemente se tiene hacia ella un afecto y confianza infinitamente superior que al que pudiera sentirse por quienes son incomodados por su trabajo. Cuenta con mucho más que el respaldo moral de la gente que prefiere que se le diga la verdad sin tapujos en lugar de admitir y creerse lo que las industrias culturales fabrican para mantener el letargo de sus audiencias o públicos y que lamentablemente dominan este terreno en México.
Independientemente de su enorme capacidad y de la gran aceptación que sin duda le abrirá muchas puertas, lo que ha sucedido con esta extraña y abrupta salida sugiere algo más grave aún que el despido de una notable: se trata de una vuelta de tuerca más de un aparato construido para ejercer el control social en nuestro país desde las cúpulas de las trasnacionales en contubernio con algunos burócratas, políticos y otros actores identificados con círculos como las cámaras industriales y el clero.
Quitar estorbos por medio de la fuerza es una forma burda de hacerse del poder o mantenerlo, sin embargo “ni la fuerza superior ni la fuerza aplastante fueron nunca suficientes para implantar una dominación duradera. Los poderosos han necesitado ganar siempre una cierta legitimidad para las ventajas y los privilegios que vienen siempre con la dominación”. Inmanuel Walerstein (2006).
En la decisión que pudiera dadas las circunstancias considerarse como de Estado, está en juego la práctica del periodismo serio que se ejerce como actividad enfocada a dar luz sobre los asuntos de interés público, primordialmente. También se pone en vilo la credibilidad que escasea hacia las instituciones al ser éstas utilizadas en beneficio de intereses meramente económicos de unas cuantas elites.
Y ya que entramos en el terreno de la credibilidad pues ésta también sufre merma ante la opinión mundial respecto de quienes controlan y dirigen, aunque no se sepa hacia donde, la nación.
La desgastada imagen de México sufre otra ampolla en pleno rostro y un golpe bajo a sus valores democráticos labrados que no por incipientes pueden considerarse de menor importancia.
Nuevamente nos encontramos ante nosotros mismos y ante el mundo en medio de otro escandaloso asunto que se volverá seguramente como bola de nieve.
Se nos retrasa otra vez el reloj de la democracia porque la clausura o salida del aire de un espacio donde la verdad sobre los acontecimientos tiene preponderancia, significa que agazapada o abiertamente hay quienes pretenden volver a los regímenes brutalmente asilenciados.
Vivimos en este inicio de 2008 un hecho más eslabonado en una cínica y vergonzosa sucesión de peligros para México.
carlos antonio villa guzmán
Utopía
Ombudsman militar
Eduardo Ibarra Aguirre
Dirección General de Derechos Humanos de la Secretaría de la Defensa Nacional es el nombre de la nueva ventanilla que permitirá, entre otras cosas, dar empleo a algunos de los 600 componentes del generalato más numeroso de la aldea global, después del estadunidense, el ruso y el chino.
Pero más que propósitos de empleo, tiene el de contrarrestar la creciente pérdida de credibilidad de unas fuerzas armadas que en las encuestas tienen los más altos niveles de respaldo ciudadano, pero en la inocultable vida diaria no son respetadas sino temidas por una ciudadanía, sobre todo la rural, víctima de la prepotencia, la corrupción y los excesos adictivos de buena parte de sus integrantes.
El alto mando militar, encabezado por Guillermo Galván Galván y Mariano Francisco Saynés Mendoza, materializa puntualmente las políticas de Felipe de Jesús Calderón Hinojosa para transformar a las fuerzas armadas en cuerpos policiacos --muy a tono con los proyectos geopolíticos de la Casa Blanca y el Pentágono para los ejércitos de las naciones de América Latina--, en instituciones que trastocaron sus funciones constitucionales para hacer frente al narcotráfico, el crimen organizado y hasta el conflicto social.
El protagonismo de la milicia en tareas que la ley de leyes le prohíbe explícitamente, es la fuente principal de la sistémica violación de los derechos humanos y las garantías individuales de los mexicanos. Entre otras, por la elemental razón de que el Ejército, la Armada y la Fuerza Aérea están preparadas y educadas para combatir y liquidar enemigos externos y no para afrontar a los adversarios nacionales, y menos para contemplar las raíces socioeconómicas del vigoroso auge del narcotráfico y el crimen organizado.
Generosos lectores de Utopía como Emilio España Krauss, consideran “logrado el objetivo planteado” por Forum (número 22, octubre de 1993, páginas 9-14) al publicar Las necesidades de un ombudman militar, del general –y ahora doctor-- José Francisco Gallardo Rodríguez. Más cauteloso y pragmático, Ramsés Ancira propone: “Deberían pagarle derechos de autor a la publicación o en su defecto la Sedena debía asignarle un presupuesto de publicidad como compensación.”
Hasta senadores de la República no identificados por El Sol de México, estiman que la Dirección General de Derechos Humanos es la consumación del ombudsman militar. Ignoran, por supuesto, que en 1995 se creó la Subprocuraduría de Derechos Humanos de la Procuraduría General de Justicia Militar, encabezada por el atrabiliario Rafael Marcial Macedo de la Concha, y que en 2000 entró en funciones la Subsección de Derechos Humanos de la Sección V (planes estratégicos) del Estado Mayor de la Sedena, que ahora será sustituida por la DGDH.
Marivilia Carrasco Bazúa, por el contrario, comparte el juicio del general Gallardo, expresado en la penúltima edición de Hoy por Hoy, bajo la incluyente y profesional conducción de Carmen Aristegui Flores: “Tiende a ser parte de una ofensiva que encubra acciones represivas contra el movimiento social en crecimiento contra el TLC, por ejemplo. Lo cual me parece que no debemos dejar de observar, sin que ello signifique debilitar a una institución cuyo papel es vital y desde mi punto de vista, seguirá siendo, para la salud y la defensa de la República”. En palabras de José Francisco Gallardo “Es un blindaje de la Sedena frente a las repercusiones y consecuencias del Plan México” o Iniciativa Mérida.
Con la Dirección General de Derechos Humanos y tras la acumulación de 161 mil deserciones del Ejercito durante 2001-2007, con todo y aumento sustancial de sueldos, Galván Galván y Calderón Hinojosa pretenden distraer la creciente simpatía que suscita en la academia y las organizaciones civiles, la llamada clase política y la opinión pública, la tesis de la necesidad de la reforma militar, enarbolada con firmeza y sustentada con brillantez durante 14 años por Gallardo, incluso a costa de ser privado de su libertad ocho años y tres meses, y que el Frente Amplio Opositor convertirá en iniciativa de ley.
La tesis de que sin reforma de las fuerzas armadas no hay reforma del Estado digna de ese nombre, se estudia y debate en múltiples foros. Y tal labor reformadora es inconcebible sin la abrogación del fuero de guerra –artículo 13 constitucional--, que es la columna vertebral de la arbitrariedad castrense. Y ésta no puede ser sometida al orden jurídico sin la existencia de un ombusman militar o con cualesquiera denominaciones, pero autónomo respecto del Ejecutivo y electo por el Legislativo, por medio de la Cámara de Diputados, para vigilar y hacer respetar los derechos humanos de los militares y que éstos respeten los de los ciudadanos.
Acuse de recibo
Durante los 16 días que no se publicó Utopía, recibí felicitaciones de lectores, organizaciones sociales y políticas de México y el extranjero, colegas y amigos a los que procuré dar respuesta. Seguramente cometí omisiones, por ello reitero mi agradecimiento y correspondo a sus buenos deseos para 2008.
Ibarra Aguirre Eduardo
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