Utopía
Eduardo Ibarra Aguirre
La extraordinaria capacidad negociadora que le reconocen a Jesús Ortega Martínez no sólo sus partidarios sino también sus abundantes críticos, brilla por su ausencia desde la noche del 16 de marzo en que el Partido de la Revolución Democrática eligió, por voto directo y secreto, a sus órganos de gobierno.
Eduardo Ibarra Aguirre
La extraordinaria capacidad negociadora que le reconocen a Jesús Ortega Martínez no sólo sus partidarios sino también sus abundantes críticos, brilla por su ausencia desde la noche del 16 de marzo en que el Partido de la Revolución Democrática eligió, por voto directo y secreto, a sus órganos de gobierno.
Siete semanas después de la cuarta ocasión en que el hidrocálido que aspira a presidir el partido del sol azteca --aunque en 1996 negoció con Andrés Manuel López Obrador la declinación a cambio de la secretaría general--, revela una extraña incapacidad para volver a negociar con el tabasqueño y, en cambio, coloca en la presidencia como sustituto a José Guadalupe Acosta Naranjo, una figura grotesca que en medio de la tempestad que auspició con ejemplar esfuerzo, sólo se le ocurrió sacar su yo-yo y bromear con los colegas: “En realidad es una reelección, porque Leonel Cota nunca fue exactamente presidente”.
La pérdida súbita de la capacidad negociadora del jefe del clan familiar que, al de decir de sus detractores, en Aguascalientes maneja al PRD sin envidiarle nada a Jorge Emilio González Martínez, mejor conocido como El niño verde, pero también de los dirigentes principales que hacen corriente en Nueva Izquierda, acaeció cuando tomaron conciencia plena del estrepitoso fracaso que cosecharon en el Distrito Federal y el significado estratégico que tiene la derrota en las urnas que sufrieron en Iztapalapa, la cuarta concentración urbana de la República que gobierna Horacio Martínez Meza, primo hermano de su antecesor Víctor Hugo Círigo Vázquez y antes encabezada por el hoy senador René Arce Islas, hermano del ahora presidente de la Asamblea Legislativa del DF.
Este poderoso clan familiar del que forma parte Ruth Zavaleta Salgado, presidenta de la Cámara de Diputados y a quien Arce defendió apasionadamente en la cumbre de consejeros nacionales de Nueva Izquierda, puja desde ahora para que la diputada Silvia Oliva Fragoso, esposa de aquél, ocupe la jefatura delegacional en 2009.
Si el Partido Acción Nacional está copado por nueve familias, a razón de qué el de la Revolución Democrática iba a ser la excepción con los Cárdenas en Michoacán, los Cota en Baja California Sur, los García y los Monreal en Zacatecas, los Acosta en Nayarit… Y ante esta gravísima perversión del otrora partido del 6 de julio, todos los que tienen capacidad de decisión o de impulsar reformas simplemente la ignoran.
Los virtuales dos PRD que se formalizaron el 5 de mayo, con los festejos paralelos por los 19 años formalmente cumplidos pero en plena pubertad, aunque buena parte de los dirigentes son abuelos, se remontan al debate de Oaxtepec, Morelos, en 1995: “transición pactada” versus “gobierno de salvación nacional”, sostiene Ortega Martínez y no le falta razón.
Sin embargo, para sus críticos quizá suene a coartada de la izquierda moderna para pactar con Felipe de Jesús Calderón Hinojosa el paquete de reformas legislativas de Petróleos Mexicanos, porque así de polarizados están los dos bloques que se disputan la cúpula del perredismo, con Alejandro Encinas Rodríguez al frente de uno.
Mi estimación, y espero no confundirla con el deseo, es que no llegarán tan lejos, sobre todo si cada una de las partes en pugna se dispone a revisar los supuestos fundacionales del 5 de mayo de 1989 y abren espacios conceptuales y estatutarios para convertir al de la Revolución Democrática en un partido frente.
No cabe la opción “aquí se rompió una taza y cada quien para su casa”, porque el que se va pierde, además de que en siete semanas rompieron parte de la vajilla, mientras persisten en la disputa por una casa que o la habitan todos o pierde buena parte de su atractivo político, electoral e ideológico porque en la diversidad está su mayor atributo.
Acuse de recibo
Para Ramsés García Ancira Saba, integrante del Grupo María, colectividad de periodistas en la que el jueves 8 cumplo una década de pertenencia, “tenemos que buscar eludir los riesgos de la xenofobia para que quede claro porque Juan Camilo BBVA Mouriño es un real peligro para México: Se dijo contrario al aborto para luego pedirle a los obispos que participen en el debate de la reforma energética. Es un analfabeto de la historia pero pone condiciones para dialogar con la guerrilla y menosprecia a nuestros intelectuales vivos más preciados. Le deseo un futuro promisorio como metrosexual, pero no tiene las capacidades para gobernar a México desde la Secretaría de Gobernación”… El ingeniero Juan Carlos Chávez Hernández aclara al doctor Enrique Bonilla Rodríguez que “mis comentarios los hago a título personal, que no trabajo ni dependo del gobierno federal ni del gobierno del DF, tampoco trabajo en el PAN, ni conozco a ningún político, por lo tanto no tengo por qué pedir aumento de sueldo (aunque me dio una buena idea) ya que trabajo en una constructora que ni siquiera le trabaja al gobierno”. La Liga Mexicana por la Defensa de los Derechos Humanos denuncia que es objeto de hostigamiento.
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