Utopía
Eduardo Ibarra Aguirre
Más de cuatro meses después de realizadas, la Comisión Nacional de Garantías del Partido de la Revolución Democrática decidió anular las elecciones internas del 16 de marzo que confrontaron hasta el extremo a los dos grandes bloques que postularon a Jesús Ortega Martínez y Alejandro Encinas Rodríguez para ocupar la presidencia.
Más de cuatro meses después de realizadas, la Comisión Nacional de Garantías del Partido de la Revolución Democrática decidió anular las elecciones internas del 16 de marzo que confrontaron hasta el extremo a los dos grandes bloques que postularon a Jesús Ortega Martínez y Alejandro Encinas Rodríguez para ocupar la presidencia.
En primer término, llama la atención de este escribidor que la CNG emitiera su tan atinado como tardío dictamen una semana antes de la consulta ciudadana a que convocó el Gobierno del Distrito Federal sobre las iniciativas de reforma legislativa gubernamentales en materia petrolera.
Sobre todo porque la decisión del máximo órgano perredista en el tema eleccionario, no pareciera estar provocando que las encrespadas olas vuelvan a su nivel, sino un escalamiento mayor, por lo menos declarativo, entre los candidatos de Nueva Izquierda e Izquierda Unida, como se lee en las reacciones vertidas a los medios de comunicación.
La seguridad cuasi absoluta con que se presentan visiones tan distintas como la noche respecto del día, sobre el mismo proceso eleccionario que protagonizaron Encinas Rodríguez y Ortega Martínez, coloca al lector frente a dos actores no tanto políticos como consagrados en los escenarios a los que acuden públicos demasiado exigentes.
Mientras para el otrora jefe de la campaña presidencial de Andrés Manuel López Obrador, el fallo constituye un “recurso político con el propósito de impedir el que se reconozca la mayoría que legítimamente obtuve” y con la nulidad el sol azteca “se está dando un balazo en el pie”, para el sucesor del tabasqueño en el GDF “es un triunfo de los tramposos y los sinvergüenzas. Es un triunfo de la impunidad”.
De tal naturaleza son los trazos del óleo que cada uno hace del otro, que pareciera imposible la coexistencia de ambos liderazgos en el mismo partido, pero es conveniente no olvidar que la polémica abierta, con frecuencia excedida en adjetivos calificativos, es la que significa a la con mucho principal formación de la izquierda mexicana. De la realmente existente, la de carne y hueso, como le llama el doctor Arnaldo Córdova, no la que ideal y éticamente sería deseable y hasta urgente.
En tanto, ambos dirigentes saben muy bien que con uno o con otro en la presidencial nacional del perredismo --o bien con Lázaro Cárdenas Batel, Javier González Garza, Carlos Navarrete Ruiz o Ricardo Monreal Ávila que son los nombres que se mencionan-- tendrán que coexistir en la dirigencia y en las filas del PRD, salvo que busquen suicidamente retroceder tres décadas e insertarse en la marginalidad política.
No pareciera, por fortuna, ser el proyecto de ninguna de las corrientes que abiertamente conviven y trabajan en el partido del 6 de julio. Por lo tanto, el interesado anuncio –reiterado por las también demasiado confrontadas derechas políticas-- sobre la ruptura orgánica en las filas amarillas no está a la orden del día, tras 19 años de anuncios fallidos.
Lo que pareciera inaplazable es colocar en el centro de la agenda la voluntad política y el compromiso de todas las corrientes para construir una institucionalidad que privilegie a la organización y a la militancia, en demérito del copamiento por las primeras; la ampliación de los cauces formales y reales para que la definición de las políticas y los acuerdos involucren al conjunto del organismo y el acceso a los cargos de elección popular y a los partidarios no sean propiedad de las corrientes mayoritarias y minoritarias.
Para ello es preciso no tirar el agua sucia de la bañera con todo y el niño, como propone Guadalupe Acosta Naranjo al renegar de un mecanismo democrático por excelencia, como es el voto secreto y directo para elegir a los dirigentes, y que sus compañeros de sector y también de partido echaron a perder por segunda ocasión.
Acuse de recibo
La colega Adriana Mújica Murías dice: “Encantada y puedes contar con ella (la solidaridad) de manera incondicional, por la libertad de expresión, el derecho a la información y el trabajo incansable para mantener espacios como Forum”... El reportero Pablo Cristóbal Alemán Martínez propone: “Luchemos por una verdadera libertad de expresión”… A juicio del periodista José Vilchis Guerrero “La libertad de expresión ha tenido un canal adecuado en sus páginas y me consta desde su creación y más precisamente de 2000 a la fecha”… Marycarmen Aguilar Franco, de Comunicadores y Periodistas Asociados de México, opina que el boicot publicitario a Forum es “un asunto generalizado y reiterado, constituye a la vez una violación flagrante a la libertad de expresión y viola acuerdos internacionales. Los esfuerzos por acabar con este flagelo, que daña no solo al gremio periodístico en su conjunto, sino lesiona intereses públicos, al impedir a la sociedad tener una gama informativa completa que le permita discernir y decidir”… El cirujano ortopedista Javier Andrade advierte: “Expreso mi apoyo a Forum por la libertad de expresión. En tiempos fascistas no esperemos nada del gobierno".
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