Javier Flores
Angelina
Jolie hizo públicas recientemente las razones que la llevaron a
realizarse una mastectomía bilateral (la extirpación quirúrgica de los
senos). En un artículo publicado el 14 de mayo en el diario The New York Times, la
actriz comparte el dolor de haber perdido a su madre, quien murió a los
56 años a consecuencia de cáncer de mama, enfermedad que anualmente es
la causa de muerte de más de 450 mil mujeres en el mundo. La artista
señala ser portadora de una variedad mutante de un gen conocido como
BRCA1 relacionado con este tipo de cáncer. El texto nos muestra a una
mujer valiente, dotada de carácter, decidida a hacer frente a un gran
desafío y que participa activamente en las decisiones médicas sobre su
salud y su cuerpo.
Creo que esta es la mayor aportación de la estrella de Hollywood,
quien ilustra uno de los cambios más trascendentes en la historia de la
medicina, pues a diferencia de lo que ocurría en el pasado, hoy no son
sólo los médicos quienes toman las decisiones sobre lo que hay que
hacer frente a la enfermedad, sino también los pacientes quienes
participan activamente en las decisiones sobre sus tratamientos.
Pero hay algo que resulta inquietante y preocupa… El texto de la
bella actriz es, de manera explícita, un mensaje a todas las mujeres
que pueden verse afectadas por la enfermedad, lo cual, por tratarse de
una figura pública con gran influencia, podría traducirse en la
práctica generalizada de la mastectomía, como resultado de una
peligrosa combinación entre información escasamente rigurosa y grupos
médicos con pocos escrúpulos.
La extirpación quirúrgica de la mama (unilateral o bilateral) es una
práctica común incorporada en la mayoría de los protocolos médicos en
los casos de cáncer de mama debidamente diagnosticados. Incluso, en
algunos de ellos, hay criterios más conservadores, que buscan preservar
la mayor parte posible del tejido mamario. En el caso que nos comparte
la estrella de cine, no se trata de una acción médica frente a un
diagnóstico de cáncer (Angelina Jolie no tiene cáncer), sino de una
medida preventiva ante la probabilidad estadística de adquirirlo.
Las causas del cáncer de mama pueden ser muy diversas, y
desafortunadamente no se conocen todas con precisión. Se sabe, sin
embargo, que sólo una proporción muy pequeña tiene origen hereditario
(entre 5 y 10 por ciento del total), al que correspondería el descrito
por Jolie. La genética de este padecimiento se ha estudiado desde hace
varias décadas y se han encontrado dos genes cuyas mutaciones
incrementan el riesgo de adquirir cáncer: el BRCA1 y el BRCA2; pero
estos no son los únicos, pues se han descrito al menos 14 genes más
asociados con el cáncer de mama.
Los genes BRCA1 y BRCA2 se han estudiado con mayor atención en los
años recientes, pues muestran una alta correlación con el cáncer de
mama. Pertenecen al grupo de los genes supresores, los cuales, en
condiciones normales, dan lugar a una proteína cuya función es prevenir
que las células crezcan y se dividan rápidamente por caminos
incontrolados. Los defectos en estos genes (se han descrito en ellos
cerca de mil tipos de mutaciones) dan lugar a proteínas defectuosas o a
la ausencia de las mismas, por lo que el cáncer puede desarrollarse en
ausencia de su acción represora sobre el crecimiento celular.
La actriz estadunidense Angelina Jolie en una imagen de 2000Foto Ap
La
opción de la mastectomía bilateral preventiva, como la adoptada por
Jolie, elimina solamente uno de los órganos blanco de la acción del
BRCA1/2, pues las mutaciones en estos genes también incrementan el
riesgo de adquirir cáncer en ovario, trompas de Falopio y páncreas,
entre otros, y es obvio que la estrategia no puede ser en todos estos
casos la extirpación quirúrgica preventiva –en el caso del ovario y
útero sí se realiza, pero Jolie la ha dejado por el momento en
suspenso. En otras palabras, en presencia de genes BRCA1/2 defectuosos,
la mastectomía no es suficiente para eliminar el riesgo de adquirir
cáncer.
No todas las mujeres cuyo gen BRCA1 presenta mutaciones desarrollan
cáncer, aunque la probabilidad en distintas proporciones está presente.
Angelina Jolie dice que con la intervención que se le ha realizado se
reducen en 87 por ciento las probabilidades de que adquiera cáncer de
mama. Desconozco el origen de la cifra que le han dado sus médicos (las
cuales dependen de factores muy diversos y quizás personalizados). Los
datos que yo conozco muestran que la asociación entre mutaciones del
BRCA1 y el cáncer de mama se relacionan con la edad. En un estudio de
Chen y Parmigiani, por ejemplo (J. Clin. Oncol. 25(11): 1329-1333,
2007), el riesgo es menor a 5 por ciento a los 30 años, de 17 por
ciento a los 40 (Jolie tiene 37) y se eleva gradualmente hasta alcanzar
57 por ciento a los 70 años.
Por las razones anteriores, la mastectomía bilateral preventiva, que
podría ser aplicable en algunos casos muy específicos, en mi opinión no
puede considerarse una opción positiva en todos, ni mucho menos
generalizarse a las mujeres con riesgo de cáncer de mama.
Adicionalmente, la mayoría de las muertes en el mundo por esta
enfermedad se producen en las naciones pobres o menos desarrolladas, la
razón es la baja disponibilidad de métodos de diagnóstico temprano. La
mastectomía preventiva tiene un alto costo (el escaneo genético cuesta
alrededor de 35 mil pesos y el precio de una cirugía de este tipo es
también muy elevado), por lo que no es una opción para las naciones en
desarrollo.
A pesar de todo lo anterior, creo que la decisión médica tomada por
Angelina Jolie, la cual seguramente está basada en información muy
rigurosa del equipo médico que la atiende, me parece que es muy
respetable y digna de admiración.
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