Pedro Echeverría V.
1. Mucha gente en el país se alarma por el crecimiento de la
“informalidad” y, por tanto de la inseguridad y el peligro en la ciudad
de México. Más cuando durante una semana los medios de información
hablan de que una docena de comerciantes de Tepito –que visitaron un
bar- han desaparecido sin que nadie conozca las causas. Los medios
alarman en sus noticieros, pero no analizan las causas del fenómeno que
se repite a diario en la República. No se habla del desempleo, de la
explotación, de la miseria de la mayoría de la población y mucho menos
de la acumulación de riquezas en unas cuantas familias. Prefieren los
medios profundizar la morbosidad y la ignorancia en la gente para que
no se de cuenta de la realidad.
2. Tepito es quizá el barrio más conocido de la ciudad de México;
está apenas a unas 10 cuadras al norte del zócalo de la ciudad, vecino
del mercado de la Lagunilla y rumbo a Tlaltelolco y la Villa de
Guadalupe. Alguien diría: “Quien no conoce Tepito no conoce México”. En
las últimas décadas ha ocupado altas columnas en los medios de
información por problemas con los gobiernos de la ciudad que los
vigilan y persiguen porque los acusan de tener que ver con su extenso
mercado ligado con el contrabando y el narcotráfico. En más de 50 veces
los domicilios y bodegas de los tepiteños han sido cateados por
policías y ejército provocando grandes manifestaciones y resistencias
de los miles de comerciantes y habitantes del barrio.
3. Conocí bien Tepito en los años sesenta como barrio de pequeños
comerciantes y artesanos zapateros. Compré un mimeógrafo, discos,
tanques de gas y libros. En la Lagunilla, todos los domingos durante 50
años, se han instalado dos cuadras en mesas de exposición y venta de
libros usados (y algunos nuevos) a la que acudí miles de veces; y
cuando en los setenta adquirí un VW que varias veces choqué, era en
Tepito donde me lo hojalateaban y pintaban totalmente en seis horas y
al más bajo precio por varios chavos en la calle y oliendo thiner para
olvidar el hambre. Realmente eran unos héroes del trabajo:
hojalateaban, despintaban , ponían pintura base… arreglaban asientos y
hasta le hacían a la mecánica, pero todo en grupo, en colectivo.
4. A partir de los ochenta, con la aprobación del “libre comercio”,
Tepito se transformó radicalmente. Antes sólo tenía tres mercados
públicos, un campo deportivo y la actividad comercial se reducía a esos
mercados y dos o tres calles al aire libre; hoy –sólo Tepito- abarca
más de un kilómetro cuadrado de superficie comercial; si antes los
comerciantes eran mil, (los que vivían en el barrio) hoy son más de 50
mil que seguramente habitan allí y barrios vecinos. Creció Tepito al
ritmo de la ciudad de México impulsado por el “libre comercio”; pero no
solo Tepito también la Lagunilla, Mixcalco, La Merced y toda esa zona
norte y oriente del centro histórico. ¿Por qué tan “preocupado” el
gobierno si a falta de empleo el comercio y el ambulantaje son una
respuesta?
5. Ese kilómetro cuadrado de Tepito, lleno de casas coloniales muy
abandonadas y deterioradas que han servido como “casas de vecindad” y
bodegas –por formar parte del centro histórico- ha desatado ambiciones
de grandes multimillonarios por su expropiación. Dado que en la ciudad
de México se han construido en los últimos años centenares de
condominios para acomodar a cientos de miles de familias solicitantes
de vivienda, es posible que los poderosos dueños del dinero busquen
instrumentar una expropiación de Tepito para “modernizar el barrio”,
sobre todo, para evitar “la peligrosidad del barrio bravo”. Me recuerda
cuando en los setenta fueron desalojados en Iztacalco más de mil
familias –a quienes desde CCH dábamos solidaridad- que habían
construido allí sus miserables viviendas.
6. Así que todas las campañas de desprestigio y calumnias de los
medios de información contra el barrio de Tepito y sus habitantes de
ser violentos y peligrosos pueden estar muy bien dirigidas para ir
acabando –pedazo por pedazo- con ese barrio muy populoso y famoso de la
ciudad de México. Tepito no es el mejor ni el peor barrio; hay otras
mil colonias y barrios, suburbios, que tienen sus glorias y sus caídas,
sus historias de personajes populares que a pesar d haber surgido de
cunas pobres lograron destacar en el capitalismo. Las historias de esos
centros de población que han creado costumbres, tradiciones, leyendas,
son las que en conjunto han creado la cultura mexicana. Querer
desaparecerlas en nombre de la “modernidad” es condenable.
7. La realidad es que se ha abusado desprestigiando y diciendo que
el barrio de Tepito, que la Bondojo, La Merced, la misma ciudad de
México, son lugares peligrosos por los múltiples secuestros y asaltos.
Obviamente las zonas residenciales de los ricos: Las Lomas, Polanco,
Santa Fé, dicen, son colonias seguras. Yo siempre he presumido que en
50 años de vivir y visitar el DF nunca he sido asaltado quizá porque
ven que nada me brilla. Mi hija –que no respeta mis canas ni nada-
encontró una salida: “Claro papá, cómo te van a asaltar si con esa
melena, las barbas y tu forma de vestir, creen que tú eres el
asaltante”. Me ayudó a empeorar mi presentación. (7/VI/13)
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