Los siguientes apuntes y análisis sobre el concepto-fenómeno social de Estado fallido
se realizan desde el punto de vista epistemológico que nos parece más
capaz -y superior- para comprender gran parte de nuestra realidad
social actual: el marxismo. Como refiere Michael Löwy, la
crítica más radical del capitalismo y el peldaño más alto desde donde
vislumbrar el horizonte –social-. Por tal, utilizamos sus categorías de
análisis: capital, plustrabajo, plusvalía, burguesía, proletariado, lucha de clases, alienación, etc.
Estado fallido se ha convertido recientemente en un concepto muy
difundido y utilizado, tanto por la izquierda como por la derecha,
desde luchadores sociales honestos hasta reaccionarios. ¿Qué pretenden
decir sobre nuestra realidad quienes utilizan este concepto? Intentan
decir que el Estado no funciona adecuadamente, que ha perdido sus
funciones en determinados aspectos o territorios donde debería ser
dueño absoluto de ellos. Intentan denotar que el Estado se encuentra en
crisis: social, económica y política; y que esto es malo, casi
terrible.
También suelen decir o insinuar que esa supuesta
condición de Estado fallido en México se debe principalmente al control
hegemónico que mantiene el narcotráfico en ciertos territorios y
aspectos (económico, político, cultural) en nuestro país, y de la
violencia que se ha desatado al combatirlo.
Pero aquí -y
regresando a nuestro punto de vista epistemológico-, la definición no
es correcta, pues en relación al narcotráfico, no sucede tal fenómeno.
Si consideramos el carácter de clase de todo Estado, entendiendo a éste
como una máquina hecha para mantener en la obediencia a la mayoría del
pueblo (Engels) y siendo su principal labor la defensa de los
privilegios de la minoría contra la inmensa mayoría (Lenin) por
distintos medios -entre ellos la coerción directa-, apreciamos que el
narcotráfico más que debilitar al Estado mexicano lo refuerza
–principalmente en el aspecto económico y coercitivo-. ¿En qué
coinciden Estado mexicano y narcotráfico? En la defensa de los
intereses de una minoría: la burguesía nacional e internacional. Esta
burguesía puede ser legal o ilegal, eso no importa, sigue siendo el
mismo interés general de una minoría y clase social explotadora y
opresora.
Proporcionemos algunos ejemplos de esta cuasi simbiosis.
Ejemplo 1. La “guerra contra el narco” se lanzó desde el gobierno
federal para supuestamente eliminar el problema del narcotráfico.
¿Cuáles son los resultados hasta ahora? La economía del narcotráfico se
encuentra igual o más pujante que antes, algunos capos cayeron y otros
nuevos se apuntalaron, 150 000 muertos, 25 000 desaparecidos,
feminicidios, juvenicidio, desaparición de poblados enteros, migración
y un gran etcétera. Teniendo en cuenta que la inmensa mayoría de esas
muertes y desaparecidos es gente inocente. Una guerra donde quien
pierde no es ni el narcotráfico ni el gobierno en general, ambos
parecen beneficiarse del clima de terror, represión y barbarie que ha
suscitado su guerra fútil e irresponsable. Quien pierde es el pueblo
trabajador mexicano, pues es quien pone los muertos y los
desaparecidos.
Ejemplo 2. El pueblo trabajador y campesino
toma las armas –a pesar del miedo- en el sur de México para combatir la
violencia desatada por el narcotráfico, la omisión/comisión del
gobierno y la “guerra contra el narco”, formando las policías
comunitarias y las autodefensas. ¿Qué hace el gobierno? En vez de
detener a los capos del narcotráfico, manda encarcelar a los dirigentes
de las policías comunitarias y autodefensas, dictar ordenes de
aprehensión a diestra y siniestra, así como el soborno y la cooptación.
Por lo tanto, los narcoempresarios y narcopolíticos siguen vivitos y
coleando, gozando de las ganancias que deja una rama económica, que
aunque ilegal, no deja de ser pujante.
Ejemplo 3 (el caso más
descarado y fragante de complicidad). Policías municipales por
instrucciones de funcionarios públicos en complicidad con sicarios del
narcotráfico, matan a 3 estudiantes de la normal de Ayotzinapa y
desaparecen a 43 más. El gobierno federal dice que fue un grupo
delictivo y un presidente municipal ligado al narcotráfico, pero todos
sabemos que fue el Estado.
Conclusión: el Estado fallido no
se da por la presencia y la hegemonía que el narcotráfico pueda tener
sobre ciertos ámbitos del aparato de Estado en nuestro país, ni tampoco
por la violencia que se ha desatado con la mentirosa “guerra contra el
narco”. Por el contrario, Estado y narcotráfico se compenetran orgánica
e instrumentalmente reflejando un interés general, el del Capital y su
defensa. Disputas entre grupos de la burguesía existen y han existido,
pero eso no obstaculiza que defiendan el mismo interés general de clase
cuando se requiera, o contra su enemigo de clase: el proletariado.
¿Dónde y cómo surge un Estado fallido?
Allí donde el proletariado –junto con sus aliados- va formando un doble
poder. Allí donde el régimen de la dualidad de poderes surge como
consecuencia del choque abierto de las dos principales clases
antagónicas de la sociedad capitalista: la burguesía y el proletariado
(explotadores y explotados). La mecánica de la política de la
revolución consiste en el paso del poder de una a otra clase.
La preparación histórica de la revolución conduce, en el período
prerrevolucionario, a una situación en la cual la clase llamada a
implantar el nuevo sistema social, si bien no es aún dueña del país,
reúne de hecho en sus manos una parte considerable del poder del
Estado, mientras que el aparato oficial de este último sigue aún en
manos de sus antiguos detentadores. De aquí arranca la dualidad de
poderes de toda revolución. (Trotsky).
Dos ejemplos de doble
poder en la historia de la lucha de clases del capitalismo lo fueron la
Comuna de París y los Soviets de Rusia. Ejemplos de embriones de doble
poder en México lo son o lo han sido en distintos lugares y momentos,
la APPO en el 2016 en Oaxaca, las policías comunitarias en Guerrero,
las autodefensas en Michoacán, los municipios autónomos zapatistas en
Chiapas y la comunidad de Cheran en Michoacán. Escenarios en los cuales
se han expropiado distintas funciones del aparato de Estado en
beneficio de una mayoría local en lucha y combativa; funciones como los
medios de comunicación, la impartición de justicia y el uso de la
violencia, por decir algunos. Estos fenómenos sociales y políticos en
la historia contemporánea y aún viva de México serían la expresión de
la preparación y surgimiento de un doble poder (como refiriera Trotsky
en párrafos anteriores), y sólo a través de ellos es posible entonces
afirmar en cierto sentido la existencia de un Estado fallido, o de un
Estado que inicia su agonía.
¿Cómo ha reaccionado el Estado
en manos de la burguesía ante estas expresiones de doble poder? Como
esperábamos que respondiera: reprimiendo. La matanza de Acteal, la
represión de la APPO, centenas de autodefensas y poco más de una decena
de policías comunitarios encarcelados, y un gran etcétera. Dicha
función represiva bien puede delegársela al crimen organizado, como lo
hizo en el caso de Ayotzinapa.
Reflexionando sobre la agonía del Estado, Lenin refería que ésta comienza inmediatamente después de la expropiación de los expropiadores,
pero también decía que para que esa expropiación se hiciera realmente
efectiva el proletariado debería plantearse conscientemente el problema
de la toma del poder del Estado, lo cual hecho (la toma del poder),
significaría una imposición sobre la burguesía con el uso del Estado.
Pero entonces ese órgano de la imposición ya sería la mayoría de la
población y no la minoría como siempre lo había sido. En ese sentido,
el Estado comienza a agonizar. Esta agonía se expresa en que en lugar
de instituciones especiales pertenecientes a la minoría privilegiada
(funcionarios privilegiados, mando del ejército permanente) la mayoría
puede desempeñar las funciones de coerción. Lenin formuló el siguiente
axioma: a medida que las funciones del poder son las del pueblo entero,
este poder es menos necesario.
Una vez que el proletariado
(la mayoría explotada) asuma el poder del Estado, éste tendrá como
tarea derivada y absolutamente primordial, la de preparar su propia
abolición. Y el grado de éxito de esa tarea derivada se verificará sólo
con la realización de una idea básica: la construcción de una sociedad
sin clases y sin contradicciones materiales.
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