Sabina Berman
MÉXICO,
D.F. (Proceso).- 1. Dice usted señor presidente que “pareciera” existir
la intención de “desestabilizar” el país y “atentar contra el proyecto
de nación” que usted impulsa. La frase es ominosa por su origen, el
priismo más viejo, aquel con las manos manchadas de sangre. El del
presidente Díaz Ordaz. “Fuerzas oscuras desean desestabilizar a la
nación”, dijo semanas antes de ordenar la masacre de Tlatelolco.
2. En el “pareciera” que
usted expresó, puede presumirse que se refiere a los muchos que estamos
protestando en los últimos meses. Protestando en las redes sociales. En
las planas editoriales de los periódicos. En los estadios. En las
marchas que recorren las calles y las carreteras del país. En las
sobremesas familiares y de amigos. Es el monotema ruidoso de la nación
que trasciende las líneas geográficas y sociales: la protesta.
3. Y no se equivoca, presidente, en la apreciación. A
pesar de las resonancias nefastas de la frase, en efecto el propósito
de este movimiento social espontáneo es desestabilizar su proyecto de
nación. Lo que los muchos quieren, queremos, es que quien preside el
país, quien tiene los bártulos del gobierno en la mano, quien dispone
del poder centralizado de la Presidencia, cambie el rumbo. Gire el
timón. Se dirija hacia donde nosotros señalamos.
4. No deje que al oído le hablen los asesores rebuscados.
Que le soplen: AMLO, Cárdenas. Que le murmuren: Aristegui, Proceso, la
Lista Usual de los Periodistas Rejegos. Ojalá esta revuelta fuera
controlable por sus adversarios políticos o por la prensa, pero esto es
más grande, más móvil, más inevitable.
5. ¿Qué tan difícil es entender lo que apalabran las
pancartas, los hashtag, los gritos de los contingentes? Son los lemas
acumulados de una impaciencia acumulada. Ya nos cansamos. Queremos
Justicia. Ya basta. El Estado es criminal. No más sangre. Justicia.
6. ¿Para qué intentar aislar a Iguala o la Casa Blanca,
presidente? ¿Para qué pretender negar lo que usted sabe, con más
detalle que ninguno: Iguala y la Casa Blanca son en una nuez de dos
hemisferios el país entero?
7. Iguala debe esclarecerse hasta sus últimas
ramificaciones, por supuesto, y aún no se esclarece sino mínimamente:
¿Dónde está el gobernador que encubrió a los Abarca?, ¿dónde está el
jefe de partido que los encubrió?, ¿dónde están los militares
traidores?, ¿dónde están las confesiones judiciales de Abarca y su
cónyuge? Y la situación de la Casa Blanca por fortuna ya la esclareció
su esposa. Cuando usted gobernó el Estado de México, Angélica Rivera
realizó sucesivas transacciones con Televisa y con el Grupo Higa,
empresas especialmente favorecidas por su administración, y ahora también por el gobierno federal que usted preside. Un claro y prolongado conflicto de intereses.
8. Y sin embargo lo dicho: Iguala y la Casa Blanca son en
una nuez el país entero invadido por la corrupción y el crimen. En
cifras frías la catástrofe: un país con un 95% de crímenes que no
llegan a ser investigados, menos enjuiciados, menos castigados. ¿Qué
quiere usted que hagamos los que vivimos en medio de este 95%, señor
presidente? ¿Morirnos en silencio? ¿Velar a nuestros muertos
resignadamente? ¿Dejarnos robar por los ladrones y por los policías?
¿Respetar el derecho de corso de los funcionarios públicos? ¿Sentarnos
en el coliseo a presenciar cómo la Izquierda y la Derecha y los De En
medio destripan el presupuesto público? ¿Aceptar el delito como una
eterna lluvia de fuego?
9. Otra vez. La tragedia es el 95% de impunidad. Otra
vez. La tragedia es el 95% de impunidad. Otra vez. El 95% de impunidad.
Otra vez. Cada quien tendría que pintárselo en la frente para
ahorrarnos la reiteración. Cada ciudadano con un 95% en la frente.
10. Y si el Mal es así de extenso, la cura tiene que ser
así de extensa. Si el Mal recorre toda la estructura del Estado, el
remedio debe recorrerla
entera. Ese es el proyecto de nación que queremos los más en este país.
Tan sencillo. Tan amargo. Tan arduo para usted y para nosotros. No una
fiscalía ni tres. No una reforma de leyes. No un recambio de personas
en el gabinete. No otra campaña de publicidad. No un cambio de
narrativa. Como lo dijo usted mismo, señor presidente, queremos otro
proyecto para otra nación. Una nación sin crimen y sin corrupción.
Decente y que funcione.
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