Y resulta que uno de los once detenidos por los hechos vandálicos del
20 de noviembre por la noche es un ciudadano chileno que dice ser
escritor y músico.
Y resulta que uno de los once detenidos por los hechos vandálicos del
20 de noviembre por la noche es un ciudadano chileno que dice ser
escritor y músico.
lasillarota.com
En
realidad fue muy gracioso. Como película del Gordo y el Flaco. Un poco
en tono de enredos: De pronto, el presidente de Uruguay, José Mujica,
lanza su cuarto a espadas y el viernes 21 de noviembre declara a Foreign Affairs-Latinoamérica su opinión respecto de México y el tema de hoy dentro y fuera del país: Ayotzinapa…
Y
el gobierno de México reacciona tarde-lento-e indignado para pedir el
domingo 23 ‘aclaraciones’ al gobierno uruguayo… Mientras el canciller
mexicano se sienta con el padre del detenido chileno en México por su
presunta participación en los desmanes del 20 de noviembre en el
Zócalo… y Zongo le dio a Borondongo… Borondongo le dio a Bernabé…
Tan
como si nada, el todavía mandatario uruguayo dijo a la revista de
origen estadounidense que “es terrible que se caiga en ese tipo de
cosas. A uno le da la sensación, visto a distancia, que se trata de una
especie de Estado fallido, que los poderes públicos están perdidos
totalmente de control, están carcomidos. Es muy doloroso lo de México.
Yo apelo a que México reaccione en su ética y en su moral”.
Y
aseguró que “es posible por una gigantesca corrupción. La corrupción se
ha establecido, me da la impresión, visto a la distancia, como una
tácita costumbre social. Seguramente el corrupto no está mal visto, es
un triunfador, es un señor espléndido. Por ese lado estamos fritos”. Ni
más ni menos.
La cancillería mexicana emitió un comunicado
diplomático en el que muestra “sorpresa y rechazo categórico ante
algunas consideraciones vertidas en dicha entrevista” y anunció que
pediría la presencia del embajador de Uruguay en México, Jorge Alberto
Delgado Fernández.
Esta vez para el gobierno mexicano sí funciona la –por este gobierno dicho- muy envejecida y demodé Doctrina Estrada, la de la no intervención en asuntos de otros países y el respeto a la autodeterminación…
Así
que México se sintió agraviado por las declaraciones de Mujica que no
dicen nada que no se hubiera dicho miles de veces aquí mismo en tanto
la debilidad del Estado para encontrar soluciones a la grave crisis
mexicana y que las instituciones están corroídas y que uno de los
factores por los que estamos como estamos en este punto es el de la
corrupción política-burocrática-de partido-empresarial y social.
Pero
el gobierno mexicano está muy nervioso. Y como cuerda de guitarra
resuena al mínimo roce. “Silencio, que están durmiendo los nardos y las
azucenas…”. Como si quisiera que el silencio fuera la solución a un
problema que ya está en las calles de todo el país y que ya está en los
medios informativos de todo el mundo. De nada sirvieron las campañas
costosísimas de hace unos meses en los que se creaba la imagen del “Momento mexicano” y el de las “Reformas estructurales” milagrosas y primeras planas dedicadas al México de ensueño…
Pero.
Bueno. Y como decíamos, a lo el Gordo y el Flaco, el mismo domingo, por
la noche, el presidente Mujica desactivó la bomba y dijo que no, que
nada, que “la tragedia que sufre México nos golpea particularmente, nos
golpea a todos y no podemos ser menos que solidarios con el pueblo
mexicano y con su sistema político, incluyendo su gobierno (…).
“Medimos
la dimensión del enemigo que México enfrenta, pero creemos en las
reservas éticas y en el compromiso tácito de todos los que se sienten
orgullosamente mexicanos y confiamos en su fuerza para enfrentarlas y
vencerlas…”… y tralaralá… El gobierno mexicano dice que se anota un
triunfo diplomático. ¿Para qué? ¿Para que se deje de ver y pensar lo
que se ve ‘a distancia’?
Y, para acabarla de amolar en lo
internacional, resulta que uno de los once detenidos por los hechos
vandálicos del 20 de noviembre por la noche es un ciudadano chileno que
dice ser escritor y músico, y que cursa un doctorado en letras en la
UNAM. Se llama Lawrence Maxwell Ilabaca y tiene 47 años. La PGR acusó a
este señor de presuntos delitos de tentativa de homicidio y motín.
Según
se sabe, se le han cumplido los procedimientos consulares para que su
embajada conozca del asunto y le ofrezca la ayuda que procede en ley.
De todos modos, para contener la ira de los familiares y amigos
chilenos del chileno en México el secretario de Relaciones Exteriores,
José Antonio Meade Kuribreña se reunió en Santiago de Chile –durante un
viaje de trabajo por allá- se reunió con el padre del muchacho
estudiante.
Le dijo al papá indignado que su hijo goza de todas
las garantías que la justicia mexicana brinda a toda persona sometida
a proceso jurídico y que recibe el apoyo de las autoridades consulares
chilenas y que tal y tal… Sí. Pero no. El entorno chileno del
estudiante siguió reclamando su liberación, hacen ruido mediático allá
y el martes 25 le cambiaron de abogados para su defensa.
Tanto
el presidente Mujica como los padres y familiares y amigos de Maxwell
Ilabaca están en su derecho de expresar sus ideas respecto de lo que
ocurre aquí. Es libertad de expresión.
El tema México está en
boca de todos fuera del país. Eso no lo puede contener el gobierno
mexicano mientras no se resuelva la situación en México, que no sólo
corre por la presentación o la explicación fehaciente de lo ocurrido
con los muchachos de Ayotzinapa, sino también por el cambio sí
estructural del Estado mexicano, de formas de hacer gobierno y se
entienda al estado de Derecho como tal para que se solucionen las
grandes contradicciones nacionales.
Cuando esto ocurra se
comenzará a hablar, con certeza, del “Momento mexicano”. Y entonces
seremos un país que rechine de limpio, de verdades y no de
simulaciones: como hoy.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario