Lo que le debe quedar claro a la esposa del Presidente (y también al propio Peña Nieto) es que la sociedad tiene todo el derecho a preguntar por el origen de una riqueza cuantiosa.
lasillarota.com
No
entiendo bien lo que quiso lograr la Señora Angélica Rivera con el
video dado a conocer, en el que explica la forma en que adquirió la
mansión en la que vive con su esposo, el Presidente de la República.
Creo que ni la forma ni el fondo de lo que expresó en el video aclaran nada y, por el contrario, generan más dudas que certezas.
Para
empezar, uno esperaría que una actriz que cobra tantos y tantos
millones de pesos estuviera a la altura de lo que se requería y no
emitiera un discurso en forma de regaño, con ademanes desdeñosos y
visiblemente nerviosa. La voz alterada y la actitud displicente no
ayudaron a apaciguar las muy legítimas dudas que millones de mexicanos
tienen sobre el origen de la casa de Las Lomas, conocida como “La casa
blanca”.
Tampoco estuvo fina la Señora Rivera por lo que hace al
fondo de la cuestión. Uno entiende que pueda ganar muchos millones de
pesos trabajando para Televisa. Y también puede ser lógico que haya
conocido al señor Juan Armando Hinojosa como conoce a muchas otras
personas. Hasta ahí no hay ninguna objeción.
Pero cuando las
cosas ya no cuadran es cuando nos dice que el contrato de 54 millones
de pesos no fue protocolizado ante notario público, pese a que el
todavía hoy propietario entregó de inmediato la posesión del bien
inmueble. Vamos a ver, ¿si uno es propietario de una casa que vale
tantos millones y firma un contrato no traslativo de dominio por un
monto de 54 millones de pesos, no le interesaría que la operación
estuviera protocolizada ante notario para que, al contar con la fe
pública notarial, se evitaran problemas en el futuro?
Otra duda:
¿no hubo ningún pago como enganche? ¿Cómo es que la señora Rivera
consiguió condiciones tan favorables para comprar la casa, entre ellas
una tasa de intereses del 9% y la posibilidad de que no pagar más que
los propios intereses durante los primeros 4 años de vigencia del
contrato? ¿son esas condiciones normales en el mercado inmobiliario de
ultralujo?
Una duda más: ¿si ganas 130 millones de pesos en un
año, porqué razón no pagas de contado tú casa de 54 millones, en vez de
meterte en cuestiones de pago de intereses y de que la propiedad no se
traslade sino hasta muchos años después?
Dice la Señora Rivera
que está dando a conocer información pese a que no está obligada a
hacerlo. Y tiene razón: ella no es funcionaria pública, pero sí lo es
su esposo, el cual al hacer su declaración patrimonial tiene que
declarar los bienes que sean propiedad de su esposa, sin importar el
régimen jurídico bajo el que contrajeron matrimonio. Cuando el
Presidente Peña Nieto dice que va a dar a conocer su declaración
patrimonial “completa”, debió agregar los bienes de la Señora Rivera,
puesto que de otra forma no sería una declaración en realidad completa,
tal como lo ha explicado magistralmente Jacqueline Peschard en las
páginas de El Universal (24 de noviembre de 2014).
Pero
lo que le debe quedar claro a la esposa del Presidente (y también al
propio Peña Nieto) es que la sociedad tiene todo el derecho a preguntar
por el origen de una riqueza cuantiosa y de un bien inmueble que
todavía hoy en día sigue siendo propiedad de una persona que fue
adjudicataria de cuantiosos proyectos en el Estado de México, cuando
Peña Nieto era gobernador. Eso supone un conflicto de interés del
tamaño de una catedral en cualquier país democrático.
¿Qué
pasaría si Michelle Obama viviera en una casa que fuera propiedad de un
contratista que le vende armas al Departamento de Defensa del gobierno
estadounidense? ¿Qué pasaría si la esposa de Mario Rajoy viviera en una
casa propiedad de un empresario que le vende medicinas al departamento
de sanidad del gobierno de España?
Es escándalo sería mayúsculo
y sin duda la opinión pública de sus respectivos países tendría todo el
derecho a preguntar qué está pasando.
Lo que urge es que
evitemos malas interpretaciones y que nuestros gobernantes (y sus
parejas) de una vez por todas demuestren un poquito de talante
democrático. Señora Rivera: si no le gusta que se cuestione su forma de
vida y que pongan en duda la manera en que adquirió el hogar en el que
vive, no se hubiera casado con un funcionario público. Nosotros tenemos
derecho a preguntar. Ya queda en Usted la forma y el tono en el que
decide contestar o no hacerlo.
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