“La triple discriminación hacia nosotras por ser afro, pobres y mujeres la sentimos en carne propia…pero nada de eso nos quitó el ánimo, la fe y la convicción de lograr nuestros objetivos…”
Jesús Chucho García
Caracas,
26 nov. 14. AmecoPress/ALAI.- Vivían apiñadas en el barrio 5 de julio
de Petare y hoy en día, tras superar varios de obstáculos, hacen
realidad su proyecto habitacional de 400 apartamentos de setenta metros
tres habitaciones, baño, cocina… “nosotras hicimos la sugerencia de
cómo debía ser nuestra vivienda”, dicen las integrantes del Movimiento
de Pobladores.
Existen focos
de esperanzas en el país para seguir creyendo en radicalizar el proceso
bolivariano y avanzar hacia una mejor calidad de vida. La cimarrona
afrodescendiente Michele Manning, esposa, madre, abuela y profesora de
idiomas, comenzó hablándonos del proceso de cómo lograron, en una zona
exclusiva de blancos de clase media, hacer valer sus derechos,
partiendo del proceso de regularización de tierras urbanas lanzado por
el presidente Chávez hace más de una década.
“Esta lucha,
Chucho García, ha sido una prueba de resistencia y defensa de nuestros
derechos constitucionales y también una lucha contra el racismo y la
discriminación social, pues los y las afrodescendientes tenemos el
derecho a vivir en zonas que eran exclusivamente de la gente blanca
eurocéntricas. La triple discriminación hacia nosotras por ser afro,
pobres y mujeres la sentimos en carne propia…pero nada de eso nos quitó
el ánimo, la fe y la convicción de lograr nuestros objetivos. El
espíritu ancestral africano nunca nos abandonó”, dijo la
afrobarloventeña y docente Zaida Quintana.
Así comenzó la cosa
“Vivíamos
apiñadas en el barrio 5 de julio de Petare, donde ya no había espacio
para construir una vivienda más. La cuarta república no nos daba
oportunidad de tener una vivienda digna. Chávez propuso una política de
subsidios habitacionales cuando comenzó el proceso bolivariano… pero
cuando lo solicitábamos los apartamentos los subían descaradamente y se
nos hacía cuesta arriba lograr una vivienda digna.
A partir de
ahí, nosotras como mujeres, tomamos como referencia la ley de tierras
urbanas que en su artículo uno expresa la regularización sobre la
tenencia de tierras urbanas sin uso, aptas para el desarrollo de
programas sociales de vivienda y hábitat, a los fines de establecer las
bases del desarrollo urbano y la satisfacción progresiva del derecho a
las viviendas dignas en las zonas urbanas.
Libre esta
ley, comenzamos a buscar las tierras sin uso del distrito Sucre del
estado Miranda… comenzamos a buscar tierras que estaban ociosas o de
dudosos dueños que no tenían cómo demostrar que eran sus propietarios.
Conseguimos unos ejidos municipales en Macaracuay, pero de ahí cuando
los tomamos legamente fuimos atacados por los vecinos y lamentablemente
no recibimos el apoyo del alcalde de José Vicente Rangel Ávalos, ni de
la llamada ‘clase media en positivo’.
“Luego de ese
intento tomamos el llamado ‘Poliedrito’ de La Urbina, ahí la cosa fue
más fuerte, hasta los perros nos echaron, hubo enfrentamientos, tomamos
la entrada de la Cota Mil, los concejales y el alcalde Rangel Ávalos,
no mostraron ningún gesto de solidaridad, aun nosotras demostrándoles
que esa tierra eran ejidos municipales. Por último precisamos un
terreno de dudosa propiedad de un ciudadano de origen portugués donde
tenía un casino, hotel de mala muerte.
Para ese
entonces habíamos constituido el Movimiento de Pobladores, donde la
mayoría somos mujeres. Cuando, usted Chucho nos visitó cuando nos
tomamos estas tierras, tuvimos que enfrentar el racismo, los ataques
del alcalde del municipio Sucre, Carlos Ocariz… pero resistimos con
todas nuestras familias, madres, padres, esposos, hijos nietos…en
agosto del 2011, el entonces vicepresidente Elías Jaua lanza el decreto
de expropiación de este terreno donde estamos ahora. Estábamos
convencidas que el mandato jurídico del presidente Chávez había que
acatarlo… era una lucha contra el viento que se arreció después de la
muerte del presidente.
El contexto de
la guarimba tuvimos que resistirlo de donde no teníamos fuerza…bajo el
lema aquí no estamos jugando…Nuestro proyecto habitacional de 400
apartamentos de setenta metros tres habitaciones, baño, cocina…nosotras
hicimos la sugerencia de cómo debía ser nuestra vivienda.
“Hoy este proyecto lleva el nombre de Saman de Güere en homenaje al lugar donde Chávez juró luchar por su país”
Aquí la gente no hará lo que da la gana
Jesús Herrera,
padre de familia, quien nos mostró su apartamento, fue muy claro al
decir: “Nuestra organización de control social es la asamblea de
ciudadanos y ciudadanas. La idea es que nosotros mantengamos este lugar
limpio, con calidad de vida y prevenir la violencia, la delincuencia”.
La lideresa
Quintana, fue muy clara al decir que “nuestro proceso es diferente a
muchos complejos habitacionales, pues nosotros y nosotras nos conocimos
en la lucha, sabemos quién es quién…aquí no nos pueden meter gente por
palanca o que alguien venda su apartamento para desconocidos…aquí no es
así, el control es casi absoluto y nosotros y nosotras somos las
guardianas de la paz, así como tenemos el gran compromiso de transmitir
los buenos valores a nuestros muchachos y muchachas y además de
reconocernos como afrodescendientes, como nos los explicó la profesora
Onis Chourio y Luz Marina Rosales, miembras del Movimiento Social
Afrodescendiente en un taller realizado aquí en nuestro complejo
habitacional”.
Foto: Zaida Quintana y Michelle Manning, lideresas del conjunto residencial Samán de Güere.
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