Merza cambió de nombre, pero es ubicada en registros de refugio
Una pista para encontrar a su hija le devolvió el corazón a Leticia Sofía Martínez, una hondureña que anoche descubrió que Merza Yanira Mayorga se hospedó cuatro meses en la Casa de la Caridad Hogar del Migrante Monseñor Luis Morales Reyes, en esta capital potosina.
La alegría se desbordó entre las y los integrantes de la caravana de madres centroamericanas que buscan a sus hijas e hijos migrantes desaparecidos, luego de que ayer llegaran a este albergue y encontraran que aquí estuvo Merza, una mujer que perdió contacto con su familia desde hace ocho años y que no han visto desde hace 10.
Ayer este refugio ofreció una cena a las madres. En el comedor convivieron voluntarios, activistas y las Damas de la Cruz Roja que llegaron para obsequiar artículos de limpieza personal. Una de ellas, Anita, platicó con Leticia.
La hondureña comenzó a contarle su vida a Anita. “Yo no podía dejar de fijar la atención en la fotografía, mientras ella (Leticia) me decía que era de Honduras y buscaba a su hija”, narró la voluntaria de la Cruz Roja. Por fin no se aguantó las ganas y le dijo: “No quiero que te hagas falsas esperanzas, pero yo la conozco”.
La ilusión creció más cuando Anita llamó a otra de sus compañeras y le pidió sacar su teléfono celular. Ambas buscaron entre sus fotografías y encontraron una de una mujer muy parecida a la imagen que Leticia lleva en el pecho.
Las Damas de la Cruz Roja relataron que el pasado 30 de abril en un festejo por el Día del Niño conocieron a la mujer de la foto; después las voluntarias regresaron el 10 de mayo por el Día de las Madres y volvieron a ver a la hondureña que se hacía llamar Silvia.
Al escuchar el relato, Leticia se emocionó. Las voluntarias le contaron que Silvia, su Merza, viajaba con dos niños pequeños, quizás de tres y seis años. En las fotos del celular ella aparece con los dos niños. “Es madre”, se dice Leticia a sí misma.
“Lo que lamentaba (Merza) es que su hija me iba llamar mami a mí y no a ella”, recordó Leticia. Y es que en 2004, cuando abandonó su país, la joven dejó una niña de dos años de edad con la abuela. Ahora la niña es una adolescente que este 30 de noviembre cumplirá 12 años de edad sin su madre migrante y sin su abuela, que ahora está en México.
Mientras las mujeres hablaban de Merza o “Silvia”, se dieron cuenta que los datos coincidían: hondureña oriunda de la ciudad de San Pedro Sula, cuya madre se llama Leticia, y con primos en Estados Unidos.
Incluso la mamá de Merza dijo que en alguna ocasión su hija le dijo que si por seguridad se cambiaba el nombre se pondría “Leticia”, lo que al parecer no sucedió.
Madre e hija hablaron por dos años, luego de que Merza se quedó a vivir en Chiapas, hasta que un día perdió cualquier rastro de ella. “El 27 de octubre de 2006 me llamó con una voz suave –como si estuviera bajo amenaza–, me saludó y me dijo: ‘Mami, si recibe una llamada de un número de México por favor no conteste’”.
EN BUSCA DE MÁS PISTAS
Con la seguridad de tener un rastro firme, Leticia pidió al personal del albergue revisar su base de datos. Desde agosto de 2009, este refugio registra a las personas migrantes que ahí llegan, toma fotografías y recoge datos básicos como números telefónicos y la dirección de la familia.
El encargado del área de la base de datos, Javier Zavala, dijo en entrevista que muchas veces las y los migrantes se cambian de nombre por cuestiones de seguridad, y no dan sus datos por temor a extorsiones. En este caso, en la base se encontró la foto y el nombre de “Silvia”, con fecha de ingreso 4 de abril de 2014.
El personal del refugio aseguró que conocieron a la joven y que vivió aquí por unos cuatro meses, ya que a pesar de que el alojamiento es sólo por tres días, ella iba con sus hijos y estaba pasando un proceso legal por una denuncia por violencia intrafamiliar.
Al parecer esa es la causa de que esté huyendo y de que perdiera comunicación con su madre.
En el paso de la caravana por Coatzacoalcos, Veracruz, una mujer se acercó a Leticia y le confió que conoció a Merza, y que su marido la golpeaba, por lo que “tuvo que escapar”.
Al parecer Merza se fue del albergue para ir a Tamaulipas y cruzar hacia Estados Unidos, pero por ahora Leticia quiere creer que verá a su hija sin importar si quiere quedarse en México para estar con los nietos “mexicanitos”.
La caravana se dirige ahora a Guadalajara, capital del estado de Jalisco (occidente de México). Allí es probable encontrar otra pista de este caso, pero las mujeres siguen su recorrido con el fin de seguir difundiendo más historias y hacer más indagaciones.
CIMACFoto: Anayeli García Martínez, enviada
Por: Anayeli García Martínez, enviada
Cimacnoticias | San Luis Potosí, SLP.-
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