Jenaro Villamil
MÉXICO,
D.F. (apro).- A cuentagotas, los senadores del PRI, encabezados por su
coordinador Emilio Gamboa Patrón, abandonaron el salón de sesiones en
el momento que Layda Sansores, del PT, acusaba al presidente Enrique
Peña Nieto de “inepto, cobarde y corrupto”, mientras presentaba su
punto de acuerdo sobre el conflicto de interés del primer mandatario en
relación con la propiedad denominada “Casa Blanca”.
Era el último punto en el orden del día. El presidente de la Mesa
Directiva, Miguel Barbosa, intentó primero pedirle a la senadora
campechana que “cuide su lenguaje” ante las evidentes señales de Gamboa
para expresar su descontento.
Momentos antes la perredista Dolores Padierna hizo uso de la tribuna
para leer su punto de acuerdo sobre el mismo tema y propuso que Peña
Nieto presentara “completa” su declaración patrimonial porque “hay
innumerables inconsistencias”.
Padierna leyó todos los contratos que el gobierno peñista había
concedido al Grupo Higa, de Juan Armando Hinojosa Cantú, desde que fue
gobernador del Estado de México, y también pidió que la Secretaría de
Comunicaciones y Transportes presentara un informe ante el Senado sobre
“las indemnizaciones de que será objeto el Grupo HIGA por la
cancelación del proyecto del tren de alta velocidad México-Querétaro”.
Los priistas estaban incómodos, pero habían acordado no participar
en el debate. La participación de Layda Sansores los sacó de sus
cabales y argumentaron que estaba “fuera de reglamento” y que era
necesario “abordarlo con seriedad”.
“No es ningún insulto –respondió Sansores a Barbosa desde la
tribuna–, es solamente la verdad, permítame expresarla como senadora,
como legisladora. No se puede coartar mi libertad de expresión, como
tampoco se debe coartar la libertad de expresión de los ciudadanos”.
Justo este mismo día se especuló sobre los posibles candidatos o
candidatas a ganar la Medalla Belisario Domínguez, que conmemora
justamente a un senador que fue asesinado por defender al Poder
Legislativo frente al cuartelazo de Victoriano Huerta.
José Ascención Orihuela, del PRI, intentó en vano frenar la
participación de Sansores. Pidió que se verificara el quórum. Barbosa
dejó correr la intervención de la senadora petista.
Peña Nieto es “cobarde por mandar a su mujer a la jaula de los
leones, en vez de dar la cara”, sentenció la legisladora. “Cobarde
porque se fue a refugiar al Campo Marte para lanzar sus amenazas,
cobijándose bajo el manto de todas las estrellas de los generales. Y
cobarde porque mandó a reprimir a los ciudadanos pacíficos, el 20 de
noviembre”, remató.
Sansores y Padierna, cada quien en su estilo, argumentaron que el
delito por la “Casa Blanca” no era de la primera dama Angélica Rivera,
sino del primer mandatario, porque debió reportarla en su declaración
patrimonial. Ambas senadoras afirmaron que existía presunto conflicto
de interés y tráfico de influencias.
Cuando terminó la explosiva intervención de Sansores, los priistas
retornaron al recinto. Se dieron cuenta de su error. Lo que iba a ser
una intervención más, se transformó en una expresión de incapacidad
para debatir el tema.
Desde su curul, la panista Laura Rojas dejó constancia que su
bancada tiene inscritos otros tres puntos de acuerdo: uno, sobre
declaraciones patrimoniales del presidente; otro, sobre el conflicto de
interés, y una más para solicitarle a la Secretaría de la Función
Pública “información detallada sobre los contratos de Grupo HIGA”.
La panista hizo un llamado “respetuoso” a los senadores del PRI
“para que no eludan el debate”. “Este debate se lo debemos a los
mexicanos, la sociedad está esperando que pase algo”, afirmó.
Tras concluir la sesión, las senadoras priistas Blanca Alcalá y Ana
Lilia Herrera Anzaldo ofrecieron una breve rueda de prensa para negar
que hubieran tratado de “reventar el quórum” y pidieron “respeto y
seriedad” para discutir este tema.
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