DESDE LA LUNA DE VALENCIA
Ayer no fue, en absoluto, un día para felicitarnos de nada ni por nada. Ayer recordamos que son muchas las mujeres y niñas asesinadas por el terrorismo machista. Y se las sigue asesinando y maltratando sólo por haber nacido mujeres. Por nada más.
La violencia de género tiene, como sabemos, muchas caras y la más cruel de todas, la peor, es el asesinato de mujeres y niñas. Pero se nos maltrata desde muchas instancias y de muchas maneras.
Se nos maltrata cuando en los presupuestos de las diferentes instituciones no se tienen en cuenta nuestras necesidades específicas. Cuando los empleos de las mujeres son peores en cantidad y calidad. Cuando nuestra salud es peor porque nuestros cuerpos están poco estudiados por la ciencia.
Cuando el reparto de tareas domésticas no es equitativo. Cuando nuestras niñas no pueden utilizar el centro del patio de su escuela porque los niños juegan al futbol.
Se nos maltrata cuando la mirada del patriarcado no nos contempla ni en libros ni se nos reconocen saberes, y cuando en el arte se nos oculta o somos olvidadas.
Se nos maltrata porque la pobreza en el mundo tiene rostro de mujer. Cuando se trafica con nuestros cuerpos para prostituirlos y mercadear con ellos.
Se nos maltrata cuando se violan nuestros cuerpos como armas de guerra. Cuando se nos impide decidir libremente sobre nuestra maternidad, y se nos imponen criterios que vienen dictados desde espacios que deberían quedarse en lo privado. Cuando las diferentes religiones nos imponen sus creencias y códigos morales por encima de nuestras libertades personales.
Se nos maltrata cuando se nos controla o se juzgan nuestras decisiones u opiniones para cuestionarlas y tutelarlas. Cuando se nos impide abierta o veladamente expresarnos con libertad sólo por ser mujeres.
Se nos maltrata cuando nuestras vidas no tienen la misma importancia que las vidas de otras víctimas del terrorismo político. Cuando se olvidan nuestros asesinatos porque pasamos a “ser otra”.
Se nos maltrata cada vez que se maltrata a nuestras hijas e hijos. Cada vez que se recortan recursos de todo tipo para capacitar en prevención de la violencia de género. Con cada silencio institucional. Con cada justificación del maltratador y/o asesino.
Se nos maltrata en cada noticia sobre asesinatos de mujeres en las que se presenta al asesino como una “aparente buena persona”. Cada vez que no somos capaces de entender y de reconocer la “dependencia emocional”, y juzgamos a esa mujer que está atrapada en su propia cárcel invisible.
Se nos maltrata cada vez que se justifica al maltratador recurriendo a mitos archiconocidos como “tiene problemas con el alcohol o las drogas”, o cada vez que se cuestiona la voz de una mujer cuando denuncia.
Se nos maltrata cada vez que actúa el neomachismo con sus tretas habituales de buscar excusas inverosímiles para defender los intereses del patriarcado. Se nos maltrata en cada ocasión que se hacen chistes machistas o publicidad sexista.
La bofetada es el penúltimo escalón antes de la paliza y el presumible asesinato con o sin suicidio del asesino.
Son ya 60 las mujeres y niñas asesinadas. Es intolerable en un Estado que pretende llamarse a sí mismo “moderno”. Esto también forma parte de la marca España de la que tanto presumen los desgobernantes del partido de la gaviota carroñera.
Ayer fue día de luto. Quizás debió serlo de luto oficial, puesto que en menos de un año han sido arrancadas las vidas de 60 españolas sin otro motivo que el de haber nacido mujeres.
Ayer fue día de lectura de manifiestos de mucha gente que diseña políticas para perpetuar esta situación, cuyo único objetivo es una condena pública con foto incluida y ya.
Me niego a escuchar de nuevo manifiestos institucionales que sólo pretenden acallar voces críticas e incluso conciencias públicas, pero mantienen y potencian medidas que siguen recortando en recursos para la prevención de estos asesinatos.
Acuso a quienes recortan fondos, a quienes dictan sentencias condenatorias hacia la mujeres victimizándolas de nuevo por temor a que el patriarcado pierda su poder, a quienes se esconden debajo de sus faldas largas y negras para mantener su influencia, y seguir predicando desigualdad y justificando la violencia que se ejerce contra las mujeres.
A quienes diseñan recortes de todo tipo empeorando la vida de las mujeres en general y de las mujeres víctimas en particular.
No. Ayer no fue un día de celebraciones. Fue un día para el recuerdo de las mujeres asesinadas. Un día para ser sus voces acusando a quienes no las defendieron ni ayudaron como merecían. Fue un día de luto en el corazón para todas las personas que lo tengan. Para quienes se acuerden de ellas, para quienes las honran.
¿Quién dijo que el feminismo no era necesario? Qué gran equivocación…
*Corresponsal en España. Periodista de Ontiyent.
Por: Teresa Mollá Castells*
Cimacnoticias | España.-
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