La represión que han sufrido los estudiantes de la Escuela Normal Rural
(ENR) Raúl Isidro Burgos de Ayotzinapa, ha puesto de manifiesto que en
México, dos corrientes se vienen alimentando y se encuentran en
direcciones contrapuestas, el grado de la confrontación de clases
aumenta, y el margen de maniobra se cierra, el choque ha comenzado ya y
algunas consecuencias son inevitables.
- Por un lado, el Estado mexicano, ahogado en la crisis económica que
iniciara en 2008, ha seguido hipotecando la riqueza nacional, sabe que
más tarde o más temprano, esto generará un nuevo repunte en la
desigualdad social en el país, sabe que habrá oposición, y lleva años
pensando en cómo habrá de contenerla. Para ello ha tomado medidas
preventivas, ha fortalecido al aparato represivo de Estado, programa
acelerado después de la firma del ASPAN [2], y publicitado por el
anterior gobierno de Felipe Calderón, entre estas medidas ha estado el
aumento al presupuesto del ejército, la centralización de algunas
policías, y el incremento de asesoría norteamericana, colombiana e
israelí en la formación de cuerpos represivos, además de la
proliferación de grupos paramilitares cobijados y parcialmente
financiados por las mafias de contrabandistas. La ofensiva de Estado ha
contemplado en el plano económico, la aplicación de contrarreformas que
golpean las condiciones de defensa de los derechos laborales; entre
ellas se encuentran las llamadas: Reforma laboral, Reforma energética y Reforma educativa.
Pero en el plano político ha contemplado la eliminación, o cuando menos
reducción de organizaciones que pudieran hacer un contrapeso a sus
planes, en ese contexto se circunscriben los golpes al Sindicato Mexicano de Electricistas, el Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra de San Salvador Atenco, el ala democrática de las Autodefensas michoacanas y las Normales Rurales más combativas [3].
-
Por otro lado, los sectores más combativos del pueblo trabajador en
México, han venido superando un largo periodo de cooptación política y
renovación, se ha venido tomando fuerza después de un período de
derrotas y aumenta su capacidad de resistencia y organización. Uno de
los factores más duros a superar es el miedo, esa sensación de
impotencia que conduce a la inmovilidad o al error. El pueblo
trabajador necesita creer en su capacidad transformadora, pero va
desarrollando confianza en sí mismo en la medida que se va organizando
y obteniendo cuando menos victorias parciales en su camino hacia la
liberación [4]. Algunos pueblos y comunidades, sobre todo en Guerrero y
Michoacán, habían demostrado que estaban perdiendo el miedo a los
grupos paramilitares, y empezaron a enfrentarlos y a recuperar control
con las armas en la mano. Por otra parte, el 1 de Diciembre de 2012,
estudiantes y proletariado urbano del DF, lograron poner en serios
aprietos a la policía federal el día de la toma de protesta de Enrique
Peña Nieto. Otro ejemplo, es la resistencia de los estudiantes
normalistas de Guerrero y Michoacán ante la reforma educativa, los
cuales, superando también el miedo, llevan tres años de intensa lucha
contra dichas medidas, en el reciente período, enfrentaron la represión
de 2011 en la Autopista México-Acapulco, y de Octubre de 2012 cuando la
policía federal y estatal, irrumpió en los planteles de la ENR Vasco de Quiroga de Tiripetío Michoacán, y en la Escuela Normal Indígena de Michoacán
ubicada en Cherán; un año después esos mismos normalistas, lograron
hacerle una jugada a las fuerzas represivas cuando apoyados por las
comunidades purépechas vecinas a la ENIM, retuvieron parte del capital
mobiliario de algunas empresas y obligaron al gobierno a negociar.
Este
torrente ha crecido después de que el Estado le dio un golpe bajo a los
estudiantes normalistas, la tarde del 26 de septiembre en Iguala. El
valor de los normalistas rurales, ha contagiado de coraje y ánimo de
lucha a buena parte del estudiantado proletario y del pueblo
trabajador, y se ha acumulado un río de indignación y lucha. En dicho
torrente, se han sumado incluso sectores del estudiantado de origen
pequeño-burgués, y se han sumado voces de apoyo por parte de sectores y
personalidades que normalmente no apoyan las causas populares.
EL ESTADO MEXICANO, CRISIS DE LEGITIMIDAD
Un período de crisis es un período delicado porque
La
crisis crea situaciones inmediatas peligrosas porque los diversos
estratos de la población no poseen la misma capacidad para orientarse
rápidamente y para reorganizarse con el mismo ritmo [5].
Para reflexionar en ello habré de señalar algunos puntos de partida teóricos.
-
Apoyándonos en la teoría marxista, comprendemos que el Estado es la
organización por excelencia de la clase dominante, cuyo principal
objetivo es organizar la represión en contra de sus enemigos de clase
[6].
- El Estado, para
poder ejercer la represión ordenada por la clase dominante debe buscar
además que ésta clase sea hegemónica, por lo que parte de la labor de
Estado es hacer pasar el criterio de la burguesía como el criterio
común de la sociedad, la cual sin embargo está compuesta por
contradicciones irreconciliables. [7]
- La posibilidad de
reprimir, se ve aventajada cuando el Estado cuenta con capacidad
hegemónica, cuando puede legitimar, aunque sea temporalmente sus
objetivos en la conciencia política deformada de los oprimidos.
-
El Estado en México, como organización de la clase dominante para
hegemonizar a la sociedad y reprimir a los oprimidos rebeldes, se ha
valido en tiempos recientes de instrumentos auxiliares a sus elementos
esenciales, me refiero tanto a los medios de comunicación masiva como a
los grupos paramilitares, elementos que aunque privados formalmente,
parecen jugar un papel determinante para la generalidad del proceso de
acumulación capitalista, y para la labor sustancial represiva del
Estado.
Así pues, en años recientes, el Estado mexicano había
construido un discurso en el cual México se encontraba cerca del zenit
de la democracia, con elecciones regulares, que si bien generaban
polémica y alguna inconformidad, ésta no llegaría a desbordarse por
causes fuera de la normatividad del propio Estado. Después de su crisis
a finales de los años ochenta, el Estado amplió su margen hegemónico al
incorporar formalmente a su burocracia política al PRD, al convertir el
monoplolio televisivo en un duopolio, al crear la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), y el Instituto Federal Electoral (hoy Instituto Nacional Electoral).
Todo
ha sido una farsa que sólo pretendía prolongar la sobrevivencia de un
Estado en crisis, esa farsa se ha venido evidenciando cada vez más, y
el caso Ayotzinapa ha catalizado este proceso.
El PRD siempre
fue una farsa, sólo contribuyó a dividir y cooptar a parte de la
izquierda independiente del país, su objetivo nunca fue darle voz al
pueblo dentro de las cámaras de representantes, sino suplantar mediante
teatros y simulaciones, la representatividad del pueblo, a la vez que
apoyaba en los aspectos estratégicos la consolidación de todas las
tendencias económicas del capitalismo actual, y las acciones represivas
y controladoras del estado mexicano que estamos señalando.
La
competencia televisiva, lejos de abrir espacios para otras voces, ha
servido únicamente para redoblar los clamores por la represión, y en el
mejor de los casos, para mostrar formas de crítica que son
superficiales pero que nunca cuestionan el carácter esencial del
Estado. La CNDH, sólo ha servido para avalar la represión, y sugerir
mayor discreción y finura a los aparatos represivos, mientras que el
IFE-INE, sólo sirvió para consolidar la dirección de la burguesía sobre
los partidos políticos y sus procesos electorales.
Hoy el Estado
mexicano usa todo lo que tiene a su alcance, el aparato represivo para
causar terror, los medios masivos para manipular la información y
conducir la crítica, la CNDH para avalar, el INE para cooptar, y en un
intento desesperado usa a las figuras emblemáticas e históricas del
PRD, para rehacerse en el partido llamado MORENA, y pretender
deslindarse de todo lo que han hecho durante los 26 años de su
existencia partidaria. Pero no les ha sido tan fácil, es cierto que el
Estado no ha perdido su capacidad hegemónica y sería irresponsable e
infantil decir que está derrotado, pero es cierto que atraviesa una
crisis de legitimidad que no le permite aplicar la represión a su
gusto, y no logra evitar que un pueblo indignado tome las calles de las
principales plazas del país.
UN ENREDO DE MENTIRAS SOBRE AYOTZINAPA
En
medio de su crisis de legitimidad, y ante el nerviosismo y presión de
quienes estaban acostumbrados a gobernar un pueblo desorganizado, los
funcionarios de Estado caen cada vez más en contradicciones. Dicen que
el crimen contra los normalistas lo realizó por iniciativa propia, un
grupo de narcotraficantes auto llamado Guerreros Unidos, pero de plano esa explicación no cuadra en la medida en que surgen nuevos elementos.
-
No han podido explicar la presencia del Ejército Mexicano a la hora y
en el lugar de los hechos, ni tampoco el porqué un elemento de éste
mismo le dijo de forma prepotente a uno de los estudiantes “Ustedes se lo buscaron”.
- Dijeron que el gurpo “Guerreros Unidos”
había confundido a los estudiantes con sicarios de un grupo rival. Algo
difícil de creer en Guerrero, en donde cualquiera puede distinguir a
los normalistas de Ayotzinapa, quienes no actúan ni se visten ni se
comportan como sicarios, y cuando ninguno de ellos estaba armado.
Además, si los confundieron con sicarios, ¿Cuál era la necesidad de
desaparecerlos? Cuando el modus operandi de estos grupos no implica
gastar tantos recursos en hacerlo; lo regular es que exhiban los
cuerpos asesinados, o cuando mucho que los sepulten en fosas
clandestinas cercanas al lugar ¿Por qué actuarían diferente en este
caso?
- Priístas, panistas y perredistas se echan la culpa unos
a otros en un ejercicio ridículo, cuando es evidente que todos ellos
forman parte de la misma operación de Estado con fines de erradicar a
la disidencia combativa del pueblo trabajador. Por más que el gobierno
federal diga mil veces que sólo fue responsabilidad de un gobierno
municipal, esto no es creíble, y el pueblo sigue exigiendo a las altas
esferas gubernamentales que presente con vida a los desaparecidos. Por
su parte, el PRD y MORENA, siguen vendiendo el cuento de que ellos no
sabían nada sobre la participación de José Luis Abarca en negocios
ilegales, versión igualmente ridícula, pues ha sido evidente, sobre
todo en estados como Guerrero, Michoacán, Morelos y Zacatecas, que el
PRD (antes de fraccionarse), apoyó no a uno, sino a cientos de
personajes vinculados a los grupos de contrabandistas y asesinos.
Los
cientos de miles de personas que salen de forma casi permanente a las
calles, han logrado evadir esta cadena de mentiras, y exigen, sin más,
que el gobierno federal presente ya a los 43 desaparecidos en Iguala,
entiende que los partidos son sus cómplices, pero ha atinado en
identificar al sujeto que ha realizado ésta atrocidad cuando señala que
FUE EL ESTADO.
Por ahora, en su atolladero, el Estado
mexicano, con sus acciones represivas recientes, tras la marcha del 20
de noviembre, no ha podido sino confirmar las sospechas que sobre él
recaen por el caso Ayotzinapa, pues resulta contradictorio que por un
lado digan que ellos serían incapaces de reprimir con tal
magnitud a un grupo estudiantil, y por otro, siembran un clima de
terror en el DF, reprimiendo con brutalidad las manifestaciones y
enviando a estudiantes detenidos a penales de máxima seguridad, tras
haberlos incomunicado y torturado; así pues, su presunción de inocencia
está por los suelos.
EL MOVIMIENTO
Señalando al Estado
como responsable, y aceptando la dirección del sector históricamente
más combativo del estudiantado en México, éste movimiento ha parecido
dar un salto cualitativo con respecto de algunos movimientos que le han
precedido. Por ejemplo al movimiento #Yo soy 132, quien
liderado por el ala pequeñoburguesa del estudiantado, sólo promovía la
desconfianza a un candidato presidencial y a una televisora, a las
autodefensas que sólo identificaban a los grupos paramilitares y
algunos gobernantes coludidos con ellos, y que no pudieron evitar su
ruptura, cooptación y la represión del ala más progresista, supera
incluso en cierta forma al movimiento de Cherán que logró identificar a
los partidos políticos y a los mismos grupos paramilitares. Sobra decir
que supera por mucho a los movimientos de respaldo al ex candidato
presidencial Andrés Manuel López Obrador, quienes liderados por un ala
de la burocracia política de Estado, proponían la ruptura con dos
partidos para darle continuidad a aspectos esenciales del Estado
burgués en México.
El presente movimiento se pone más o menos a la altura del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra de San Salvador Atenco o del Consejo General de Huelga de la UNAM
(99-2000), y por lo tanto fortalece las posiciones combativas dentro
del movimiento popular, aunque, aún se coloca por detrás de otros
movimientos recientes que se plantearon por ejemplo el paso a la
ofensiva popular, como lo fue el caso de la llamada “Otra Campaña”
en 2006 [8]. Incluso, éste movimiento se encuentra programáticamente
por detrás de algunas organizaciones políticas que participan dentro de
él, destacándose la misma Federación de Estudiantes Campesinos
Socialistas de México(FECSM), quien defiende programáticamente la lucha
comunista [9].
Pero no está nada mal, precisamente los
estudiantes combativos de la FECSM, han logrado colocarse en una
posición, por ahora exacta, en donde a pesar de estar programáticamente
por delante del movimiento actual, mantienen la capacidad de dirigirlo,
es decir, se mantienen firmes en sus principios, pero logran captar al
mismo tiempo, que la coyuntura actual es indicada para cerrar filas en
cuanto a la demanda principal, la presentación con vida de los 43 desaparecidos,
y que esa sóla demanda está poniendo en suficientes aprietos al Estado
mexicano, pues evidentemente teme que al descubrirse la verdad la
crisis se agudice aún más.
En
las calles también resuena la consigna de “¡Fuera Peña!”, sin embargo
esta vez la demanda tiene una connotación más profunda que hace dos
años, en aquel momento, el oportunismo enarbolaba dicha consigna y
formaba parte de la dirección del movimiento, esta vez, resulta una
consigna política obligada dadas las circunstancias, pues implica
ponerle un freno a cierta política represiva de Estado, castigando
simbólicamente al grupo burocrático-burgués que se ha aferrado desde
mayo de 2006, a combatir al movimiento popular con las formas más
brutales de represión [10]. En estos momentos es una consigna tan
lógica como cuando en Bolivia se exigió la salida del otrora presidente
Sánchez de Lozada, o como cuando en Argentina se enarboló la bandera
del “¡Qué se vayan todos!”, aunque empezó con la consigna de ¡Fuera de la Rúa!.
Algunos compañeros, de aspiración revolucionaria podrán increpar Pero quitar a Peña Nieto no derriba al Estado Burgués,
y pretenderán sustituir esa consigna con otras más profundas. Es justo,
es una aspiración de todo revolucionario el hacer la revolución, y sin
duda si la coyuntura se presentara, y se intercambiara la posibilidad
de tomar el poder por el proletariado, por la simple destitución de un
presidente, estaríamos hablando de franco oportunismo. Pero por ahora,
parafraseando a Lenin La crisis no ha madurado lo bastante, y
aunque no es descartable que surja una coyuntura revolucionaria, las
condiciones no llegan por mera invocación, es necesario construir ese
camino y captar la esencia de las demandas surgidas de la lucha
espontánea o política. Claro, el deber de todo revolucionario, como
diría Mao Tse Tung, es captar esas ideas de las masas,
sintetizarlas y devolverlas a ellas con mayor profundidad [11]. Toda
fuerza que se precie de ser revolucionaria, estará en México haciendo
ello, pero no por eso puede saltarse todos los pasos que quiera,
presionando al pueblo a que vote sin más las consignas que ha
elaborado, pues si no correrá el riesgo de aislarse permitiendo que el
Estado reprima al ala revolucionaria del movimiento, y éste quede
encabezado por la pequeña burguesía y los sectores oportunistas,
quienes no tardarán en desperdiciar su fuerza y canalizarla hacia el
reforzamiento hegemónico del Estado.[12]
Por otro lado tenemos
que en el movimiento hay sectores que pretenden quitarle a la FECSM la
dirección del mismo, por un lado el sector pacifista pequeñoburgués, y
por otro lado, grupos, ansiosos y pueriles, con un muy elemental
conocimiento de las ideas anarquistas, y hasta algunos de conocimiento
escaso del marxismo, que piensan que se puede tomar el poder en un
golpe de suerte, o bien en una tarde cualquiera. Estos grupos no
distinguen una marcha de una revolución, y desconocen cualquier noción
estratégica, pretendiendo que su ira o sus ocurrencias pueden
sustituirla. Dicha aparición escandalosa, ha sido aprovechada por el
ala pacifista pequeñoburguesa, para introducir sus consignas en el
movimiento y buscar comprometerlo a no romper los marcos legales.
Es
por ello que resulta importante, en esta coyuntura, el permitir que sea
la FECSM y los padres de familia quienes se mantengan a la cabeza del
movimiento, y sigan ejerciendo el papel progresista y directivo dentro
del mismo, contagiando de disciplina, conciencia ideológica y valor a
aquellos sectores que por diferentes razones han perdido estos faros.
Por esa línea, será una aspiración posible la presentación con vida de
los 43 desaparecidos; en cuanto a Peña Nieto se refiere, ya sea por la
fuerza de su torpeza o por la de la verdad, habrá de irse, o de
profundizar la crisis. El movimiento entonces, tendrá que prepararse
para lo que viene y caminar hacia adelante.
Notas:
[2] Alianza para la Seguridad y la Prosperidad de América del Norte.
[3]
Son 16 Escuelas Normales Rurales, pero la de Ayotzinapa Guerrero y la
de Tiripetío Michoacán, han sido desde hace décadas, las más combativas.
[5]
Gramsci A. 1976. Observaciones sobre ciertos aspectos de la estructura
de los partidos políticos en los períodos de crisis orgánica.
[6] Lenin. V.I. 1917 El Estado y la Revolución. Engels. F. “El Origen de la Familia, la Propiedad Privada y el Estado”
[8]
Movimiento surgido a convocatoria y dirección del EZLN como parte del
plan trazado por la Sexta Declaración de la Selva Lacandona.
[9] Organización federativa a la que pertenecen las 16 Escuelas Normales Rurales del país, incluyendo por supuesto a Ayotzinapa.
[10]
Hago referencia a la represión del 3 y 4 de Mayo en Texcoco y San
Salvador Atenco, cuando Enrique Peña Nieto era gobernador del Estado de
México, entidad a la que pertenecen esos dos municipios.
Andrés Avila Armella. Miembro del Buró Político del Partido Comunista de México (PCdeM), www.partidocomunistademexico. También es Sociólogo y Dr. En Estudios Latinoamericanos por la UNAM donde labora como docente.
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