Reciben solidaridad de la gente; se unen a actos por Ayotzinapa
María
Dolores, Edna Karina López López, Neidi Arely Reyes Holguín,
estudiantes de la Normal Ricardo Flores Magón en Saucillo, Chihuahua
A
fin de apoyar a sus compañeros de la Escuela Normal Rural “Raúl Isidro
Burgos”, en Ayotzinapa, Guerrero –que exigen la aparición con vida de
los 43 estudiantes desaparecidos–, decenas de mujeres normalistas del
estado de Chihuahua están viajando “de raite” hasta la entidad
guerrerense.
Con mochila en mano, decenas de mujeres jóvenes de Chihuahua, de entre
18 y 20 años de edad –misma edad de sus 43 compañeros desaparecidos por
policías municipales y el grupo criminal “Guerreros Unidos”, el pasado
26 de septiembre–, decidieron viajar en contingentes de 45 mujeres
desde octubre al municipio de Tixtla, en Guerrero, para apoyar la
exigencia de justicia.
En un viaje de 20 horas, las normalistas recorren en tráiler y
autobuses, de noche y de día, entidades del norte del país (como
Coahuila y Zacatecas) y la Ciudad de México, hasta llegar a Guerrero.
En el trayecto se organizan en grupos de cinco compañeras. Una de ellas
(la elegida en turno) viaja como copiloto con el conductor del tráiler
para vigilar que éste siga la ruta acordada.
Neidi Arely Reyes Holguín, estudiante de la Normal “Ricardo Flores
Magón”, de Saucillo, Chihuahua, dijo a Cimacnoticias que aunque traen
algunos ahorros en sus bolsillos, el gasto no es demasiado porque las
personas que las llevan (y a quienes explican el fin de su viaje) les
dan de comer y las alientan a seguir su camino.
“Tardamos como hora y media para abordar el primer transporte, pero una
vez arriba platicamos con los traileros sobre sus familias, nos compran
comida y dulces, les platicamos nuestro propósito y nos dicen que somos
muy valientes y que sigamos”, detalló.
El resto del grupo duerme en la cabina del tráiler y se prepara para el
encuentro con los normalistas, quienes se están uniendo con otras
normales rurales del país (cientos de jóvenes con madres y padres
campesinos y obreros), para sumar esfuerzos y protestar en contra del
gobierno del estado y el federal.
María Dolores, estudiante de 19 años también de la Normal “Ricardo
Flores Magón”, aseguró que vienen en apoyo a los compañeros no porque
las obliguen, sino porque “al estar en una Normal Rural todos somos
compañeros, te solidarizas, son las personas que están para apoyarte, y
cada vez que pasa algo ellos (los otros normalistas) están ahí”.
La normalista apuntó que una estudiante de una universidad de la ciudad
es muy diferente a la que va a una Normal Rural. “En la rural tu mente
se abre sobre muchas cosas que en tu vida te imaginaste saber. Antes de
entrar a esa escuela, yo no conocía muchas cosas, parecía que yo me
dejaba llevar por la moda, pero al momento de estar ahí valoras”,
resaltó.
María Dolores es de Durango, pero su escuela está Chihuahua, por lo que
hace un recorrido de 10 horas desde su casa hasta la Normal. “Cuando
entré ahí mi vida y mi forma de pensar cambiaron. Es difícil estar ahí
por la distancia con tu familia, ahí tú vives sola y ya eres
independiente desde los 18 años”.
La estudiante proviene de una familia de profesores, y siempre estuvo
convencida de su proyecto profesional. “Yo quise ser maestra porque
algo que siempre he sabido es que un maestro rural es mucho más que la
persona que se para al frente a dar clases; es ir a comunidades lejanas
donde no tienes agua, luz, ni recursos, y donde los niños a lo mejor no
hablan español. Más que un maestro tienes que ser un tutor, un
psicólogo o un médico”.
Las jóvenes tienen la labor de hacer promoción a las normales rurales
en otras localidades cercanas, motivar a niñas y adolescentes a que
continúen sus estudios y que sean maestras en comunidades rurales.
Para María Dolores, lo que hacen las y los normalistas día con día es
“luchar por algo que ya nos pertenece (el derecho a la educación), que
no deberíamos estar luchando porque ya es nuestro, pero que al día de
hoy no tenemos”.
Durante su estancia en la Normal “Raúl Isidro Burgos”, las normalistas
–quienes desean ser profesoras porque están convencidas de que es el
medio para que la población campesina tenga más oportunidades– hacen
guardias, registran a todas las personas que vistan la escuela,
realizan faenas de limpieza y participan en marchas en Guerrero y el DF.
Por seguridad, las normalistas no participan en la toma de casetas,
carreteras y camiones en Guerrero, pero están dispuestas a hacerlo
cuando sea necesario.
Son varios los contingentes que desde Chihuahua han llegado a la Normal
Rural de Ayotzinapa, tras la desaparición de los 43 jóvenes el pasado
26 de septiembre. Se relevan cada semana y están dispuestas a continuar
con esta misión hasta la aparición con vida de sus compañeros.
| CIMACFoto: César Martínez López, enviado
Por: Angélica Jocelyn Soto Espinosa, enviada
Cimacnoticias | Tixtla de Guerrero, Gro.-
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