Serpientes y Escaleras
La imagen de México en el mundo se ha visto seriamente afectada por el tema de los 43 normalistas de Ayotzinapa. La tardanza en la respuesta del gobierno para esclarecer su desaparición y la falta de pruebas concluyentes en sus investigaciones, convirtió la exigencia de justicia por este caso en un asunto global en el que el daño al país ha sido progresivo y va en aumento. De las protestas y manifestaciones en varias ciudades del planeta, a la duras críticas a la actuación de las autoridades en la prensa mundial, a los pronunciamientos oficiales de gobiernos extranjeros exigiendo justicia, hasta llegar a las críticas directas de mandatarios que ven en México “un Estado fallido”.
Los comentarios vertidos ayer en una entrevista por el presidente de Uruguay, José Mújica, evidencian el desgaste que ha tenido la imagen de México en el extranjero a raíz de este caso que le dio un vuelco de 360 grados a la proyección del país como una economía prometedora y con atractivas reformas para la inversión global, a la de una nación en donde la democracia, la vigencia del Estado de derecho y sobre todo el respeto a los derechos humanos han sido puestos en entredicho y proyectan la imagen de un país con serios problemas de legalidad, corrupción y debilidad institucional para proteger la seguridad de sus habitantes.
La reacción inmediata de la cancillería mexicana a las duras palabras del mandatario uruguayo a la revista Foreign Affairs Latinoamérica, donde dijo que “a la distancia México parece un Estado fallido” donde “la corrupción parece una práctica social tácita” y “los poderes públicos están perdidos totalmente, están carcomidos”, confirman, en los hechos, lo que el gobierno mexicano no ha querido reconocer públicamente: que el tema de Ayotzinapa dejó hace rato de ser un problema doméstico para convertirse en un tema internacional que amerita la operación diplomática urgente para atender el daño a la imagen externa del país.
Los duros comentarios de Mujica calaron fuerte no sólo por tratarse de un presidente a quien apenas en enero de este año el gobierno mexicano reconoció y distinguió con la Orden del Águila Azteca y el presidente Enrique Peña Nieto elogió entonces como “un gran estadista, un hombre de nuestro siglo” y lo puso como “ejemplo para los latinoamericanos”, sino también porque, con su pasado de luchador social y guerrillero contra la dictadura militar uruguaya, y su sencillez y congruencia como mandatario, Mujica se ha ganado el respeto y se ha investido de una autoridad moral que no poseen muchos presidentes latinoamericanos.
La posición de la Secretaría de Relaciones Exteriores, que rechazó la existencia de un “Estado fallido” y anunció que llamará “a cuentas” al embajador de Uruguay en México para que explique las declaraciones de su presidente, habla ya de una estrategia diplomática para enfrentar las presiones internacionales que no comenzaron con las declaraciones de Mujica, pero que sí representan hasta ahora el señalamiento más crítico y, por mucho, el más directo desde el extranjero que haya ameritado la actual crisis por el tema de Ayotzinapa.
Si ya internamente había reclamos, cuestionamientos y dudas a la capacidad del gobierno para responder a la creciente presión social y a las muestras de inconformidad y de protesta que ha desatado este caso, el endurecimiento de las críticas desde el exterior y el hecho de que se ponga en duda la eficacia del Estado mexicano, son la prueba más fehaciente de que Ayotzinapa ha golpeado seriamente no sólo la imagen del país, sino también la credibilidad de su gobierno ¿Cómo se va a revertir ese daño?
NOTAS INDISCRETAS… Las expresiones de respaldo a la figura presidencial por parte del PRI tardaron en llegar y fueron tan tímidas en un principio, que por momentos se generó la percepción de que el presidente Peña Nieto no estaba teniendo todo el respaldo de su partido o que, desde dentro del PRI, había sectores que alentaban o por lo menos toleraban los ataques al Presidente. Apenas a mediados de la semana pasada se escuchó al dirigente nacional del PRI pronunciarse a favor del Presidente y de su proyecto de Nación, luego de que el propio mandatario saliera a denunciar intentos de desestabilizar a su gobierno. El cierre tardío de filas en torno al Presidente, por parte de la estructura priísta, hace que se despierten suspicacias y que algunos se pregunten si la fractura que ha expuesto de esa manera a Peña Nieto no vendrá también desde dentro de las entrañas del sistema… Gracias a todos los amable lectores por su precisión. El ex procurador de la República al que nos referimos el sábado, con su anecdótica declaración sobre los desaparecidos en los años 70, fue Óscar Flores Sánchez, y no Óscar Flores Tapia, que fue en realidad gobernador de Coahuila. Los dados mandan Escalera. Bien inicia la semana.
sgarciasoto@hotmail.com
No hay comentarios.:
Publicar un comentario