10/27/2015

Los periodistas pal café. . .



Y así fue como las tribus políticamente errantes y divididas encontraron de pronto la señal que les dio unidad y les permitió prepararse para enfrentar los difíciles tiempos por venir: un nopal sobre un huracán devorando un país, o un discurso serpenteante sobre un fenómeno meteorológico que pasó como águila, o las mil variantes de interpretación y postulación que sólo puede permitir y proporcionar una de las virtudes teologales, la de la fe, enarbolada ayer con misticismo en busca de horario triple A por el pío varón de la protección civil excelsa y los compartidos milagros reconstructores que habrán de llegar, el Señor de Los Pinos, elevado por sí mismo a alturas proféticas luego de los prodigios un tanto o un mucho atribuibles al orador que emocionado hablaba ayer ante apóstoles empresariales en Guadalajara (la atribución de esos prodigios dependerá de la posición del analista en la nómina gubernamental o en los negocios porcentuales).
Deténgase el viajero ante una de las siete maravillas del sexenio en curso (las otras seis están programadas para entrega en fecha aún por definir): la fe mueve huracanes o, mejor dicho, los desvía. Organizados por el supremo pastor mexiquense y con una disciplina digna de amplio reconocimiento, los mexicanos demostraron en las maniobras de prevención del arribo de la esquiva Patricia que obedientes se ven más bonitos: así es como se logran las grandes cosas en la vida y así es como se puede transformar el mundo, ha de suponerse que es la moraleja desprendible de las fábulas gubernamentales.
Todo pintaba para tragedia, para el apocalipsis, y nada pasó. ¿Por qué? Pues, en verdad en verdad nos lo dice el hermano Enrique: de lo que yo estoy cierto es que ante el embate de este huracán, convocó a la unidad de todos los mexicanos. Cerramos filas, generando una gran energía positiva. Hubo, para quienes son creyentes, cadena de oración, rezos, llamados. El papa Francisco podrá pasar casi por un descreído en su próximo asomo a México, ante la desbordada vocación religiosa en público de los principales políticos locales: uno, tabasqueño, yendo a oportuna audiencia pública a regalar una medallita al pontífice y a tomarse fotos de precampaña a todo vapor; otro, mexiquense, en arrebatos propagandísticos que le hacen suponer que al fin es el Elegido, con un huracán terminado en depresión como designio.
El Sermón de la Montaña (empresarial) también incluyó este pasaje emocionante: “Yo creo –dijo la fe que mueve Peñas– que en buena medida el tener un saldo blanco ante el impacto de este huracán se debe, en mucho, a la fe del pueblo de México, a tener fe en sí mismo y haberse unido todos para convocar a esta fuerza que en mucho evitó este desastre” (¡Sopas! Que dice el exégeta Enrique que la fuerza convocada por los mexicanos unidos y con fe en sí menor o en fa mayor, en mucho evitó el desastre tan anunciado por especialistas hoy estupefactos, así que ¡meteorólogos de todo el mundo, hundíos ante el poder de la fe! y, en consecuencia, ¡secretario de gobernación Oh, Sorio, renombre a las áreas de protección civil como sacristías siempre listas para cadenas de rezos: Amén efectivo y sí oración).
Luego, unas líneas que al proferirse en primera persona revelan la adjudicación enriquista del milagro como propio, pues así gracias dio: Mi gratitud, mi reconocimiento más sentido a todo el pueblo de México, por haber logrado tal efecto sobrenatural que a tantos tiene buscando las razones: Si la orografía, si la velocidad, si la altura, corresponderá a los expertos y a los científicos determinar qué fue lo que afortunadamente evitó que tuviera este efecto devastador. Pero, para él, lo cierto es lo arriba apuntado, en un elogio de la fe colectiva que pretende convertir en prueba de fe en sus políticas, sus reformas, su capacidad como conductor de masas en peligro: Yo mi de mí, en variantes que a fin desembocan en la pretensión desesperada de convertir en épico el episodio de Patricia, en una presunta refundación nacional, los caminantes que parecían sin esperanza (ni fe ni caridad) y de pronto se topan con la escena prometida, con la imagen fundacional: un nopal trepado en un huracán devorando un país.
Así hablaba Peña Nieto en la capital tapatía, reunido con hombres de negocios a los que su convocante, Miguel Alemán Velasco, mencionaba que un problema de México es que se ha perdido mucho tiempo buscando culpables, cuando lo que resuelve problemas es que todos se hagan responsables de enfrentarlos (nota de Roberto González Amador en La Jornada del lunes). Tal vez sería mejor que todos se hicieran partícipes (de ser posible, en términos accionarios, con distribución de utilidades) de los negocios realizados por tantos políticos metidos a empresarios (sobre todo, presidentes de la República y gobernadores), cuyas ganancias estratosféricas mantienen a México en tantos problemas sin resolver de los cuales sí hace falta señalar responsables y no sólo promover una cómoda desmemoria.
Otro declarante estrella fue el secretario de gobernación tunelera, Miguel Ángel Osorio Chong, quien lanzó un ¡ya basta! a los señalamientos de que la administración peñista tiene corresponsabilidad en los sucesos de Iguala. Engallado, el hidalguense que despacha en Bucareli emplazó al Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes a decir dónde están los 43 normalistas desaparecidos: lo que queremos es que también entonces si ellos dicen que no sucedió ahí (en el basurero de Cocula), que nos digan dónde y cómo; en eso consta su ayuda, su apoyo y su respaldo. No nada más en señalar que existió o no, sino también hacia dónde deben dirigirse las investigaciones. En esa entrevista radiofónica con Ciro Gómez Leyva, Osorio no anunció que renunciaría a su puesto para entregarlo a alguno de los expertos independientes (lo cual habría sido congruente con el encargo de indagaciones a fondo que les estaba haciendo), sino incluso les fijó como límite seis meses de prórroga para que demuestren sus teorías e hipótesis. ¡Hasta mañana!
Twitter: @julioastillero, Facebook: Julio Astillero, Fax: 5605-2099 • juliohdz@jornada.com.mx



Ochoa
Foto
Estoy por unos días en Ámsterdam, la ciudad más importante del reino de Holanda, donde la gente puede consumir mariguana y hachís en los coffee shops, en cantidades que van de uno a cinco gramos. Con frecuencia es citado este lugar por los promotores de un cambio de las leyes de México para que se permita el consumo de mariguana con fines de diversión. Para un buen reventón. Hay muchos mitos sobre Ámsterdam. Contrariamente a lo que se dice, el uso de la mariguana es ilegal, como sigue siendo ilícito el tráfico y consumo de drogas duras, como la cocaína. Sin embargo, las autoridades son tolerantes exclusivamente con las drogas blandas, como la mariguana. Distinto a lo que se supone también, Holanda no depende del ingreso de las drogas. Es el segundo exportador mundial de productos agrícolas, posee una industria muy sofisticada y también servicios financieros de escala internacional. Sus habitantes gozan de un alto nivel de vida –el salario básico es de 9.97 dólares por hora (alrededor de 165 pesos). Y el índice de criminalidad es de los más bajos de Europa. En 1997 había 350 coffee shops; hoy sólo operan 226, y las autoridades estiman que su número disminuirá en 34 por ciento en tres o seis años más. Estos negocios pagan impuestos, mas no así los capos de las drogas. Su cierre será un golpe para los 45 millones de dólares anuales que obtiene de ganancias el crimen organizado. Lo que hay que copiar, reproducir o importar de la ciudad de Ámsterdam y de Holanda como país, es que su sociedad y gobierno no son corruptos. Ocupa el número ocho del top ten de la clasificación de Transparencia Internacional, así cómo el número cuatro en el Indice de Progreso Social. El proyecto del ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Arturo Zaldívar, en dirección a descriminalizar el uso de la mariguana con fines de entretenimiento, en caso de ser aprobado por los demás ministros, podría tener el efecto de favorecer las finanzas de los capos de la droga.
Manchón
No será por su discreta y comedida intervención en el caso de los mexicanos asesinados en Egipto por lo que se recordará a la canciller Claudia Ruiz Massieu Salinas de Gortari, sino por el manchón que representa para la diplomacia mexicana la designación de Fidel Herrera como cónsul en Barcelona. Podrá argumentar la señora Ruiz Salinas (versión corta del pedigree) que ella es una secretaria que recibe órdenes del presidente de la República. Así es, ese es el papel que asigna la Constitución a los miembros del gabinete, simples secretarios, ni siquiera ministros, como en los regímenes parlamentarios. Sin embargo, no existe mandato constitucional que ordene no tener dignidad o que prohíba renunciar al cargo. La designación de Fidel Herrera, por lo demás, tuvo que hacerse a través de una rendija de la ley, para evitar que pasara por la aprobación del Senado. No es que hubiera sido rechazado, están los votos del PRI y sus satélites para sacar adelante cualquier cosa que les pongan enfrente. Pero trataron de evitar el escándalo. Inútilmente, las redes sociales reflejan el estupor de la ciudadanía… y la burla de los memes.
@Vox Populi


Foro en el que se presentan, foro en el que los funcionarios gubernamentales cacarean que México es el país que más reformas ha impulsado a lo largo de las últimas tres décadas, pero siempre olvidan mencionar que también es el que menos resultados positivos ha obtenido como producto de tales cambios. De hecho, a cada sexenio reformador ha correspondido menor crecimiento económico y mayor deterioro social.
Los propios números oficiales dan cuenta de ello: Miguel de la Madrid llevó a cabo la obra negra de la transformación mexicana; destruir para construir, decía, e inició el drástico giro en política económica, y le fue como en feria: una tasa anual promedio de 0.34 por ciento de crecimiento. Llegó el arquitecto Salinas y dio rienda suelta a los acabados de la moderna obra: 3.9 por ciento de tasa anual.
Siguieron Zedillo (3.5 de tasa anual promedio), Fox (2.3), Calderón (1.8) y Peña Nieto (1.8 por ciento, si bien va, en su primera mitad). Todo cambiaron, todo reformaron, todo modernizaron… y los resultados son cada vez peores. Antes de esos próceres de la modernidad la economía nacional crecía 6 por ciento cada año; ahora lo hace, en el mejor de los casos, 2 por ciento, con ganas de empeorar.
Esos son los resultados concretos, pero no falta el entusiasta que salga con mágicos pronósticos. Ayer, en la Cumbre de Negocios que se lleva cabo en Guadalajara (con el eslogan favor de no perder el tiempo buscando culpables), la jefa de la Misión México del Fondo Monetario Internacional (FMI), Dora Iakova, aseguró que la economía mexicana “tiene un panorama positivo a futuro y se perfila como el país con la mejor tasa de crecimiento en América Latina… Aun con los constantes cambios en la expectativa de crecimiento, este país ha tenido un buen desempeño durante 2015 y si se compara con el resto de América Latina, puede ser que tenga el mejor crecimiento de la región”.
Dicho pronunciamiento se ha repetido hasta el agotamiento por todos los representantes del FMI en México (y los del Banco Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), la OCDE y todos los demás), con resultados proporcionalmente inversos a sus respectivos entusiasmos declarativos. Desde el inicio de la década de los 80, México ha sido uno de los laboratorios experimentales preferidos por dichos organismos supuestamente multilaterales, y de todas las han perdido todas. Cada ajuste estructural, reforma o modernización por ellos emprendidos ha terminado en sonado fracaso para el país y, obviamente, sus habitantes (conejillos de Indias por cortesía de seis tristes gobiernos neoliberales), aunque no, desde luego, para los usufructuarios del poder.
En la última década, para no ir más lejos, la economía mexicana registró una tasa anual promedio de crecimiento de 2.3 por ciento, muy cerca de la reportada por Haití (2 por ciento). Sin tanta alharaca reformadora, a otras naciones latinoamericanas les ha ido un poco mejor (Panamá, 8 por ciento; Perú, 6; República Dominicana, 5.5; Bolivia, 5; Argentina y Cuba, 4; Chile y Guatemala, 3.7; incluso Brasil, que anda de capa caída, 2.8; los números son de la Cepal). Entonces, el más reciente comentario del FMI lo pueden meter en el mismo sitio que todos los anteriores.
Han transcurrido, prácticamente, tres años y las reformas peñanietistas han sido tan efectivas y contundentes que a estas alturas el inquilino de Los Pinos sólo puede presumir (y lo repite un día sí y el siguiente también) que las tarifas telefónicas y las eléctricas se han reducido (con sus asegunes estas últimas). El paraíso prometido, como sucedió en los cinco sexenios previos, se mantiene en lista de espera.
Tres décadas y pico reformando al país y, como advierte el premio Nobel Paul Krugman, para que México avance no bastan las reformas, y tal vez el mejor ejemplo de ello, que sintetiza los resultados de esos 30 y tantos años, es lo que el propio Nobel de Economía dijo en la cumbre de negocios de Guadalajara: “a mediados de los años 80 del siglo pasado (cuando la reformitis caminaba a paso veloz), el PIB por habitante en México era equivalente a 38 por ciento del de Estados Unidos, y ahora, después de tres décadas, es de 32 por ciento… todavía no se ha visto una aceleración en el crecimiento mexicano ni en los estándares de desarrollo”.


Con una iniciativa de ley del gobierno del estado, se solicitaron 533 millones de pesos para la rehabilitación de inmuebles escolares y para crear el Instituto de Infraestructura Física Educativa del Estado, que homologará la normativa local para administrar y modernizar instalaciones con lo dispuesto en la Ley General de Infraestructura Física Educativa, además de supervisar, coordinar y verificar que se cumplan los proyectos de mantenimiento de las escuelas públicas participantes.
El gobierno estatal recibirá anticipadamente el dinero destinado a entregarse durante los tres ejercicios fiscales siguientes: en 2016 recibirá 186 millones de pesos y el resto del Fondo de Aportaciones Múltiples suma 247.9 millones, para un total de 433.9 millones de pesos, hasta 2018.
Hay quienes consideran este adelanto del bono educativo un préstamo, deuda pública que gravaría los recursos federales hasta en 16 por ciento para 2021; otros encuentran en este dinero una oportunidad única para rehabilitar los planteles de la entidad.


Jerez es una pintoresca ciudad zacatecana de clima templado, calles bien trazadas, jardín con un agradable kiosco y edificios coloniales; se anima cuando suena la música de la tambora. Es famoso por quesos como el de adobera. La gente de Jerez ama a su tierra aunque muchos de sus habitantes hayan tenido que irse a trabajar al otro lado, o quizá por eso. El libro Cocina tradicional jerezana (Conaculta 2014), muestra el arraigo al terruño.
Más que un recetario, los autores dan vida a diversos personajes que han dejado huella en el tiempo y que los jerezanos asocian con antojos y recuerdos. Eugenia Vargas Hernández y Luis Miguel Berumen Vargas no sólo rescatan parte de los apuntes de Carlos del Hoyo Cabrera, como testimonio de las comidas y golosinas que se hacían en la cercana hacienda El Cacalote: condoches, tacachotas, pinole, tamales, esquites, diversas gorditas y atoles que evidencian la importante presencia del maíz, sino que entrevistaron a quienes guardan en la memoria personajes ya idos, así como las recetas tradicionales.

En el encuentro denominado México, Cumbre de Negocios, inaugurado ayer en la capital de Jalisco, dirigentes empresariales como Miguel Alemán Velasco –organizador de la reunión– e ideólogos del sector privado reclamaron a la actual administración un compromiso real en el combate a la corrupción y en la obtención de mejoras salariales. Por su parte, la jefa de la misión del Fondo Monetario Internacional (FMI) en México, Dora Iakova, pidió una auténtica reforma educativa a fin de impulsar el desarrollo del país, así como políticas de inclusión de las mujeres en el mercado laboral en general y en los puestos de dirección en particular.

Piden votar por apicultores y en contra de Monsanto
Ministros Margarita Luna Ramos, Fernando Franco Salas, Alberto Pérez Dayán, Juan Silva Meza y Eduardo Medina Mora, integrantes de la segunda sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación:

Siglos hubo, tan alejados del presente, en que la incertidumbre no existía, porque el mundo (occidental) se repetía igual a sí mismo siglo tras siglo, muchas veces tan distantes geográficamente entre sí que para la percepción humanana no eran visibles. La incertidumbre aparece cuando existe una expectativa y un deseo respecto al futuro, acompañados de la inseguridad respecto de la probabilidad de ser satisfechos. Se trata de expectativas o deseos de cambio social y aparecieron y crecieron conforme nos aproximamos a la edad moderna (1453 con la caída del Impero Romano de Oriente, para algunos, o 1492 con el descubrimiento de América para otros).

Ataviado con una impecable guayabera blan­ca, el pasado 7 octubre Aurelio Nuño bajó del helicóptero que lo trasladó hasta el municipio de Pluma Hidalgo, Oaxaca, protegido por un enorme operativo policiaco. En lugar de ser recibido por los pobladores y maestros de la región, le dieron la bienvenida centenares de uniformados fuertemente armados, una decena de policías municipales, el alcalde y todo su cabildo.

En estos días se efectuará un acto muy especial convocado por la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla y muchas instituciones. Se trata del primer Congreso Internacional sobre la Comunalidad, un tema que de entrada pone a temblar al sistema, y que es ante todo un merecido homenaje a ese conjunto de intelectuales indígenas oaxaqueños, que durante las décadas recientes han disertado y reflexionado sobre ese legado de sus culturas originarias. Se trata de una corriente del pensamiento mesoamericano que tras cinco siglos de marginación no sólo continúa vigente, sino que se volverá decisivo ante la crisis de la civilización moderna o industrial. Se trata de las reflexiones filosóficas, éticas y políticas de notables pensadores indígenas, como Floriberto Díaz, Benjamín Maldonado, Adelfo Regino, Mario Enrique Fuente y sobre todo Jaime Martínez-Luna, quien ha logrado desarrollar con detalle ese concepto en su libro Eso que llaman comunalidad (2009). El congreso reúne a unos 500 participantes de una docena de países que atenderán 315 ponencias en 60 mesas de trabajo y que en conjunto proyectarán la idea de comunalidad a los contextos actuales, a las resistencias ciudadanas, y a la construcción de alternativas societarias y civilizatorias de un país y un mundo en crisis. No es exagerado afirmar que el concepto de comunalidad es en cierta forma la contraparte mesoamericana (y complemento perfecto) a la idea del buen vivir andino. Por ello el futuro de América Latina se ilumina doblemente porque confirma que la salida a la crisis provocada por el neocolonialismo y el neoliberalismo es factible y debe construirse llevando como fundamentos los valores de las culturas originarias o tradicionales. Como se veía, las soluciones no vendrán del norte industrial y desarrollado, sino del sur profundo, tropical, comunitario y ecológico, pues no hay solución europea a la crisis de la modernidad (O. Fals-Borda; B. De Sousa-Santos). Una tesis sostenida y demostrada en mi reciente libro Ecocidio en México, la batalla final es por la vida.

Durante los oscuros años de las dictaduras militares en América Latina, altos mandos de las fuerzas armadas vetaron la palabra revolución. Sobre ella recayeron males y pesares. Los revolucionarios fueron torturados, asesinados y se consideraron una excrecencia de la sociedad bien ordenada. En la afiebrada mente de tiranos y asesores, se procedió a erradicar el concepto por decreto. Las anécdotas tragicómicas en un contexto de horror y violación de los derechos humanos han recorrido el mundo. Las bibliotecas públicas fueron objeto de asalto y mutilación. La quema de libros se extendió a cualquier texto cuya portada llevase impresa la palabra revolución. Títulos alusivos a la revolución industrial, científico-técnica, neolítica o copernicana fueron retirados de los anaqueles bajo el asombro de los bibliotecarios.

Pasa rápido el tiempo. Aquella novedosa y sorprendente transformación continental que tenía como emblema la constelación de los rostros sonrientes de Lula, Chávez y Kirchner –a la que se unieron los de Evo y Correa, y en la que aparecieron después los relevos Cristina y Dilma– ha llegado a un punto crítico. El kirchnerismo recibió en las elecciones del pasado domingo un golpe demoledor y ahora lo que está en cuestión es si será conducido a un viraje hacia el centro por el oficialista Scioli o enterrado por el neoliberal Macri. El gobierno del PT en Brasil está a la defensiva, acosado por conjuras políticas y por condiciones económicas adversas, pero también por descontentos sociales inocultables y por la descomposición institucional. En Venezuela el gobierno chavista enfrenta el escenario electoral más peligroso de su historia el próximo 6 de diciembre, como lo ha reconocido el propio Nicolás Maduro, cuyo respaldo social se erosiona por el desabasto y la inflación y por los impactos en la economía de la caída de los precios petroleros. Evo Morales y Rafael Correa se mueven en panoramas nacionales más holgados, pero no exentos de amenazas.

Esta semana ingresamos a una etapa de completa oscuridad en el proceso para elegir al rector o rectora de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), a menos que la Junta de Gobierno de esa institución introduzca alguna modificación de último momento en sus procedimientos en favor de una mayor transparencia… Hasta ahora no hay indicios de que algo así vaya a ocurrir.

El 39 simposio internacional de Historia del arte recién verificado en el auditorio del Muac llevó por título Historia del arte y estética: nudos y tramas.

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