“Superviviente de violencia sexual”, como ella misma se define, ha transformado su dura experiencia a través de un activismo feminista para intentar abolir la prostitución que, según ella, es un pilar del sistema capitalista
Gloria López
Madrid, 26 octubre. 15, AmecoPress. Para
Sonia Sánchez, la prostitución es otra forma de explotación dentro del
sistema capitalista. Es violencia sexual hacia las mujeres. Escritora y
activista feminista argentina, coautora de la novela “Ninguna mujer nace
para puta”, un poderoso relato autobiográfico de dos mujeres que fueron
explotadas sexualmente en Argentina y en Bolivia, ha hecho de su dura
experiencia un activismo comprometido para intentar abolir la
prostitución. Vino a España a participar en las Jornadas Internacionales
sobre Prostitución y Trata de Mujeres que organizó recientemente la
Comisión para la Investigación de Malos Tratos a Mujeres, en Madrid. En
una entrevista con AmecoPress, Sonia se define como “superviviente” de
violencia sexual e insiste en llamar a las cosas por su nombre.
¿Para qué decidiste contar tu historia en un libro?
Primero,
porque debía sacar toda la violencia, dolor y humillación que
introdujeron en mí todos los varones prostituyentes, todos los que
fueron de putas. Porque necesitaba además explicar y enseñar a la
sociedad qué es una puta. Ser puta no es una decisión autónoma y libre,
como nos quieren hacer creer.
¿Por qué ninguna mujer nace para puta y por qué la prostitución no es un trabajo?
La
prostitución no es un trabajo porque es la violación de los derechos
económicos, sociales y culturales. El primero en violar estos derechos
es el propio Estado, a través de la pobreza, a través de la falta de
oportunidades y de la falta de políticas públicas que incluyan en
especial a las mujeres empobrecidas, porque en su mayoría, las mujeres
traficadas son mujeres empobrecidas.
Ninguna
mujer nace para puta es algo que sostengo no solo con mis palabras, sino
también con mi cuerpo. Nos construyen putas, nos hacen putas. Yo soy la
cuarta de siete hermanos y mi madre cuando me parió no dijo “Sonia va a
ser puta”. Al menos en Argentina, las mujeres que caemos en las redes
de trata con fines de explotación sexual lo hacemos buscando sobrevivir.
Nos hacen putas porque a través de nuestras vaginas muchos gobiernos,
muchas redes, muchos chulos como dicen acá, se enriquecen.
¿El sistema capitalista lleva intrínseca la trata y la prostitución?
El sistema
capitalista se sostiene de la prostitución, y la masificación de la
prostitución llevó a la trata. Quiero dejar algo claro: sin prostitución
no hay trata con fines de explotación sexual. La trata existe porque
existe la prostitución y existe el proxenetismo. El capitalismo quiere
hacernos creer que la prostitución es libre y eso es mentira.
La trata con fines de explotación sexual es un negocio muy lucrativo. ¿Quiénes son los que se benefician? ¿Por qué no se emplean más recursos y fuerzas para acabar con él?
Se benefician
los gobiernos que dicen luchar contra la trata y hacen leyes contra
ella, pero luego actúan de otro modo. Con las redes de trata se
sostienen muchos gobiernos, muchos proxenetas, muchos pequeños
negocios…donde está esa puta parada, ese quiosco, también vive de la
explotación de esa mujer. Y la que muere pobre y puta es la mujer que ha
sido prostituida.
La pobreza es una de las grandes fábricas de putas que hay en el mundo
En tu
libro y en tus intervenciones insistes en la responsabilidad que
tenemos todos y todas. ¿Es necesario cambiar la imagen que tenemos de
las putas y de la prostitución?
Por acción u
omisión todas y todos somos responsables de que haya una persona
prostituida. Los traficantes vienen a por nuestras hijas. Esa
indiferencia que tenemos la sociedad con lo que está pasando con esas
mujeres, hace que la crueldad sea cada vez mayor. Yo invito siempre a
borrar esa frontera entre buenas y malas mujeres e invito a ser todas
malas (ja, ja) ¿Qué estás haciendo vos como no puta, para que esa mujer
sea la puta de todas y de todos? Los varones que van de putas y
violentan a esas mujeres empobrecidas son nuestros maridos, nuestros
hermanos, nuestros políticos, nuestros jueces, nuestros curas….hay que
ponerles cara y saber que son cómplices de los traficantes de personas.
Porque sin varones que vayan de putas, sin demandantes de prostitución,
no va a haber trata. Y esos varones viven en nuestras casas. Cuando yo
hablo de esa complicidad hablo de eso, de mirar para otro lado. Y en
este tema siempre le ponemos rostro a la puta, la puta tiene rostro,
nombre y apellidos, los varones que van de putas, no, están muy bien
cuidados.
Estás
en Madrid para participar en unas jornadas en las que se vincula trata y
prostitución con un claro enfoque abolicionista. Sin embargo, incluso
dentro del feminismo existen otras posturas. ¿Cómo convives con ellas?
¿Crees que es posible el diálogo, el debate? ¿Qué dirías a quienes
sostienen que hay que regularizar la prostitución?
Yo rebato esa
postura que también existe en mi país de reglamentar la prostitución
como un trabajo. Pero voy más allá, rebato más profundamente, porque si
te quedas políticamente con las personas que dicen que esto también es
un trabajo, encierras la discusión. Yo trabajo y lucho, mi militancia es
desde la prevención y prevenir significa educar, desde las mismas
escuelas. Me gusta discutir políticamente con nuestros políticos que
fueron elegidos por el pueblo para legislar derechos y no legislar
violencia hacia las mujeres.
¿Quiénes se
benefician del alquiler de cuerpos y la venta de vidas de mujeres
empobrecidas? Si miramos eso, la discusión no es si legalizar o no, es
otra. Si la prostitución es trabajo, hablamos de bocas, vaginas y anos, a
eso nos reducen las personas y este sistema capitalista que sostiene
que ser puta es un trabajo como otro. Hablemos de derechos como
trabajadora sexual….derecho a jubilación, ¿quién se quiere jubilar como
puta? ¿cuántos años tienes que trabajar como puta para jubilarte, será
por años, será por la cantidad de penetraciones anales o vaginales?
¿cuánto costará la seguridad social de una puta?
Es la
educación y la erradicación de la pobreza lo que puede acabar con la
prostitución. La pobreza es una de las grandes fábricas de putas que hay
en el mundo.
Foto: AmecoPress.
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